tag:blogger.com,1999:blog-19088056889109706872024-03-24T08:10:58.905+01:00Medicina y VidasEste blog, del Grupo de Ética Médica (GEM), persigue favorecer la Formación Continuada en Medicina. Su contenido fundamental es la Ética Médica siguiendo el magisterio del Prof. Gonzalo Herranz.Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.comBlogger226125tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-79720268198031108002024-03-22T18:50:00.002+01:002024-03-22T18:54:32.497+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (IX)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk3MHUuX4FdHGWVhK0x3Mcv0BkLSOQoRTKmzMzbuoMY979surLJ77kMMK6aqu661x61-y9HsEUGiZmTidoQwhx87gQdm9PV4VAZ2ceX3jdscGH5d_5SiVxgH_cbSSQYFuUnJtSRprfoPzUlW7BS-NjDcrdn3JIiuWCSSEE3OldrHBzeZvNf6pRp9bJwFI/s590/GH%20conferencia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="394" data-original-width="590" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk3MHUuX4FdHGWVhK0x3Mcv0BkLSOQoRTKmzMzbuoMY979surLJ77kMMK6aqu661x61-y9HsEUGiZmTidoQwhx87gQdm9PV4VAZ2ceX3jdscGH5d_5SiVxgH_cbSSQYFuUnJtSRprfoPzUlW7BS-NjDcrdn3JIiuWCSSEE3OldrHBzeZvNf6pRp9bJwFI/s320/GH%20conferencia.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">El acostumbramiento social en asumir como normal la fecundación in vitro no disminuye sus graves e innegables consecuencias a nivel individual y familiar.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“A continuación, quiero aducir datos y argumentos para demostrar que la producción artificial de niños no es la solución para los problemas de la familia.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Como hemos visto, hay en el mundo mucha gente que, pudiendo tener hijos, no los quiere: los evita o los destruye. Y, paradójicamente, hay a su lado muchos otros que quieren tenerlos, y no pueden. Y si los primeros confían en la eficacia de los medicamentos y artilugios mecánicos de la contracepción y en la catástrofe humana del aborto, los últimos ponen sus esperanzas en las técnicas de la reproducción asistida para recibir de ellas el alivio de su esterilidad. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Las técnicas de reproducción asistida están haciendo mucho por artificializar la familia, y lo están haciendo de modo sutil pero eficiente.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La reproducción asistida, en particular la fecundación in vitro, conmovió, hace unos años, a la opinión pública mundial. Hoy se habla menos de ella. Pero, todos lo recordamos, podrán contarse con los dedos de una mano los logros de la Medicina que hayan tenido tanta y tan buena prensa. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La embriagante mezcla de triunfo científico y de felicidad familiar con que los periodistas presentaron en sociedad a los niños probeta ha dejado una huella muy profunda. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Cuando se publicó la Instrucción vaticana Donum vitae estalló un clamor de protesta contra lo que se consideró un documento rígido de mente moralista e insensible a uno de los más profundos problemas humanos como es la esterilidad matrimonial. Hoy las cosas se han serenado: el anunciado triunfo de la reproducción asistida sobre la esterilidad humana no se ha producido. Pero son pocas las voces que se levantan para evaluar el procedimiento en sí y los efectos que de modo insidioso está creando como impulsora de la familia artificial.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Eso es posible porque <b>hay una especie de pacto de silencio en torno a ciertos aspectos de la reproducción asistida, un pacto de no dañar el prestigio social de esa tecnología</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Se filtran las noticias (la mujer menopáusica convertida por la ciencia en una feliz madre de 50 años, la dura represión contra el Dr. Jacobson por haber inseminado con su propio semen a 75 mujeres, etc.) para rendir tributo a los inagotables recursos de la tecnología reproductiva o manifestar que los compromisos éticos de la especialidad son tomados en serio. Apenas se habla ya de niños artificiales. Sólo unos pocos, entre moralistas, psiquiatras y grupos feministas, sigue prestando atención a los problemas éticos, jurídicos y psicológicos de la reproducción asistida. La sociedad en general parece haber digerido el problema.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-84337467271755245432024-03-15T17:33:00.005+01:002024-03-15T18:03:56.897+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (VIII)<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="color: #0b5394;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPqXcT2Ak1v5Hx4zXE0UnW6MjP7S-ShPqyVTA-TnID9A4KrkxT9FH3VcqEd7vJOuCTxd8PBN_cXAvbSdsyQuA6JZTVpVmsacd5w23sei31lfdjufow68v17CWIaTDndhnlZRM2c2rwi8fu6daFM6wu6SNu90TGgnkzWixAZTvOH_ZHVIUtbAWFJIoeatI/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPqXcT2Ak1v5Hx4zXE0UnW6MjP7S-ShPqyVTA-TnID9A4KrkxT9FH3VcqEd7vJOuCTxd8PBN_cXAvbSdsyQuA6JZTVpVmsacd5w23sei31lfdjufow68v17CWIaTDndhnlZRM2c2rwi8fu6daFM6wu6SNu90TGgnkzWixAZTvOH_ZHVIUtbAWFJIoeatI/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Está fuera de toda ética médica el plegarse a intereses particulares utilitaristas. Cuando se cede al utilitarismo el aborto lleva a la eutanasia, y viceversa.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El Prof <b>Gonzalo Herranz</b>: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Y como la familia es de una pieza, hay también una inevitable conexión entre la mentalidad anticonceptiva-abortista y la eutanasia. Cuando en una sociedad son muchos los que creen que tener hijos es un error ingenuo, las consecuencias socioeconómicas tardan unos años en llegar, pero llegan inexorablemente, al seno de las familias y a todo el tejido social. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Algunos economistas y expertos en sociología de la familia se han puesto a pensar en lo que ocurrirá si no cambian a tiempo las tendencias demográficas actuales. La carestía de nacimientos -nos dicen- causará graves perturbaciones a todos los niveles de nuestra economía. Las primeras víctimas serán los padres de ninguno o de muy pocos hijos. Serán decenas de millones los adultos con la desgracia de terminar sus días sin tener a su lado nadie que les quiera de verdad, sin hijos ni nietos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hay quien ha sugerido que, ante la falta de apoyo familiar para una fracción tan grande de la sociedad, debe instituirse una solución eficaz, del tipo de la eutanasia, que podría aplicarse voluntariamente a quienes la solicitaran o, incluso, involuntariamente al cumplir determinada edad. Y eso no por la simple razón económica de que la población activa, poco numerosa entonces, se resistirá a sacrificarse y prescindir de sus gastos de diversión y bienestar para subvenir a las necesidades de los ancianos y de los improductivos. Es que, en una sociedad egoísta, el anciano enfermo crónico, que vive solo, que no tiene familiares próximos que cuiden de él, es, como demuestra la experiencia holandesa, uno de los candidatos naturales para la muerte por compasión.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>La falta de aprecio por la vida humana de los parientes viejos es la simple extensión y consecuencia de la falta de aprecio por la vida humana naciente que es el aborto.</b> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Se han cumplido ya en algunos países europeos bastantes años de la promulgación de las leyes despenalizadoras del aborto. Los efectos de esos años de desprecio legal de la vida son ya muy marcados en la sociedad y en la familia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Al aceptar mucha gente -los partidos políticos, los creadores de la opinión pública, algunos pensadores muy influyentes- con toda frialdad que el aborto es algo moralmente irrelevante, algo habitual que ha entrado en las costumbres admitidas, la sociedad se ha hecho 'oficialmente' indiferente o agnóstica ante el valor sagrado de la vida humana, de cualquier vida humana. La sociedad está preparada para que le digan que hay una cosa que queda por hacer: determinar cuáles son las vidas humanas que valen poco o que valen mucho menos de lo que cuestan, a fin de que se autorice legalmente su eliminación. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Entran entonces en el mismo saco de vidas para desechar las que se calculan como molestas, costosas o simplemente indeseadas. Un amigo mío inglés, excelente filósofo, me decía que el aborto y la eutanasia han unificado su grito de guerra: al ya clásico `Todo niño, un niño deseado´ se ha añadido ahora `Todo anciano, un anciano deseado´.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-25434983936772947392024-03-06T19:33:00.006+01:002024-03-08T23:00:06.874+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (VII)<p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUh9xflXpyxOXpY1MAeBJmKfScTmriNcqcAgOmad0oZKQFppp0Xmia3C5KrugoR7OQb2fSW9kXo18Pq28Zim86KRBN_1K3cPYiNuLmCMnwJOhlUiOzsN6S6vEJ19SQFQTP9F8d3HsI3ZXRhKWs4Bt1JbdayrcGpAB8nCPNYonfyudgtJMmE7_mtWfi94g/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUh9xflXpyxOXpY1MAeBJmKfScTmriNcqcAgOmad0oZKQFppp0Xmia3C5KrugoR7OQb2fSW9kXo18Pq28Zim86KRBN_1K3cPYiNuLmCMnwJOhlUiOzsN6S6vEJ19SQFQTP9F8d3HsI3ZXRhKWs4Bt1JbdayrcGpAB8nCPNYonfyudgtJMmE7_mtWfi94g/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium; text-align: left;"><div style="text-align: justify;">La Medicina no es ajena a la mentalidad antinatalista imperante en la sociedad, pero, si no se deja contagiar, puede ser un revulsivo muy eficaz al objetivar la realidad y dignidad de todo ser humano concebido. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El Prof <b>Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“E. E. Baulieu, el promotor de la píldora abortiva, ha creado la noción de contragestión, una habilidosa contracción del término contragestación, para englobar, bajo una denominación nueva y no traumática, fácil de aceptar por todos, todo el conjunto de procedimientos de contracepción abortiva y de aborto farmacológico…</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En un ambiente ético infiltrado por la ideología contragestativa, el niño vale en la medida en que es deseado y para lo que es deseado. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El amor a los hijos entra en crisis profunda: no faltarán las ocasiones en que los padres -ante la falta de trabajo, la necesidad de renunciar a un proyecto material largamente acariciado- no podrán evitar el pensamiento de que tal o cual hijo es, por encima de toda otra consideración, un error de cálculo, un fallo de programación, que obliga a renunciar a ciertas aspiraciones materiales o a aplazar un proyecto determinado. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Peor aún, un hijo puede ser percibido por los otros miembros de la sociedad como un descrédito: es tonto tener hijos cuando hay sobradas razones, o simplemente alguna razón, para no tenerlos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Otras veces, el hijo es programado para resolver un problema. Se lo diseña como una pieza de recambio: para ocupar el lugar del hijo muerto o que va a morir a corto plazo a consecuencia de una enfermedad incurable, o para utilizarlo como donante de médula ósea para la hermanita que sufre leucemia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En un clima social en que los hijos se calculan y se deciden, se hace particularmente doloroso o humillante el que un crío salga torpe, o feo, o simplemente llorón, psicológicamente no encantador. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">¿A qué se debe la epidemia que se extiende por el mundo occidental de malos tratos infantiles, de sevicias (crueldad) e, incluso, de abuso sexual? La mentalidad de dominio tiende a despersonalizar a los niños. Sus mismos padres pueden ya no considerarlos como seres humanos a los que hay que profesar un respeto ilimitado, sino como animalitos domésticos o como objetos de los que se dispone caprichosamente. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Los padres tienden a ejercer con intensidad creciente un derecho de propiedad y uso sobre sus hijos: el progreso de dignificación de las relaciones humanas, en general, y de las intrafamiliares, en particular, que había operado el progreso económico, se ha detenido o se ha venido abajo en la sociedad de bienestar neomaltusiana. <b>La ideología del hijo como producto que se programa tiende a cosificar al hijo</b>.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-28040553883358253652024-03-01T18:48:00.002+01:002024-03-01T18:50:01.567+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (VI)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVQe5-DcwEt0shWaRSmOGeLaTQCtltvnm-CIehsxR82TtRXdVk3YH5V2orzO1vpnyRSOchSkX-ZOkZPDw1rXdPZ0hsCHZRryeKfPuPcG5NcsNAPV_NnHQOuQNkJG_IJ8lC5lHJSJL2j4aRL49ylPpNIiU79Jw5zds7PfvlrbyVoAusXP6eOXh7iBjdipI/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVQe5-DcwEt0shWaRSmOGeLaTQCtltvnm-CIehsxR82TtRXdVk3YH5V2orzO1vpnyRSOchSkX-ZOkZPDw1rXdPZ0hsCHZRryeKfPuPcG5NcsNAPV_NnHQOuQNkJG_IJ8lC5lHJSJL2j4aRL49ylPpNIiU79Jw5zds7PfvlrbyVoAusXP6eOXh7iBjdipI/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">La anestesiante mentalidad anticonceptiva insensibiliza la función educadora de los padres provocando un sopor general de indiferencia.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b>: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Voy a ofrecer para explicar este fenómeno una hipótesis bastante audaz. Me parece que <b>en el fondo de toda esta tremenda abdicación de la función educadora de los padres está la mentalidad contraceptiva</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El daño fundamental de la contracepción no está en los riesgos biológicos, ni en la falsificación psicológica que es el amor contraceptivo. Sólo a Dios corresponde juzgar a quienes la practican. Pero estamos viendo ya sus efectos sobre la familia y la convivencia humana. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La contracepción ha sustituido en la mente de muchos la noción del hijo como don que se recibe de Dios y destinado a la libertad de ser un hijo de Dios, por <b>la noción de hijo como producto programado, que entra en el juego económico de ganancias, impuestos y gastos permisibles</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Del mismo modo que el Estado, mediante su política sanitaria y sus presupuestos anuales, se encarga de nuestra salud, se encargará, mediante los presupuestos de enseñanza, de dar la educación a nuestros hijos. El Leviatán estatal va camino de alcanzar el dominio monopolístico de la educación, lo mismo que va camino de hacerse con la exclusiva de los cuidados de salud…</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Volvamos ahora a donde habíamos quedado. Hay un aspecto de la contracepción que merece ser comentado: <b>la inevitable continuidad entre anticoncepción y aborto</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Aunque son acciones moralmente distintas, es cierto, tienen psicológicamente una raíz común: son ambas formas de despreciar al ser humano débil, de declararlo no deseado e impedir que sea concebido o, si por fallo o imprevisión fue concebido, impedir que nazca y siga viviendo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Además, en la cruda realidad de los procesos biológicos, se da una estrecha conexión entre ambos procedimientos. Hace falta ser muy despistado, o muy cínico, para ignorar hoy que son abortifacientes algunos procedimientos que tácticamente, para anestesiar la sensibilidad moral del público, la industria farmacéutica y las grandes agencias de planificación familiar llaman simplemente anticonceptivos: algunos productos hormonales, los DIUs, la mifepristona. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Ha habido un deliberado borramiento en la conciencia social de la barrera, moralmente significativa, que separa anticoncepción y aborto precoz. </b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">A mucha gente se la ha convencido de que, si es normal que un hijo puede ser no deseado, se le puede no desear con tanta intensidad que, si la anticoncepción fallara, se debe recurrir al aborto como última barrera anticonceptiva.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993</span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-64458462892805060412024-02-23T19:25:00.001+01:002024-02-23T19:25:23.002+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (V)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiendI6HWyx20zKLaqARJS-DFjIv6crMnbSHfN8p0EAJDUTRusXBgTNGmJr5Hdn3GdDSkUNr0JmcDmKsgqg_x71cIP1nK2L-lDvUuomFxJMN7QdeGIJhSVtEawSManzT2yChf9Lg2SjaaNvAkWzbTKMd_knjBEd-fzrPYVX32BIzndCWXpC6qZOhlf1CXA/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiendI6HWyx20zKLaqARJS-DFjIv6crMnbSHfN8p0EAJDUTRusXBgTNGmJr5Hdn3GdDSkUNr0JmcDmKsgqg_x71cIP1nK2L-lDvUuomFxJMN7QdeGIJhSVtEawSManzT2yChf9Lg2SjaaNvAkWzbTKMd_knjBEd-fzrPYVX32BIzndCWXpC6qZOhlf1CXA/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">La imperante mentalidad anticonceptiva se beneficia del engaño de un estado laicista y de la salvaje competencia que envuelve el trabajo profesional. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Quiero comentar aquí algo que me ha impresionado mucho y que tiene que ver con la familia y la educación. Hay en Suecia una ley de "Mejores servicios de atención a los niños"…. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La cosa es bien sencilla: para ganar más dinero, y tener más dólares para poder comprar las cosas que anuncia la tele, es cada vez mayor el número de las mujeres quieren tener un trabajo bien remunerado. Eso no estaría mal si se hiciese compatible con llevar adelante la familia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero, paradójicamente, en estos tiempos de desempleo, los empleos han de ser cada vez más absorbentes y competitivos. Hoy, más que nunca, tener trabajo significa hoy trabajar a tiempo completo, incluso con horas extra. Al Estado eso le parece muy bien, porque así se puede quedar con una buena parte de ese dinero, pues a mayores salarios, mayores impuestos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero si esas mujeres tienen un hijo y quieren trabajar un horario normal para ganar un salario que valga la pena, tienen que encontrar a alguien que cuide del niño. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Aquí es donde viene la ley: como hay suficiente experiencia acumulada de que hay guarderías y escuelas que funcionan mal, y las que funcionan bien suelen ser caras, el Estado -propone la ley- se encargará de montar una red de guarderías y escuelas de alta calidad, que cubra todo el territorio nacional, donde todos los niños recibirán los mismos cuidados y educación, satisfaciendo unos altos estándares mínimos de calidad, igual para todos: el mismo alimento para el cuerpo y para la mente. Uno de los requisitos esenciales de tales instituciones será la prohibición de enseñar religión, ya que no todos los padres tienen la misma fe, incluso, muchos no tienen ninguna. Y eso es lo que manda la separación de poderes. Entre los educadores 'oficiales' está bastante extendida la opinión de que la religión se la ha de escoger cada uno más adelante, cuando ya sea una persona mayor. Imponerla a los niños es condicionar su libertad y sembrar la semilla de muchas neurosis y frustraciones, en lo personal, y de violentas divisiones y fundamentalismos intolerantes, en lo social.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En realidad, piensan los nuevos ingenieros sociales, sólo el Estado es quien está de verdad capacitado para ser el papá de todos, el educador de todos. La idea que está detrás de esas guarderías y escuelas es que vamos hacia la constitución de una sola y gran familia humana, en la que la ciencia dictará qué es lo que hay que enseñar y cómo. Los hijos de los trabajadores -y todos somos trabajadores- lo aprenden todo en la nueva escuela. La educación, toda la educación, incluida la sexual y excluida la de la religión, es monopolio del gobierno. A casa, los niños van sólo a jugar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">…La anécdota revela a mi parecer dos cosas: que la gente parece casi dispuesta a vender su propia alma para obtener ventajas materiales. Dicen los funcionarios del Estado: "Nosotros nos quedamos con tu hijo. Tú olvídate de él y dedícate a trabajar y a ganar dinero". <b>Lo terrible es que la gente acepta, porque ya no quiere a fondo a sus hijos: no les quiere como a personas a las que hay que tomar totalmente en serio y de cuya educación nadie puede responsablemente desentenderse</b>.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-81301163366012287592024-02-16T13:25:00.000+01:002024-02-16T13:25:03.488+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (IV)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPnomwdDFuf-NwMIV9T4aAjdi5DTsEm012k0BWm5A1l2i_XuIufclqPcbSD7r4VAVTFqs2ubTUqbRye52OeBWF53Y0728InjFuY3I7C7tz89bzeGoY-BpbL8xeb8atVwoiVXn3VGbZfd_rGouRzIs2YtBKhyphenhyphenJcgY5B5m5SpIwmxPUkBaFY46EooKaEQUQ/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPnomwdDFuf-NwMIV9T4aAjdi5DTsEm012k0BWm5A1l2i_XuIufclqPcbSD7r4VAVTFqs2ubTUqbRye52OeBWF53Y0728InjFuY3I7C7tz89bzeGoY-BpbL8xeb8atVwoiVXn3VGbZfd_rGouRzIs2YtBKhyphenhyphenJcgY5B5m5SpIwmxPUkBaFY46EooKaEQUQ/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Continuamos con el primer punto indicado por el Prof Herranz en el anterior envío: el ethos contraceptivo-abortivo y sus consecuencias para la familia. Sobran elucubraciones para explicar la raíz de la baja natalidad.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El<b> Prof Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“<b>La mentalidad anticonceptiva se ha consolidado </b>en el seno de algunas sociedades tan firmemente que empiezan a manifestarse algunas consecuencias preocupantes. La llamada familia nuclear (papá, mamá y el varoncito o, cuando más, la parejita) es una manifestación del egoísmo y de la falta de alegría de vivir de la sociedad contemporánea. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Prácticamente en ningún país de Europa se alcanza la tasa de 2 hijos por familia. Esto significa que crece el número de las familias (¿se les puede llamar familias?) que tienen un hijo solamente o que han decidido no tener hijos. ¿Por qué? Porque en la TV, el cine y las revistas se nos cuenta más o menos abiertamente como los que han decidido no tener hijos ni son menos felices, ni menos maduros, ni menos equilibrados que los que son padres. Y, además, se lo pasan muchísimo mejor. Resulta, al fin, que son más inteligentes, porque siempre podrán tenerlos, una vez que han disfrutado a tope de la vida o han culminado su carrera profesional sin el engorro de cuidarse de unos mocosos. No se dan cuenta que están poniendo las bases de una sociedad en la que, si no se corrige pronto esa tendencia egoísta, cambiarán radicalmente las relaciones humanas. En tres generaciones, resultará un cuadro de pesadilla: los niños no tendrán hermanos, ni primos hermanos. La maravillosa influencia de unos sobre otros en el ambiente familiar, esa estupenda escuela de convivencia generosa y de maduración del carácter, habrá desaparecido. Por contraste, los niños crecerán en un extraño mundo de adultos: con una expectativa de vida de ochenta años, cada niño, si la familia va bien y no se rompe en fragmentos, tendrá, además de sus padres, sólo abuelos y bisabuelos: por ningún lado habrá ni tíos ni tías. El modelo es alucinante, porque constituye una pirámide invertida, en la que el niño es el vértice, con dos padres, cuatro abuelos, y ocho bisabuelos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La cultura contemporánea, agresivamente consumista y cerrada a lo trascendente, fomenta en nosotros hasta un extremo del que no somos conscientes, la necesidad de satisfacer de inmediato nuestros deseos y nuestras necesidades, reales o inventadas. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El ambiente social nos está gritando: ¡No! ¡No hay futuro, no hay cielo! ¡Esta vida es la única oportunidad, y no hay otra! y nos empuja a ser profundamente egoístas. Las estadísticas demográficas lo dicen claramente: el descenso de población de algunos países avanzados denuncia con claridad que crece el número de los que piensan en serio que tener hijos es un mal negocio, casi una esclavitud, que se lleva consigo mucha libertad, bastantes posibilidades de gozar de la vida y también mucho dinero. Los hijos no le dejan a uno vivir libre ni viajar. Le cargan a uno de responsabilidades y le dejan anclado a una mujer o a un marido, pues actúan como un factor de estabilidad matrimonial, demasiado débil, muchas veces, pero real. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Los hijos son, sobre todo para la mujer, un freno para el ascenso profesional. Criar a los niños es un engorro, con su rutina de despertares nocturnos, de llantos imprevistos, de enfermedades y de falta de sosiego en casa. Y, en un tiempo en que el divorcio es posible y fácil, se corre el riesgo de quedarse, el divorciado o la divorciada, "compuesto o compuesta y con hijos". Para la mentalidad egoísta de tantos hombres y mujeres contemporáneos nuestros, la solución es la familia artificial, es decir, la que resulta de sustituir el matrimonio genuino por los sucedáneos llamados pareja estable o unión a prueba, donde el ideal de la familia numerosa es ridiculizado, donde irá imponiéndose en amplios sectores la noción de que el número ideal de hijos es cero, donde la educación es encomendada al omnipotente Estado del bienestar.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-80984779662974223752024-02-09T13:47:00.001+01:002024-02-09T13:47:11.452+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (III)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBhmmeX0-J6tnEq-EaJ6oQtksMpUJOtP39AlFxEzDolTIla5SmIHCMONc_tXhL5xcAQhLBQo3O2GczAHvpWECY0sBunknSkFRWoJJhGqpLR-PIz8IK0eVxX7bNqNmFphz8Ws6wKbUMQSeY-eFtQDIWSH5zGWvOPM10uU03rrlQTJh9VVolbSrGiwQoVDk/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBhmmeX0-J6tnEq-EaJ6oQtksMpUJOtP39AlFxEzDolTIla5SmIHCMONc_tXhL5xcAQhLBQo3O2GczAHvpWECY0sBunknSkFRWoJJhGqpLR-PIz8IK0eVxX7bNqNmFphz8Ws6wKbUMQSeY-eFtQDIWSH5zGWvOPM10uU03rrlQTJh9VVolbSrGiwQoVDk/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Que la medicina se preste a la comercialización es contrario a la ética. Y que se preste, en beneficio a de una mentalidad de dominio, al servicio de crear o suprimir vidas humanas, es extremadamente grave.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof. Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Los dos puntos que voy a tocar pueden parecer contradictorios, pero responden, como veremos, a una única mentalidad: la mentalidad de dominio, por la que el hombre se hace dueño del destino y se autoriza a sí mismo a crear o suprimir vidas humanas. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El primero de esos puntos es la restricción de los nacimientos por medio de la anticoncepción y el aborto. El segundo, se refiere a la producción artificial de niños.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El primero, <b>el ethos contraceptivo-abortivo y sus consecuencias para la familia</b>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Empecemos por hacernos una pregunta: la mentalidad contraceptiva ¿tiene algún efecto para la estructura y la vida familiar? La respuesta es, a mi modo de ver, un rotundo Sí. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En la Encíclica Humanae vitae, Pablo VI describe proféticamente la demoledora influencia de la mentalidad contraceptiva sobre los esposos: conviene leer esos puntos de la Encíclica de vez en cuando. Basta ver lo que pasa en nuestra sociedad contemporánea para convencernos de que cómo el ethos contraceptivo ha erosionado las relaciones entre padres e hijos, ha llenado de frivolidad las relaciones sociales, ha banalizado la infidelidad matrimonial. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Todo empezó, como todas las cosas, con unos comienzos pequeños: cuando algunos médicos empezaron a ensayar la píldora anovulatoria y los otros medios de la moderna anticoncepción, con la idea de controlar el tamaño de la población de ciertos países -o de ciertos grupos raciales incluidos dentro de sociedades avanzadas- no sospechaban que fueran a tener sus ensayos unos efectos tan enormes sobre las familias comunes. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hoy, en casi todos los ambientes, incluso en los nominalmente cristianos, para la gente tener hijos no es ya cuestión de recibir los que Dios mande. En un mundo en el que muchos viven de espaldas a Dios y en el que el hombre ha alcanzado un dominio técnico de los procesos reproductivos, los hijos ya no son ni un don ni una bendición. Son algo que se programa, se planifica, se ensaya. Se tienen los hijos que se desean y a esos se los tiene cuando se los desea. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La anticoncepción, tal como la entiende la mayor parte de la gente, no tiene nada que ver -ni técnica ni psicológicamente- con la regulación responsable de la natalidad. Tiene mucho que ver, como lo demuestra el número creciente de esterilizaciones que se practican, con el egoísmo, la fascinación del bienestar, el rendirse sin condiciones a la 'ortodoxia neo-maltusiana'. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Hoy, para mucha gente, cada niño tiene un contravalor económico</b>. No es el fruto de un acto de amor, de una querida y consciente participación en el poder creador de Dios, sino el resultado de solucionar con habilidad presupuestaria las antinomias que se plantean a prácticamente todos los estratos sociales en los países avanzados y a las clases medias de los pueblos en desarrollo, 'o niño o segundo coche, o niño o viaje de placer, o niño o apartamento en la playa'. El niño se ha convertido en un producto más del muestrario en que el hombre y la mujer expresan su prestigio.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-58114200963683000712024-02-01T20:39:00.002+01:002024-02-01T20:45:02.991+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (II)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgogCL5V4PwdbCC8D6UODQFEWHSHyfp_WdB9OfrHDXhN9P7cGUlM6MTp7R21nOCM3NxxI7V9UgIDf8JDmOfetYUS0FAZvZBhHMRguIjk-aF0Z4Tpex9QuOPDnfTQBP4Sqms9r7_GIGSkN7N_00h2oIT8q6B5Ld0jZuJ5Bfv4devLojVKUuH1vqziUbsJkY/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgogCL5V4PwdbCC8D6UODQFEWHSHyfp_WdB9OfrHDXhN9P7cGUlM6MTp7R21nOCM3NxxI7V9UgIDf8JDmOfetYUS0FAZvZBhHMRguIjk-aF0Z4Tpex9QuOPDnfTQBP4Sqms9r7_GIGSkN7N_00h2oIT8q6B5Ld0jZuJ5Bfv4devLojVKUuH1vqziUbsJkY/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">La Medicina está sometida, en los últimos años, a una fuerte presión política y sociológica que concibe a la familia al margen de la realidad biológica. Muchos médicos han sucumbido a prestar servicio a la manipulación reproductiva que configura la familia artificial.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“De hecho, la familia ha cambiado: de un modo casi increíble y en muchísimos aspectos. Hay países en que el mismo derecho de familia que se aplica a la familia clásica se aplica a las uniones entre sujetos del mismo sexo; en que ya no se es padre o hijo por la cruda y fuerte verdad biológica, sino porque uno declara simplemente al Registro Civil la mentira de que es padre del niño fabricado mediante inseminación artificial por donante; en que los padres pueden rechazar a sus hijos, antes o inmediatamente después de nacer, porque consideran que no son suficientemente aceptables, deseados o sanos; donde los médicos no sólo están autorizados, sino que pueden verse obligados, a administrar anticonceptivos o a practicar abortos a quien se lo pida con suficiente energía, incluidas, y sin conocimiento de sus los padres, las menores de edad. Lo que dicen el derecho o la sociología sobre la familia ha cambiado de modo increíble en los últimos años. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero, como no soy ni jurista ni sociólogo, sino médico, voy a limitarme a considerar sólo unos pocos aspectos del problema: la artificialización de la familia que ha sido protagonizada por ciertos médicos: en concreto, los que piensan que entre los fines de la Medicina se incluyen la programación de la sociedad, la imposición de un modelo cientifista de familia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hace unos años, Peter Singer y Deane Wells -él el enfant terrible del progresismo ético; ella, parlamentaria en Camberra- publicaron un libro titulado "La Revolución reproductiva. Nuevos modos de hacer niños" para contar la historia de como los médicos han jugado un papel decisivo en poner al alcance de la gente los medios para hacer la familia artificial. Apenas prestan atención al elemento más revolucionario de toda la artificialización de la familia: la contracepción, y su programación a escala masiva en China mediante la política del "hijo único". </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero, no sé si comprensible o paradójicamente, en el libro de Singer y Wells no se habla ni una sola vez de la familia: sólo se habla de parejas, especialmente de las infértiles. Si se menciona a los padres es a propósito de la posibilidad de clonar hijos o de su participación en la decisión de aplicar técnicas de ingeniería genética. La maternidad de la que se habla es la subrogada de las mujeres que alquilan su útero. Probablemente porque el modelo simple de fecundación in vitro podría parecer extremadamente conservador, se habla con más extensión de la fecundación in vitro 'más allá del caso sencillo', de la donación de gametos o de embriones; de la fecundación in vitro para mujeres solas o parejas lesbianas, y otras posibilidades de la moderna combinatoria.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Me referiré sólo un par de cuestiones. Pero creo que será suficiente para persuadirnos de que la familia artificial, la que, vista desde la Medicina, es resultado de ciertas manipulaciones reproductivas, no da resultado, es una no-solución, una anti-solución.” Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993 </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-82103048128108091922024-01-25T23:05:00.006+01:002024-01-26T09:24:51.755+01:00LA FAMILIA ARTIFICIAL (I)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60ul12ce_GU1N9JVZ_3SZYOdvk3zPG7WlCd-Nru_kJ5crSLiK6Hgu2DooNDRinlvpljMtRS54IwaFOH3OvUO8JXpwTZKjmXHmLns0j9dapd4sE7LQcUxk8jvSTX7KkNcQUPlCj3PU-3omXa7-7UUZ65YWIDz5BmFjbvsJTekEmI_AUONGTMtwo5ZA_ms/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60ul12ce_GU1N9JVZ_3SZYOdvk3zPG7WlCd-Nru_kJ5crSLiK6Hgu2DooNDRinlvpljMtRS54IwaFOH3OvUO8JXpwTZKjmXHmLns0j9dapd4sE7LQcUxk8jvSTX7KkNcQUPlCj3PU-3omXa7-7UUZ65YWIDz5BmFjbvsJTekEmI_AUONGTMtwo5ZA_ms/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></div>El Prof Herranz abordará en los siguientes apartados un tema nuclear. El respeto que se tiene a la familia natural concierne directamente a la ética médica. Así, la familia no natural, la artificial, es generadora de actitudes tan éticamente injustificables como los atentados a la dignidad del embrión humano por parte de la fecundación in vitro.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="color: #0b5394; font-size: large;">El </span><b style="color: #0b5394; font-size: large;">Prof Herranz</b><span style="color: #0b5394; font-size: large;">: </span></div><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“No soy experto en ciencias de la familia. Me dedico a la Bioética. Pero el tema de la familia artificial engloba, bajo ese título, algunos de los más serios desafíos que la secularista sociedad contemporánea ha lanzado a la tradición moral cristiana.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Me limitaré a decir cosas muy sencillas, pero sobre las que conviene reflexionar, conversar y hacerse preguntas tenazmente. Se trata de asuntos muy importantes… Voy a hablar de asuntos que exigen respuesta, cuestiones a las que hay que plantar cara, que obligan a tomar posiciones. Espero que a alguno le pueda convencer de que <b>es urgente sacudir la indiferencia de tantísima gente, y también el embobamiento en que a algunos le ha sumido la artificialización de la procreación humana y de la estructura familiar</b>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Porque mucha gente está como fascinada, sin reaccionar apenas, ante los cambios que ha experimentado y que sigue experimentando, cada vez más deprisa, la familia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Las encuestas y las investigaciones sociológicas nos dicen, con la verdad relativa que es propia de las encuestas y de los trabajos de campo de la sociología, que la familia clásica, -con padre y madre, casados por la Iglesia, con tradiciones y con valores, con hijos numerosos, donde cada uno es querido como es, tal como Dios lo hizo- es cada vez menos frecuente, hasta el punto de que se afirma que es especie amenazada de extinción. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Son cada vez más numerosas las familias artificiales, -las de sólo Registro civil, o ni eso siquiera, las uniones que la legislación progresista llama estables, las que han dado en llamarse uniparentales, los fragmentos familiares resultantes del divorcio, los nucléolos familiares con ningún hijo; y en las que se entra, no por la puerta del contrato matrimonial, sino como resultado de un ensayo de convivencia sin compromisos de unidad, estabilidad o fidelidad; donde los hijos no son recibidos como un regalo de Dios, sino como producto de una planificación deliberada.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Más aún: a un número creciente de personas no les parece mal que eso de constituir una familia no sea ya una cuestión del amor que, poniendo a Dios por testigo, se prometen de por vida un hombre y una mujer. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Para muchos, constituir una familia es un asunto que, con sus restricciones o permisividades, van modulando cada vez más decisivamente los parlamentarios, los jueces, los sociólogos y los médicos. Sus leyes, sus sentencias, sus estadísticas o su tecnología ejercen hoy sobre la familia una influencia tremenda, la determinan, la transforman.” (Gonzalo Herranz, Universidad Panamericana, México, D.F., 24.III 1993)</span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-81577857586920363012024-01-18T14:45:00.009+01:002024-01-18T15:38:26.738+01:00Ética del diagnóstico médico (y VIII)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT5gHmiOULv-hyRMY6PuAoVoSIEBbSDZvPfznE4D5gdREPw45DfHL9GwYOzV6XHhn9hRShToALBLPMnPLJSz-bc7i2TFpEzH8gnbUIpo4yfP94e7iCGg6p3s7ryyk7zxz8RVF371_feUL4dHjBTN8_RpYfI9-2uQzCqFy4Po7cgS2T-Lze3wLefOsRZwM/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT5gHmiOULv-hyRMY6PuAoVoSIEBbSDZvPfznE4D5gdREPw45DfHL9GwYOzV6XHhn9hRShToALBLPMnPLJSz-bc7i2TFpEzH8gnbUIpo4yfP94e7iCGg6p3s7ryyk7zxz8RVF371_feUL4dHjBTN8_RpYfI9-2uQzCqFy4Po7cgS2T-Lze3wLefOsRZwM/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">El criterio clínico debe valorar la necesaria indicación de las técnicas y pruebas diagnósticas. Donde el criterio diagnóstico puede prescindir de prueba o técnica diagnóstica su realización atenta contra la ética de la profesionalidad médica. </span></div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> es muy claro al respecto:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“<b>El encarnizamiento diagnóstico</b>. Se han hecho recientemente algunos estudios de correlación entre tipología psicológica del médico y su conducta diagnóstica. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Abunda el médico que piensa que pasarse es mejor que quedarse corto, porque se supone que el médico está obligado siempre a hacer un diagnóstico, tiene que hacerlo necesariamente. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Piensan esos médicos que es mucho peor decir a un enfermo que está sano, que decir a un sano que está enfermo. Y, curiosamente, parece que los jueces que entienden en causas de mala práctica están de acuerdo con ellos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Esa estrategia del "mejor pasarse que quedarse corto", del "mejor pasarse por el lado de lo seguro que lamentarlo después", conduce a dos destinos: a diagnosticar en exceso (con el posible valor añadido de apuntarse un triunfo espectacular: curar un cáncer que nunca existió, salir con una pérdida modesta cuando parecía que se iba a perderlo todo -y, eso gracias a la pericia del médico) o sospechar por el lado peor y hacer pruebas diagnósticas, agresivas y caras, en busca de un diagnóstico que, aunque más improbable, es más espectacular.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Esas dos formas de exagerar en diagnóstico parecen formas toleradas de la variación interindividual de los médicos, dos estilos diferentes de actuación, pero deben ser censuradas desde el punto de vista ético. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>¡El hecho de disponer de una tecnología nueva no autoriza a abusar de ella!</b> Parece a veces que nadie quiere renunciar al prestigio de "estar al día, de estar a la última". Y, menos que nadie, el paciente que quiere ser investigado con lo que es la última novedad, la última moda, de la tecnología diagnóstica, de la que ayer habló el telediario.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">De todo procedimiento recientemente ofrecido por la tecnología médica es lo común carecer de pruebas convincentes y contrastadas de que su aplicación tenga un efecto positivo sobre el destino del paciente; de que se haya evaluado, y se haya encontrado que su sensibilidad, su especificidad y su eficiencia diagnóstica sean satisfactorias y superiores a otros procedimientos ya aceptados y de los que se usa abundantemente; o de que su aplicación en masa es ventajosa económicamente. Incluso, en el caso de los procedimientos invasivos se carece de pruebas convincentes de que los riesgos físicos de la prueba están suficientemente justificados por unos beneficios netos medidos en mejor atención del paciente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Hay hospitales y departamentos donde se abusa de determinada tecnología, sin que ello se manifieste en una mejora objetiva de la calidad de cuidados.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En la ola del entusiasmo creado por una nueva prueba de laboratorio, el médico puede hacer más daño que beneficio. Es el caso de la detección de los sujetos que responden a la prueba de detección de anticuerpos contra el virus de la hepatitis C,… Desde luego, la prueba debe usarse en los sujetos de grupos de riesgo. Pero, ¿es ético emplearlas, sólo por afán de saber, en poblaciones normales o de bajo riesgo? Una tesis doctoral no vale la felicidad de algunas personas. <b>"Jamás los intereses de la ciencia o de la sociedad pueden prevalecer sobre los de los individuos"</b>, dice por dos veces la declaración de Helsinski.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Además de ese encarnizamiento diagnóstico movido por el afán de saber, de aplicar, sin discreción y sin prudencia, se da otro, más paralelo al encarnizamiento terapéutico: el que lleva a no dejar morir a nadie sin unos cuidados intensivos diagnósticos.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>La Medicina defensiva ha creado una sobredosificación de pruebas diagnósticas.</b>” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990) </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-7460377108307729802024-01-10T19:38:00.000+01:002024-01-10T19:38:20.750+01:00Ética del diagnóstico médico (VII)<div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihcXRPUCQLNjiox2YSclXVHPQ8MwdzhjbSMf7cAY7KTehWyponReqMKypxc973z-WXcGa3fuol9cH5EaOJTox8ZdFXbLqGnfDGW5cfyXDGxG2xJtdkkaG5K0jkNkdhzGeyhc9RLYmosVwHAynP2AWOoMAaWNMne-hC2py9TKXVhpqJ6P7J2g8adLmrTTw/s440/5%20GH.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihcXRPUCQLNjiox2YSclXVHPQ8MwdzhjbSMf7cAY7KTehWyponReqMKypxc973z-WXcGa3fuol9cH5EaOJTox8ZdFXbLqGnfDGW5cfyXDGxG2xJtdkkaG5K0jkNkdhzGeyhc9RLYmosVwHAynP2AWOoMAaWNMne-hC2py9TKXVhpqJ6P7J2g8adLmrTTw/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></div>El médico para elaborar el diagnóstico debe valorar y evaluar cada prueba que solicita. Si no las somete a su crítica, no está tratando al enfermo con el respeto que merece.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz </b>lo explica:</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“<b>El riesgo de la hipocompetencia</b>. Cuando se pide a los médicos que den una explicación del exceso de análisis y pruebas complementarias que solicitan, responden que tal conducta está motivada por varios factores: </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-uno, es el deseo de no omitir la obtención de cualquier dato potencialmente significativo y mostrar que nada ha escapado a las sospechas de su mente despierta; </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-otro, el de prevenir el riesgo de que, por carecer de algún dato, se retrase el diagnóstico del enfermo y se alargue la estancia de éste en el hospital…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Esas circunstancias tienden a crear una mentalidad ofuscada. Se termina por pensar que, si es bueno que el diagnóstico se base y se consolide sobre los datos de laboratorio o de exámenes complementarios, cuantos más datos se obtengan, tanto mejor será el diagnóstico. Es esa una mentalidad ciega a una parte importante de la realidad: el elevado costo de esos exámenes y su escaso rendimiento.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En la bibliografía hay muchos trabajos dedicados a mostrar cuán extensa e intensa es la ignorancia de los médicos acerca del costo de las pruebas diagnósticas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero lo grave del asunto es que la conducta de muchos médicos no se modifica, o lo hace sólo de modo transitorio, cuando se les informa de esos costos, y de que la idea de que costo elevado y calidad son inseparables es una falacia. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Sólo muy lentamente va entrando en la conciencia de los médicos lo que Donabedian ha designado como el "principio de parsimonia", es decir, que el exceso de prescripción diagnóstica, aun cuando fuera inocuo, es una manifestación de descuido, de falta de juicio o ignorancia, que dilapida recursos disponibles, siempre insuficientes. Además, los análisis y exámenes superfluos no son siempre inocuos, pues comportan a veces riesgos innecesarios, causan efectos colaterales de importancia y reducen la calidad general de los cuidados médicos…</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El médico tiene que conocer cuáles son las variaciones de los parámetros analíticos que son significativas y que justifican una decisión clínica. Eso implica que han de procurar distinguir la paja de los cambios debidos a la variabilidad analítica o individual, del trigo de las diferencias verdaderamente críticas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Al hablar de este tema con unos médicos residentes, me decía uno de ellos que poner las cosas así era congelar la Medicina, ponerla a nivel de algo fríamente matemático. Le recordé que en absoluto se trataba de tal cosa. La preocupación del médico por lo humano comienza siempre con la corrección científica de sus decisiones y acciones: ese es el primer deber de humanidad. Y le animé a que, en su trabajo, no olvidara que <b>la Medicina nunca podrá ser demasiado científica ni demasiado humana. Para ser una de ambas cosas necesita ser la otra en el máximo grado. La amenaza viene siempre de esa forma de la pereza que es la “hipocompetencia”, de no esforzarse por estar a la altura en lo humano y en lo científico de la Medicina</b>.” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990) </span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-22120960899639403382024-01-05T15:30:00.004+01:002024-01-05T15:32:19.732+01:00Ética del diagnóstico médico (VI)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFGPuWVuKJSiSyDOif04uBxQICrCMRQFdPO_RaI3ee01FDY0uyFpU6xnmn_O4f2DLIxxthx-nVMxM0y2UO-1SwamQLP8gwdMAN80hw2kr-FUMG1UGpzHqt4gBACRBJW5V8uRBHNjON6YgIPWfah5UE9yAMosT_eFylHgGfBLjLdGB3CHPvRkd2tLko7T8/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFGPuWVuKJSiSyDOif04uBxQICrCMRQFdPO_RaI3ee01FDY0uyFpU6xnmn_O4f2DLIxxthx-nVMxM0y2UO-1SwamQLP8gwdMAN80hw2kr-FUMG1UGpzHqt4gBACRBJW5V8uRBHNjON6YgIPWfah5UE9yAMosT_eFylHgGfBLjLdGB3CHPvRkd2tLko7T8/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Los diagnósticos clínicos exigen que estén fundados con rigor intelectual. Si se confeccionan sin la necesaria inteligencia clínica, a través de una desordenada e improvisada demanda de pruebas, inducirá al empobrecimiento intelectual en el médico, que inexorablemente le aboca a una pérdida de calidad ética en su trabajo profesional.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Lo explica con claridad el <b>Prof Gonzalo Herranz:</b> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Muchas veces, el médico se ve obligado a despachar de cualquier modo su desproporcionada carga laboral. Y corre entonces el riesgo de exhibir una conducta paradójica: en vez de ofrecer a sus pacientes un diagnóstico sólidamente sustanciado, les administra, como placebo para aliviar su ansiedad o como entretenimiento para distraer su arrogante exigencia de atención, una lista de exploraciones complementarias y de pruebas de laboratorio.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Ya no se plantea con la frecuencia de antes la excitante tarea de completar y sopesar los datos del problema y <b>elaborar un diagnóstico diferencial, la actividad intelectual más elevada de la práctica médica</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Se ha producido, en la tarea diarias de muchos médicos de hoy, una dilución de la inteligencia, que se trata de compensar mediante un abuso de tecnología.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Tomemos un ejemplo para ilustrar lo que estoy diciendo y que describe, a su modo, un fenómeno común: como la dependencia excesiva de la tecnología provoca una retracción de la inteligencia. En un artículo reciente de Chest, se habla de cuánto se abusa de la broncoscopia. "Para establecer la necesidad de la broncoscopia, es esencial tener en cuenta la circunstancia epidemiológica, la historia y la exploración física. Donde el recurso abusivo a la TAC o a la resonancia magnética está causando una atrofia de la habilidad diagnóstica basada en la historia y la exploración física, es donde justamente aumenta el número de las broncoscopias mal indicadas... Hoy, cuando un diagnóstico presenta algunas dudas, los médicos se sienten más inclinados a emplear costosas y molestas técnicas endoscópicas o de diagnóstico por imagen, en vez de volver a la cabecera del enfermo y escuchar de labios de éste algo más acerca del comienzo y de la evolución de la enfermedad".</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Es una descripción bastante realista de lo que está pasando. Parece que muchos médicos se han vuelto agnósticos acerca del valor de la anamnesis y dudan de que la exploración física sirva para mucho. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El abandono de esa antigua convicción está haciendo la Medicina más cara y está sustituyendo el uso de la inteligencia por el ritual de rellenar impresos de petición de pruebas de laboratorio y de exploraciones de vanguardia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Es necesario recuperar de lo clásico el <b>uso inteligente de los recursos diagnósticos</b>, que es conducta a la vez más divertida y compatible con una alta calidad de cuidados. Además, <b>el abandono de la inteligencia no sólo causa una pérdida notable de recursos económicos: hace también perder diagnósticos, atrofia la competencia profesional, es de calidad ética inferior</b>.” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990)</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-69457939097105812822023-12-28T21:18:00.003+01:002023-12-28T21:19:13.124+01:00Ética del diagnóstico médico (V)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEhf9ifZVPNTwf7cyrCukK1kwz3Ypo01p5o7ITUvAG8sCrMy07sjlZNJanIDQQ94NrvWUU_mmnUHJDmu2D6Fi-bPiNA0yRKtiH_-5e9jYlqrOMxXu2e5mf1akwWUICkfHb-uTA8s-XBCjpRaj8W-du7ithNEJgsVIU0NZ1oC3_gomjJZv2ReYt8GK0IZQ/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEhf9ifZVPNTwf7cyrCukK1kwz3Ypo01p5o7ITUvAG8sCrMy07sjlZNJanIDQQ94NrvWUU_mmnUHJDmu2D6Fi-bPiNA0yRKtiH_-5e9jYlqrOMxXu2e5mf1akwWUICkfHb-uTA8s-XBCjpRaj8W-du7ithNEJgsVIU0NZ1oC3_gomjJZv2ReYt8GK0IZQ/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">La correcta elaboración del diagnóstico médico va más allá de insertar al paciente en un específico algoritmo o protocolo resolutivo. La inteligencia clínica siempre debe gobernar a la estadística. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b> entra en esa valoración:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>“Obligación ética de ser crítico</b>. El trabajo diagnóstico de hoy exige del médico que ponga en él toda su inteligencia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Esto significa que <b>no practicaría éticamente el diagnóstico el médico que no fuera capaz de ofrecer una explicación sincera y convincente, serenamente crítica, de porqué ha elegido determinados recursos para llegar al diagnóstico</b>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El médico está obligado a obtener análisis y pruebas de laboratorio, radiografías, trazados clínico fisiológicos en la medida en que son relevantes, esto es, en cuanto contribuyen a establecer y a afirmar el diagnóstico. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Por ello, <b>el médico debería ser siempre capaz de responder satisfactoriamente a preguntas tales como</b>: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-porqué hace u omite ciertas exploraciones, </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-porqué considera que algunas de ellas son superiores a otras en su eficacia diagnóstica, </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-cómo decide ante cada uno de sus pacientes cuales son las pruebas mínimas necesarias para establecer el diagnóstico.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La mayoría de los médicos siguen siendo reacios a revelar cómo es el proceso mental que siguen para llegar al diagnóstico. Piensan que es una habilidad muy difícil de describir, pues es en parte intuitiva y artística, en parte más racional y explicable. Pero resulta que en los últimos años, la estructura mental del proceso diagnóstico ha sido objeto de un vigoroso análisis por parte de algunos clínicos expertos en el lenguaje de la lógica y de la estadística, que, junto con informáticos, psicólogos, lógicos e ingenieros, han empezado a desmontar y a clasificar sus distintas piezas y mecanismos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Lo que ocurre en la mente de los médicos cuando diagnostican se mueve en un campo de tensiones, con un polo científico-estadístico y otro artístico-intuicionista. Lo que ahora se está analizando es en qué medida el elemento conjetural es, en el fondo, algo que puede explicarse por ciencias tan respetables como la lógica probablista o la teoría de decisiones. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Y se trata de comprender también que <b>no todo lo que forma parte del raciocinio clínico se puede reducir a algoritmos o asociaciones que respondan a modelos matemáticos</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">A medida que se vayan desarrollando sistemas expertos para ayuda del diagnóstico clínico o para la interpretación de los hallazgos de los exámenes complementarios o para la deducción del diagnóstico más probable, iremos entendiendo más a fondo los mecanismos mentales del médico que los sistemas expertos de inteligencia artificial tratan de imitar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero no nos interesan aquí los aspectos intelectuales, sino los éticos, del diagnóstico de hoy. <b>Hay quien sostiene que el ritmo trepidante, desasosegado, que se impone hoy al trabajo del médico en los ambulatorios o en los hospitales es un obstáculo muy serio para que el médico pueda aplicar toda su inteligencia y su conciencia al trabajo diagnóstico</b>”. (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990).</span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-15674400259752839932023-12-22T11:52:00.001+01:002023-12-22T11:53:59.452+01:00Ética del diagnóstico médico (IV)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbhwcLGlwNMgT_Xb9WZEFBEMBkB8MB23Hh-cQYmYt8DO3HTeer2_X8_vRyu6-zcG1XldNI4jvw68MPuu_e68iFh8kMqRDOo6j1nOM8Jfhh-rOlYNg_ffro6kfks6D33zsz2KAib6av7j5QOD0ZErXepHM8oG6wgiuq8ZQbv1vuWzNGhRpmaqdBu8P1eaQ/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbhwcLGlwNMgT_Xb9WZEFBEMBkB8MB23Hh-cQYmYt8DO3HTeer2_X8_vRyu6-zcG1XldNI4jvw68MPuu_e68iFh8kMqRDOo6j1nOM8Jfhh-rOlYNg_ffro6kfks6D33zsz2KAib6av7j5QOD0ZErXepHM8oG6wgiuq8ZQbv1vuWzNGhRpmaqdBu8P1eaQ/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">El paciente necesita del médico que elabore el diagnóstico con efectiva eficacia. Es un paso especialmente delicado para el médico que exige tanto una cuidada elaboración como una disposición incondicional de ayuda y asistencia en los diagnósticos de gravedad. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La exposición del<b> Prof Gonzalo Herranz</b> lo clarifica:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Una vez recogidos los datos, el médico ha de ordenarlos, refinarlos, integrarlos, de modo que sobre ellos pueda trazar una hipótesis diagnóstica plausible. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hay muchos modos de elaborar esta fase intelectual del diagnóstico, muchos estilos diferentes de hacerlo. Yo llegué a contemplar como trabajaban algunos maestros de la clínica y de la anatomía patológica clásicas (Eduardo Ortiz de Landázuri, Agustín Pedro Pons, Adolfo Ley, Erich Letterer). Lo más característico de ellos era su actuación en dos fases: reflexivamente primero y confiadamente después. Sabían que su cerebro era su instrumento diagnóstico más poderoso. Estaban persuadidos de que era necesaria una equilibrada mezcla de prudencia y audacia intelectual para llegar al diagnóstico. Sentían que <b>la operación diagnóstica era, en su conjunto, algo lleno de alicientes y riesgos, una apuesta en favor de la inteligencia, de la aventura de arriesgar y una ocasión de practicar, cuando fuera preciso, la humilde e inevitable función de rectificar.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>La obligación moral de consultar a los colegas más competentes</b> es también, ya lo hemos visto, herencia de la tradición deontológica, en la que seguimos viviendo, olvidado ya el elaborado ceremonial de la consulta clásica… </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Una faceta importante de la Deontología clásica del diagnóstico se refiere al modo como éste ha de ser comunicado al paciente y a sus allegados.</b> Como es lógico, la comunicación de la inmensa mayoría de los diagnósticos no plantea problemas especiales ni al médico ni a su enfermo: es una noticia que viene a aliviar la angustia o el miedo difuso que crea toda enfermedad en quien la padece, presa a veces de presentimientos muy pesimistas. Pero en otras ocasiones, el diagnóstico es una noticia que rompe proyectos largamente acariciados, que significa mucho sufrimiento y limitación, o que enfrenta a veces a un pronóstico infausto y a corto plazo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">…El médico actuará entonces con prudencia. Guardará la natural discreción y no divulgará una noticia que puede ser codiciada por algunos, pero que pertenece en exclusiva a su paciente y a aquellas personas que el designe. A ellos, el médico irá diciendo la verdad, al compás de su capacidad de asumirla, dosificándola con sabiduría, sin exagerarla y sin convertirla en un agente traumatizante. Sabrá decirla con un acento tal que logre movilizar en el enfermo su responsabilidad y la aceptación de su destino. No aplastará su esperanza ni la abrirá a expectativas ilusorias, <b>pero deberá dejarles claro que nunca les faltará ni la ayuda ni la compañía de su médico</b>…” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990) </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-74809784056225840732023-12-15T16:13:00.004+01:002023-12-15T16:25:06.200+01:00Ética del diagnóstico médico (III)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="color: #0b5394;"><div class="separator" style="clear: both; font-size: x-large; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiVxBEFqONYqIhrHFH2dDDvMBzxxk9WHBrZJBOuwU1Wh4lDbJPgsyZa2jWujYHK77L8eBf1afscUOP90_QLJx8xFyTYUa1LTrNYVlTs09zShqw3yqh7L_Sp8tSHyUHD-X5T9Xz8fgkGbwWmwE5skJ3BhrNh6G94854KCMvgZbTuXmrqKHZ2olZONgu9dU/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiVxBEFqONYqIhrHFH2dDDvMBzxxk9WHBrZJBOuwU1Wh4lDbJPgsyZa2jWujYHK77L8eBf1afscUOP90_QLJx8xFyTYUa1LTrNYVlTs09zShqw3yqh7L_Sp8tSHyUHD-X5T9Xz8fgkGbwWmwE5skJ3BhrNh6G94854KCMvgZbTuXmrqKHZ2olZONgu9dU/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></div><span style="font-size: medium;">Existen unos parámetros objetivos y evidentes para valorar la calidad de toda relación médico-enfermo: la forma con que se lleva a cabo la recogida de datos del paciente y su exploración. El título de médico depende de cómo se realice esa tarea.</span></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> da una lección magistral al respecto: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“El médico que vive en la tradición hipocrática es diligente en la obtención <b>atenta e intencionada de la historia clínica</b>: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-<b>escucha con tenso interés el relato del paciente</b>, pues sabe que ciertos datos sustanciales, clarificadores, sobre la enfermedad sólo puede serle revelados por aquel. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-No deja que ningún prejuicio ni sentimiento que el paciente pueda inspirarle se interfiera en la calidad de los cuidados que debe administrarle: no etiqueta con sanbenitos morales, políticos a caracterológicos a sus enfermos: <b>a todos ha de tratar como a seres humanos igualmente dignos de respeto </b>que le presentan problemas cargados de idéntico interés científico. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-<b>No está éticamente autorizado a distinguir, y a tratar de modo distinto a sus pacientes</b>: no hay para él quienes son científicamente interesantes y rutinariamente comunes, quienes son amables y quienes odiosos, quienes afines y quienes extraños. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Sabe que esas interferencias dañan siempre y de modo inevitable la calidad de su atención.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Realiza la exploración física con sus cinco sentidos bien despiertos</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-<b>Investiga con orden y sistema</b> ese objeto de indagación científica que es el cuerpo de su paciente. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">-<b>Respeta la intimidad personal y corporal</b> de éste. No invade innecesaria o gratuitamente los estratos de lo privado ni hiere el pudor del cuerpo desnudo. Sabe que la renuncia a la dignidad del cuerpo vestido y erecto que el paciente hace al desnudarse y echarse sobre la mesa de exploración, echa sobre sus hombros la obligación de cuidar de su pudor y de abstenerse de toda relación erótica con ocasión de la exploración física: la inspección visual no es una mirada con segundas intenciones, ni la palpación una caricia. Abusar de esa situación no sería solo una indecencia frívola. Es sobre todo una injusticia y una agresión. La Deontología clásica exige, con una experiencia sapiente, que en el acto exploratorio esté siempre presente una enfermera. La Asociación Americana de Psiquiatría lo impone a sus miembros.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>A donde no alcanzan sus sentidos, el médico llega con sus instrumentos de exploración, con sus métodos de laboratorio</b>. No he entendido nunca porqué algunos piensan que la introducción de la tecnología diagnóstica tiene que ir necesariamente ligada a una pérdida de humanidad. La instrumentación tecnológica tiene, en Medicina, un sentido profundamente humano, delicado, que no sólo da datos de extraordinaria precisión y significado diagnóstico, sino que ahorra tiempo, dolor e incertidumbre.” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990). </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-20376553175385602042023-12-08T18:06:00.009+01:002023-12-08T18:22:25.696+01:00Ética del diagnóstico médico (II)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2cpqCEVIsgXewNPS7f_CKMbD-1fvLjzcW6P8xENfqdmRrEwOVrlAHhSSKg3BK2q6pTnoEdu7XCZ0Lk92xuUGqPorgAqYXhEZ_nTpiTgpt1tarqt2a2PTdPTGH_OfzLxNJ_5LcgqCdvPWgBdoCcVPhaWvTz1XF47KRFExQ3CKBXlUtuWCmwHLOWO46vCk/s440/5%20GH.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="292" data-original-width="440" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2cpqCEVIsgXewNPS7f_CKMbD-1fvLjzcW6P8xENfqdmRrEwOVrlAHhSSKg3BK2q6pTnoEdu7XCZ0Lk92xuUGqPorgAqYXhEZ_nTpiTgpt1tarqt2a2PTdPTGH_OfzLxNJ_5LcgqCdvPWgBdoCcVPhaWvTz1XF47KRFExQ3CKBXlUtuWCmwHLOWO46vCk/s320/5%20GH.png" width="320" /></a></span></div><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El acto médico, para que exista, exige básicamente que el paciente sea tratado con precisión, no con ligereza; con atención, no con rutina; de forma personalizada, no como meros elementos de una cadena de protocolos. Ahí se juega el médico la existencia, o no, de su tarea.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="color: #0b5394;">El </span><b style="color: #0b5394;">Porf Herranz</b><span style="color: #0b5394;"> lo perfila: </span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Un primer punto a tocar es <b>la deontología clásica del diagnóstico</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hay, pues, una obligación de <b>sentar el diagnóstico sobre una base científica sólida</b>, ya que hay un compromiso de no privar a ningún paciente de aquellos recursos de la ciencia médica que son, junto con la diligencia debida, parte esencial del arte médico del momento, de la Lex Artis ad hoc de los juristas.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Hay también una obligación de humanidad</b>, de dar a cada enfermo una atención de calidad -personal, atenta y compasiva-, adecuando los recursos a las necesidades de cada paciente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En la tradición deontológica, y también en la legal, se exigía como obligación primordial del médico la diligencia, la suficiencia de los medios aplicados para llegar al diagnóstico; no, sin embargo, el acierto o la exactitud objetiva del juicio. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Un error diagnóstico, en sí mismo, no puede constituir una falta deontológica: el hecho empírico de que se dan divergencias de opinión entre médicos competentes acerca del diagnóstico de determinados pacientes, y el carácter, tan complejo y a la vez provisional, de la misma Medicina, han creado la tradición de que <b>no puede obligarse al médico al acierto, a la infalibilidad</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La incapacidad de hacer un diagnóstico ya en el primer encuentro con el paciente, la necesidad de cambiar una primera impresión diagnóstica que resultó errónea, la duda ante un difícil diagnóstico diferencial, no son moralmente reprensibles, si el examen ha sido concienzudo y diligente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Tampoco lo es la terapéutica que, en situaciones de incertidumbre diagnóstica, el médico ha de instaurar para no descuidar el caso e, incluso, como procedimiento indirecto de diagnóstico: es el clásico diagnóstico ex juvántibus. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Lo que la tradición deontológica y legal impone al médico es el deber de no actuar a la ligera</b>, de no descuidar los medios que la ciencia del momento aconseja para esclarecer el diagnóstico de su enfermo, los que un médico competente y responsable aplicaría en esas mismas circunstancias. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero, aunque no obligando al acierto, la Deontología clásica pone muy alta la medida de la diligencia exigida al médico: éste ejerce su profesión, según reza el Juramento Hipocrático, como mejor puede y sabe, es decir, con competencia y buen juicio.” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990).</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><br /></span></p>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-13894839864188394862023-12-01T19:51:00.001+01:002023-12-01T19:52:12.449+01:00Ética del diagnóstico médico (I)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnBWwN79P-AUUDqFh9A7tOi-NWSGNf3tr23LGE0bA4igCyYb8q1bJG-B01sjPKYrsX0mc2iwxqfmXoXiKoX47YSXgji8YTKbmimK-2prpwJONQJfNnNr8jOuNm0eFYL0LxRyhicvDdXCSbHsvM_TcRBk8QkwkWRVrHEkc2jaG9cx08S-_g1GHANaJT2PA/s800/90FA8E53-ACB9-4D22-A32B-575DFF8472A3.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnBWwN79P-AUUDqFh9A7tOi-NWSGNf3tr23LGE0bA4igCyYb8q1bJG-B01sjPKYrsX0mc2iwxqfmXoXiKoX47YSXgji8YTKbmimK-2prpwJONQJfNnNr8jOuNm0eFYL0LxRyhicvDdXCSbHsvM_TcRBk8QkwkWRVrHEkc2jaG9cx08S-_g1GHANaJT2PA/s320/90FA8E53-ACB9-4D22-A32B-575DFF8472A3.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Vamos a abordar, en varios envíos, una cuestión ineludible a toda actividad médica: la ética en la elaboración del diagnóstico. Concierne a todo profesional de la medicina, y por eso no puede dejar de afectar a todo paciente. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b>, encuadra el tema:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Lo primero que tendríamos que hacer es <b>preguntarnos si se dan y en qué consisten los conflictos éticos cuando el médico elaborara el diagnóstico de sus pacientes</b>, y, si los hay, en qué niveles se mueven, cuáles son sus especies.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Si, para echar a andar, partimos de una definición sencilla de conflicto ético -el que, sin tener carácter técnico, hace dudar al médico sobre lo que conviene hacer, es decir, le obligan a plantearse qué decisión, entre varias, ha de tomar para procurar el bien de su paciente- comprendemos que <b>los conflictos éticos son de ordinaria administración en el trabajo diagnóstico del médico, son un ingrediente habitual de su tarea</b>. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Quizá no sean tan frecuentes como los problemas técnicos del diagnóstico, tales como los que plantean la interpretación de una imágen endoscópica poco característica, la de un parámetro bioquímico errático, la de un hallazgo biópsico dudoso o la de una exploración sorprendentemente negativa. Pero una cosa está clara: <b>entre los médicos, en particular entre los más sensibles a las exigencias de calidad de los cuidados profesionales, se plantean con frecuencia problemas éticos en niveles muy diversos de su actividad diagnóstica</b>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Y así, el médico se puede preguntar: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">a) la obtención de un recuento y fórmula leucocitaria o la </span><span style="color: #0b5394; font-size: large;">determinación de la velocidad de sedimentación de los eritrocitos, ¿forman parte de la rutina exploratoria que se debe a todos los pacientes, de modo que su exclusión equivale a casi una negligencia? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">b) La política de contención de gastos, ¿justifica que a un paciente se le prive de una exploración que, aunque costosa, puede contribuir en ocasiones a diseñar mejor el tratamiento? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">c) ¿Puede un médico aceptar de una institución de seguros un incentivo económico condicionado a la reducción de gastos por debajo del promedio establecido para el diagnóstico de cada enfermedad? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">d) ¿Es correcto éticamente -y en qué condiciones- practicar alguna prueba diagnóstica sin conocimiento -y, por tanto, sin consentimiento- del paciente? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">e) ¿Hasta qué punto tiene el médico obligación de objetivar mediante la determinación de un análisis bacteriológico el diagnóstico de una enfermedad que le parece claro, tanto por la sintomatología clínica como por la circunstancia epidemiológica? </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">f) ¿Está siempre justificado el exceso de pruebas diagnósticas, algunas de ellas molestas o arriesgadas, a las que son sometidos los enfermos de un hospital docente?</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">No falta, como vemos, materia para la reflexión…” (Gonzalo Herranz, Instituto Gallego de Educación Médica, Santiago Compostela, 6 de marzo de 1990)</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-35528680077922848242023-11-23T16:20:00.004+01:002023-11-23T16:26:07.117+01:00Ambigüedad del progreso científico: responsabilidad de participar (y V)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghBFMSUyUk01UyYlRdxQhEpaa2hoMzTEDB1ONK3txkikkF30OMq_sxVK__t63Iu68yZCW5bfvcQyVU0V9_UlJksU3c1yOUGF18JN0NorsIWhcs6dem36COzgIPe4zBngg38FaQ1PbPLIXn5EODoCT0CueRyme-YnRz2HHKXyFNObEzzz8qZBB6vjcL7vY/s800/4D2B688A-245C-400E-ADAC-B85F363558C1_1_201_a.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghBFMSUyUk01UyYlRdxQhEpaa2hoMzTEDB1ONK3txkikkF30OMq_sxVK__t63Iu68yZCW5bfvcQyVU0V9_UlJksU3c1yOUGF18JN0NorsIWhcs6dem36COzgIPe4zBngg38FaQ1PbPLIXn5EODoCT0CueRyme-YnRz2HHKXyFNObEzzz8qZBB6vjcL7vY/s320/4D2B688A-245C-400E-ADAC-B85F363558C1_1_201_a.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Es responsabilidad de cada uno reflexionar sobre a dónde conducen, qué implicaciones éticas, tiene los avances científicos. Cada uno, a su nivel, debe sopesar la calidad ética de todo progreso científico, y así obrar en consecuencia.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Gonzalo Herranz</b> facilita esta tarea: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Como es propio de la Ética, termino haciendo algunas recomendaciones, dando unos consejos como remedio para la enfermedad de la indiferencia o la ignorancia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Asumamos nuestra responsabilidad personal, cada uno la suya. Interesémonos por la Bioética, pues en ello nos van muchas y decisivas cosas. Comentemos unos con otros las noticias del periódico, después de reflexionar un poco sobre lo leído y lo que detrás de ello está. Llamemos la atención de los demás y practiquemos ese oficio tan humano de contrastar opiniones sobre problemas en los que se juegan aspectos graves de nuestro futuro. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Nadie ha hablado del particular con más fuerza ni más lucidez que Juan Pablo II. En el punto 15 de su carta <b>Redemptor hominis</b> figuran estas palabras, que nos ayudarán a alcanzar el deseable equilibrio entre confianza y crítica juiciosa de cara al progreso y la investigación de las ciencias:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">"La pregunta que primero hay que hacerse se refiere a una cuestión esencial, básica: este progreso, cuyo autor y fautor es el hombre, <b>¿hace la vida del hombre sobre la tierra, en todos sus aspectos, más humana?; ¿la hace más digna del hombre?</b> No cabe duda de que, bajo muchos aspectos lo hace así. No obstante, esta pregunta hay que planteársela obstinadamente en lo que se refiere a lo verdaderamente esencial: si el hombre, en cuanto hombre, en el contexto de este progreso, se hace de veras mejor, es decir, más maduro espiritualmente, más consciente de la dignidad de su humanidad, más responsable, más abierto a los demás, particularmente a los más necesitados y a los más débiles, más disponible a dar y prestar ayuda a todos". Hasta aquí la cita de Juan Pablo II.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Vemos, a la luz de este texto iluminador, que debemos inquietarnos, porque <b>hay ciertos frutos del progreso que pueden ser venenosos, </b>que pueden hacer daño al hombre. <b>El progreso científico es ambiguo, carece de la capacidad de autorregularse éticamente. Tiene que ser guiado.</b> Alguien ha de llevarlo de la mano. Y tengo la impresión de que, aunque es grande el interés que algunos científicos tienen por las implicaciones éticas de sus trabajos de investigación, en especial en el campo de la Biomedicina, no parece tal actitud ni suficientemente fuerte ni bastante extendida entre los cultivadores de la ciencia.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><span style="color: #0b5394;">Por ello, <b>todos, sin distinción, hemos de ayudar en esta </b></span><span style="color: #0b5394; text-align: left;"><b>tarea. Tenemos la obligación de interrogarnos tenazmente, obstinadamente, acerca de la significación humana de los avances de la ciencia, acerca de su sentido último y de su relación con las cosas realmente importantes.</b> La ambigüedad del progreso es, en definitiva, un estímulo que nos mantendrá siempre en vigilancia y que enriquecerá nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad moral.” Gonzalo Herranz, en “Sobre la ambigüedad del progreso científico: la responsabilidad de participar en el debate bioético”, 8 de junio de 1995, Ayuntamiento Puerto de Santa María. </span></span></p><p></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-30339909809214361512023-11-17T16:30:00.003+01:002023-11-17T16:31:17.999+01:00Ambigüedad del progreso científico: responsabilidad de participar (IV)<p style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsrW5HTrlz4LfSA4XjhAVd84vdO9nmznuqudcce1vhiETZ5fjBNL4UuqVzSACckTbMS8oYKO9Z3c2mNNnQjTZW8SicnjNYVZ2J9U7Y_Lr3uzOjUcGO0m-ejG9rkoTYnUoVoBwvu8iOKrbvkBxzrEv8aXIAqIfWtAIhC9PWV4_V9Cw3QQh59TUSIhk2too/s800/DC2B99D7-9B5A-43AC-AC81-809F37C7C01A_1_201_a.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsrW5HTrlz4LfSA4XjhAVd84vdO9nmznuqudcce1vhiETZ5fjBNL4UuqVzSACckTbMS8oYKO9Z3c2mNNnQjTZW8SicnjNYVZ2J9U7Y_Lr3uzOjUcGO0m-ejG9rkoTYnUoVoBwvu8iOKrbvkBxzrEv8aXIAqIfWtAIhC9PWV4_V9Cw3QQh59TUSIhk2too/s320/DC2B99D7-9B5A-43AC-AC81-809F37C7C01A_1_201_a.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">La inhibición personal frente a las decisiones que la ciencia aporta a la sociedad es una grave irresponsabilidad que se paga tarde o temprano.</div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> es muy claro: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“A la hora de tomar decisiones morales, de hacer juicios éticos, todos somos iguales, todos somos igualmente expertos, sobre cada uno de nosotros carga la decisiva responsabilidad de entender y juzgar.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>La tenemos, en primer lugar, a un nivel sociológico y político</b>. En un estado democrático, podemos intervenir -en la modestísima, pero inapreciable, medida marcada por el principio de "un hombre, un voto"- <b>en las decisiones que marcan el rumbo de la ciencia y las aplicaciones de la tecnología</b>. En las democracias contemporáneas, las cuestiones bioéticas (costo de salud, legislación sobre tecnología científica, sobre familia y reproducción humana, aborto y eutanasia, regulación del ejercicio de la Medicina), están convirtiéndose en uno de los capítulos de mayor significación de los programas electorales. No vale aquí decir a otro: hazte cargo de mi salud y decide por mí. <b>Todos estamos implicados</b>, a través de nuestra intransferible corporalidad, en la toma de decisiones.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">…La subdivisión de la sociedad entre una clase dirigente, la inteligente, y todos los demás, es inaceptable. Esa situación es comparable a la subdivisión de la sociedad en pobres y ricos, en señores y servidores. Hay, ¡qué duda cabe!, todavía razones físicas, circunstancias culturales que favorecen la existencia y perpetuación de la desigualdad social. Pero, por naturaleza, todos estamos instalados en un plano de absoluta igualdad intelectual.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hemos de persuadirnos de que en el tiempo en que nos ha tocado vivir, tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad. Como sujetos morales, ninguno de nosotros vale menos que un diputado, que un ministro o que el mismo Rey. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero los diputados que nosotros elegimos nos dictan leyes sin que hayan sido objeto de la discusión moral que las haga genuinamente representativas. ¿Tiene el pueblo español una idea definida acerca de lo qué es un 'preembrión' y de que sea legítimo desposeer al embrión humano de menos de 14 días de condición humana?</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Por ahí fuera, se dice que la gente tiene que ser si no erudita, al menos, entendida… en los estudios e investigaciones que hacen los científicos en sus laboratorios. Sólo con conocimiento es posible juzgar en conciencia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>De la abstención no saldrá nada bueno</b>. Hay gente que piensa que no está a su alcance lograr un conocimiento adecuado de las complejísimas ciencias biológicas; o que las ciencias biológicas son algo muy sólido y objetivo, en el que no cabe discutir como se discute de religión o de política, terrenos en los que se dice que cada uno puede opinar como le venga en gana. <b>Esta idea de la inmutabilidad, de la solidez, de la objetividad casi absoluta de las ciencias naturales es un error muy extendido</b>, pues crea una difusa tendencia social a la abstención que conduce a la gente a abdicar en los expertos. Y este error no sólo está muy extendido entre la gente corriente. Es un error igualmente extendido entre los profesores.” Gonzalo Herranz, en “Sobre la ambigüedad del progreso científico: la responsabilidad de participar en el debate bioético”, 8 de junio de 1995, Ayuntamiento Puerto de Santa María. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-36609114738694041672023-11-10T21:04:00.004+01:002023-11-10T21:26:13.709+01:00Ambigüedad del progreso científico: responsabilidad de participar (III)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg06ZvaIndBFiY8n8kZ9eDjCdW8myv6DptGROYFP_zg9qDYQ3od1e0uojadcD4nacrnHs1iQCHnfJKGb_5oA-w5xPP02IPKGYPk4aAJYBguu4DLYrRaiYDwRsLgDtuxlWH8YVx7abOeVF_bM9YP6Mm3sHDFFhmiMQkVrxOh1javC0OeHsC3abQYCzgh43Q/s800/E6459420-B580-4487-A21B-991EEBF95E59.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg06ZvaIndBFiY8n8kZ9eDjCdW8myv6DptGROYFP_zg9qDYQ3od1e0uojadcD4nacrnHs1iQCHnfJKGb_5oA-w5xPP02IPKGYPk4aAJYBguu4DLYrRaiYDwRsLgDtuxlWH8YVx7abOeVF_bM9YP6Mm3sHDFFhmiMQkVrxOh1javC0OeHsC3abQYCzgh43Q/s320/E6459420-B580-4487-A21B-991EEBF95E59.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Cada uno está obligado a adoptar una opinión madurada en los temas éticos que ineludiblemente nos afectan. Irresponsabilidad es suscribir, sin más, la opinión de otros o de la mayoría. Es una cuestión especialmente importante en los temas de ética médica. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Lo aclara el <b>Prof Gonzalo Herranz</b> a continuación:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Dije al principio que el propósito de esta conferencia era invitar a todos a interesarse por las implicaciones éticas de los avances científicos. A la gente joven de hoy les corresponderá, lógicamente, observar las maravillas -y también los riesgos- de esos avances…, cuando el conocimiento de los materiales moleculares de que está hecha la fábrica del cuerpo humano sea increíblemente más rico y cuando se haya multiplicado hasta lo insospechado la capacidad de dominar el humor, las opiniones y las apetencias espirituales y menos espirituales del hombre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La vida de los hombres estará cada vez más influida por los avances científicos y tecnológicos. Juzgarlos es, por tanto, una obligación de todos, y una de las obligaciones que no podemos descuidar. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Parece más cómodo para la gente -y mucho más irresponsable- confiar la solución de los problemas morales a los expertos. Algunos piensan que lo mismo que para reparar un grifo estropeado se llama a un fontanero, para solucionar los problemas éticos podríamos encargar a los expertos. <b>Pero, en el fondo, en Ética no puede haber expertos</b>. Algunos nos dedicamos a leer y reflexionar, a hablar y escribir, sobre lo que se escribe de historia de nuestras nociones éticas y de su fundamentación filosófica y teológica, de las soluciones que algunos proponen para tal complicado problema ético y de cosas así.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero <b>las decisiones éticas ha de tomarlas cada uno</b>. Nadie puede éticamente hipotecar su responsabilidad y tomar decisiones morales, confiado ciegamente en el consejo recibido. El Fundador de la Universidad en que trabajo, el san Josemaría Escrivá, insistía en que los consejeros espirituales, <b>los expertos en cuestiones morales, deben informar y aconsejar: pero han de respetar la conciencia de sus dirigidos, no pueden usurpar su libertad</b>.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">…Uno no puede transferir su responsabilidad personal a los expertos. Todos, si somos verdaderamente responsables, hemos de pasar por el trance, a veces fuerte, de tomar partido, de decidir los dilemas que se nos presentan, de ser un agente activo en los campos de tensión ética, que es dónde se va decidiendo día a día el destino de la humanidad. Por decirlo de otro modo: <b>a la hora de tomar decisiones morales, de hacer juicios éticos, todos somos iguales, todos somos igualmente expertos, sobre cada uno de nosotros carga la decisiva responsabilidad de entender y juzgar.</b>” Gonzalo Herranz, en “Sobre la ambigüedad del progreso científico: la responsabilidad de participar en el debate bioético”, 8 de junio de 1995, Ayuntamiento Puerto de Santa María. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-49642651240606669332023-11-03T13:39:00.000+01:002023-11-03T13:39:03.446+01:00Ambigüedad del progreso científico: responsabilidad de participar (II)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjevRHDcLTVXEtr5ucPbmYGWq4xA2OfHn02mJfb1ZCiP8FsCr8QYlI19dVPi3n-Jg0MYsWotzW-Lazczz2qEczAF7RVuaFBoSpzs4IAmZWdvy9mSQ7KTVF12SSJinMR-9HRq_XQPOc0p52Wui_tjfr5Svl2cD9srYTwq5sNpmR7NZJFjuQm2uIxnaa75Yg/s800/320E246F-B659-4822-9A76-60C6296BC8A7.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjevRHDcLTVXEtr5ucPbmYGWq4xA2OfHn02mJfb1ZCiP8FsCr8QYlI19dVPi3n-Jg0MYsWotzW-Lazczz2qEczAF7RVuaFBoSpzs4IAmZWdvy9mSQ7KTVF12SSJinMR-9HRq_XQPOc0p52Wui_tjfr5Svl2cD9srYTwq5sNpmR7NZJFjuQm2uIxnaa75Yg/s320/320E246F-B659-4822-9A76-60C6296BC8A7.jpeg" width="320" /></a></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La ciencia como instrumento en mano del hombre tiene doble filo. Puede contribuir a nutrir el necesario progreso, o puede ser artefacto de muerte y degradación humana sin límites.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> lo pone de relieve de forma escalofriante:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>“La Ética de la ciencia, un problema de todos</b>. Los problemas que deben preocuparnos, me parece a mí, están hechos de otros materiales. Se trata de problemas que nos afectan muy de cerca, pero que hemos de enfrentar, no con recelo y desconfianza, sino mediante un estudio sereno y una crítica ponderada. Nacen esos problemas de la posibilidad, inmediata y tangible, que tenemos ya hoy al alcance de la mano, de manipular, con los instrumentos que nos ha dado el progreso científico, al mismo hombre. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Hay, en efecto, motivos para sentir una razonable inquietud. Valga un episodio como ejemplo. Puede parecer dramático, pero es muy real. Yo he denunciado recientemente, y con mucha energía, <b>el uso perverso de la Psiquiatría</b> en la guerra de Bosnia. No puedo dejar de decirlo una vez más. La Psiquiatría, esa rama particularmente sensible y humana de la Medicina ha sido convertida en arma de guerra. Karadzic, el líder de los serbios de Bosnia, ha empleado los conocimientos que como psiquiatra tiene del terrible trauma que para la mujer es la violación, para convertir el estupro en medio de intimidación y agresión. La violación, dentro de su crueldad y violencia, era hasta ahora algo casual, asistemático, un elemento más del botín del vencedor. En Bosnia se la ha convertido en una actividad sistemática, científicamente programada, de alto rendimiento: se han creado campos de concentración-burdel, atendidos por destacamentos de soldados serbios cuya función es violar. Se ha refinado la crueldad psicológica de las violaciones haciendo estar presentes a ellas a maridos, hermanos o padres. Durante unos años, la violación fue el arma disuasoria más eficaz para liberar territorio enemigo. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Los conocimientos científicos pueden ser utilizados de modo ambiguo</b>: el psiquiatra puede, gracias a su ciencia, curar las heridas del alma de la mujer violada, pero puede también instrumentalizar esa misma ciencia para hacer mucho más daño, para multiplicar las tragedias personales, para liberar entre los enemigos cantidades inmensas de dolor. <b>La ciencia y sus aplicaciones son ambiguas: pueden crear bienestar y enriquecer las relaciones humanas, pero también pueden desencadenar dolor y degradación.</b> </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><b>Cosas parecidas pasan, por ejemplo, con la reproducción humana asistida</b>. Todo el mundo lo sabe: hoy es posible producir seres humanos en el laboratorio para destinarlos a vivir, colocándolos en el útero de una mujer, o para sacrificarlos en aras de la investigación; para seleccionarlos mediante la aplicación de sondas génicas y aceptar a los que superen las pruebas de calidad a las que los sometemos, o para desechar a los que son marcados como no deseables, de algún modo imperfectos, o simplemente de dudosa calidad. Pero <b>seleccionar para aceptar o rechazar es un poder tremendo del hombre sobre el hombre, en que unos se atribuyen un poder omnímodo, tiránico, sobre otros</b>.” Gonzalo Herranz, en “Sobre la ambigüedad del progreso científico: la responsabilidad de participar en el debate bioético”, 8 de junio de 1995, Ayuntamiento Puerto de Santa María. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-39530083297958085882023-10-27T23:27:00.000+02:002023-10-27T23:27:19.655+02:00La ambigüedad del progreso científico: responsabilidad de participar (I)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEithdPfcoShMmsUA4wxW3OsNEvpvDXt8x3qIJCaw6g-rlfY9TcaKYVQLP3aH32kK6m7zsN_8Clo9O9QQADvtDt39_ljHzzjgwi7acachwX7qYZ0Iarh8YpGOYXEs3fPxNEOo0_zOHqNAjLsik6nD3Yz4Mpf6Ty3fg_sU9y9iCN1fu1v6shrETBZuiDyrLk/s800/BCE1A319-190F-4A3B-9357-72C640233D38.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEithdPfcoShMmsUA4wxW3OsNEvpvDXt8x3qIJCaw6g-rlfY9TcaKYVQLP3aH32kK6m7zsN_8Clo9O9QQADvtDt39_ljHzzjgwi7acachwX7qYZ0Iarh8YpGOYXEs3fPxNEOo0_zOHqNAjLsik6nD3Yz4Mpf6Ty3fg_sU9y9iCN1fu1v6shrETBZuiDyrLk/s320/BCE1A319-190F-4A3B-9357-72C640233D38.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La actitud, activa o pasiva, de cada uno frente a los avances de la ciencia influye de forma decisiva en sus aplicaciones y desarrollo. No es posible dejar de ser responsables. </span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> refiere que:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Hay obligación de preguntarse por los efectos humanos de la ciencia …Quiero sembrar en la mente de todos ustedes una idea: que es necesario interrogarse acerca de lo que los avances científicos y tecnológicos significan para cada uno de nosotros y para la sociedad que queremos forjar. Sólo haciéndonos ciertas preguntas podremos estar en condiciones de ayudar a que la ciencia sea verdaderamente humana y de ayudar a los científicos a hacer una ciencia a la medida del hombre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La primera reacción de cualquiera de nosotros al oír lo que acabo de decir es la de pensar que eso no va con uno. Parece que hacer la ciencia es asunto que hay que dejar en manos de los mismos investigadores, que son quienes de verdad saben de ciencia. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">O quizá podemos pensar que eso es cosa que compete a los políticos, a los grandes de la tierra: a los que gobiernan el cuerpo político, a los líderes intelectuales y religiosos, a los comités nacionales de bioética, por ejemplo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Estamos inclinados a pensar que las mujeres y los hombres de a pie nada tenemos que decir acerca de materias tan complejas como lo es la política de la ciencia: qué sabremos nosotros de cuánto hay que gastar en investigación y desarrollo, de cuáles son las áreas prioritarias en las que volcar el dinero y el talento, de qué hay que hacer con el gigantesco montón de cosas que se saben y que están sin usar esperando a que a alguien se le ocurra qué hacer con ellas, y cosas por el estilo.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Y, sin embargo, ocurre que nuestro modo de vivir depende cada vez más de lo que se investiga en los laboratorios de las universidades y de las grandes industrias, o en las salas y quirófanos de los hospitales. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Las invenciones y aplicaciones de la ciencia nos siguen desde la mañana temprano hasta la noche, y también mientras dormimos. Vivimos en una cultura dominada por la tecnología, que se nos ha metido en casa: lo que comemos, el modo como nos comunicamos unos con otros, los medios de trasladarnos de aquí para allá, el nacer y el morir, la comida que ingerimos, todo está densamente determinado por la ciencia y sus aplicaciones prácticas. Suspiramos a veces por la vuelta a la naturaleza, pero no nos gusta escapar de esa cápsula de ciencia y tecnología que nos protege y nos domina.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Y, sin embargo, será cada vez menos disculpable quedarse a un lado, y decir: eso no va conmigo. Hemos de sopesar entre todos cuáles son las consecuencias que para la dignidad humana, los valores y derechos humanos, para la vida moral de cada uno y de la sociedad entera, tiene eso que solemos llamar los logros de la ciencia y del progreso tecnológico. Es decir, no deberíamos eludir la cuestión de calcular cuánto nos beneficia, y cuánto nos cuesta, en libertad, en dignidad, en respeto de unos para otros, cada uno de esos avances.” Gonzalo Herranz, en “Sobre la ambigüedad del progreso científico: la responsabilidad de participar en el debate bioético”, 8 de junio de 1995, Ayuntamiento Puerto de Santa María. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-69780684030977287082023-10-20T14:43:00.000+02:002023-10-20T14:43:12.908+02:00El embrión humano, sujeto de investigación (y X)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMmVX4UdhIKCnDqvi6z0fmqUK7EY5M9SCSNlbYfT1gyvcE8HsMm06Gd6yOPeeec4nQlRpqm2FqqlpghbySmAs8rWdsCAD6E-R-xhr52uNGExgA-X6I5dSf9tI67gyRgLr_6jpo7utPpcMqPGZPkUVLVx0q3DwXSWiHExCh9TnVFzsPMnFVJJa_E4ic5_0/s1024/9522A879-9E99-40D0-87C5-14758704181D_1_105_c.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMmVX4UdhIKCnDqvi6z0fmqUK7EY5M9SCSNlbYfT1gyvcE8HsMm06Gd6yOPeeec4nQlRpqm2FqqlpghbySmAs8rWdsCAD6E-R-xhr52uNGExgA-X6I5dSf9tI67gyRgLr_6jpo7utPpcMqPGZPkUVLVx0q3DwXSWiHExCh9TnVFzsPMnFVJJa_E4ic5_0/s320/9522A879-9E99-40D0-87C5-14758704181D_1_105_c.jpeg" width="240" /></a></span></div><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">En el juicio de Nuremberg se condenó a los médicos nazis por experimentar con seres humanos. Esos médicos sacrificaban vidas humanas justificando que sus muertes tenían un alto grado de “servicio”: la prevención de otras vidas consideradas de mayor calidad. Impresiona comprobar las coincidencias entre las técnicas experimentales actuales con embriones humanos y las técnicas nazis que fueron condenadas en Nuremberg. Parece necesaria la reflexiva actuación ética.</span></span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">A continuación, el <b>Prof Herrnaz</b> ofrece argumentos:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“En 1976, se celebró en el Hastings Center de New York un simposio sobre si era ético traer a cuento las atrocidades de los investigadores nazis en las polémicas sobre la Ética de la investigación sobre seres humanos. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El Director del Instituto, el secularista Daniel Callahan, reconoce que puede haber un modo malicioso de aplicar la analogía nazi y que es muy frecuente usarla equivocada o malévolamente. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Pero hay también ocasiones en que es oportuna: cuando se quiere advertir que todo aquello “partió de comienzos muy pequeños”. Entre sacrificar embriones humanos para aclarar y remediar los trastornos de la esterilidad y sacrificar prisioneros y así aclarar el mecanismo fisiopatológico de la muerte por inmersión en agua fría y tratar de salvar la vida de los pilotos de guerra derribados en las frías aguas del Mar del Norte hay notables diferencias, pero hay analogías todavía más profundas. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Siento por unos y otros la misma compasión, por embriones y prisioneros, la misma idéntica la dignidad que poseen. Mi condición de médico me obliga a no discriminar entre los seres humanos con los que entro en relación profesional. No puedo desear para otros lo que no hubiera deseado para mí. Y tengo por cierto que la muerte de un embrión es la muerte de un hombre.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La investigación destructiva sobre seres humanos puede ser “el comienzo muy pequeño de una nueva medicina de iniquidad”. Por eso pienso que los Gobiernos deberían poner en su agenda una intensa campaña de información acerca del embrión humano. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Sería esa una información acerca de nosotros mismos, cuando teníamos esa decisiva edad y escribíamos el más brillante capítulo de nuestra biografía biológica, cuando teníamos la fabulosa y fugaz capacidad de tomar las decisiones más trascendentales sobre nosotros mismos.” Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-69059439305341126492023-10-13T14:31:00.004+02:002023-10-13T17:13:23.582+02:00El embrión humano, sujeto de investigación (IX)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Q5HcaXW33bg_03LbEvjevv1E_EZ3Z8kGUgIu1oEYH4eDUbOOjIcJgjYa6pxI32k_Sf46TMCc1BkvXAGlUjH060pbJIyvjdzu6a8d99gglI3kkXRTFoZ49SEtR4iNahbQkf87JzM8kOLQ37KvrZXczrxC7A-w6HHQOABmM6wpg_MSkozZUhSzeQrRIyE/s1024/446FCD3E-F03F-48B5-ADA1-F90672F7242C_1_105_c.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8Q5HcaXW33bg_03LbEvjevv1E_EZ3Z8kGUgIu1oEYH4eDUbOOjIcJgjYa6pxI32k_Sf46TMCc1BkvXAGlUjH060pbJIyvjdzu6a8d99gglI3kkXRTFoZ49SEtR4iNahbQkf87JzM8kOLQ37KvrZXczrxC7A-w6HHQOABmM6wpg_MSkozZUhSzeQrRIyE/s320/446FCD3E-F03F-48B5-ADA1-F90672F7242C_1_105_c.jpeg" width="240" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Al médico, y al investigador, cuando actúan sobre seres humanos, no le cabe otra actitud que el respeto por toda vida humana. Sin embargo, si dan cabida a considerar que alguna vida humana podría sacrificarse en utilidad a otras muchas, esa conducta sólo puede calificarse de repudiable indignidad. Cualquier embrión humano, cualquier vida humana, es siempre intangible. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Con notable claridad lo expresa el <b>Prof Herranz</b>:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“Cuando alguien usa un embrión humano para experimentación destructiva no puede eludir el hecho de que sacrifica a un ser humano, aunque embrionario, para obtener una información que le interesa. El interés puede nacer, lo admito, de un deseo nobilísimo y altruista de resolver un problema que perturba la felicidad de muchos matrimonios o de obtener información científica de máximo interés. Cuando uno antepone su deseo de investigar al deber de respetar la vida humana de los embriones, tiene que justificar éticamente su conducta, y para ello puede elegir uno de dos caminos:</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">a) Declarar que un embrión humano es simplemente una masa celular, un complejo molecular. También nosotros lo somos. Pero sabemos que no es el embrión in vitro un simple cultivo celular, sino un organismo completo, que es ya humano desde el principio, que tiene connatalmente tanta dignidad humana como los otros miembros de la familia humana. La dignidad humana es de todos, no depende del lugar de residencia. Se posee por el hecho de ser un ser humano, no porque se me conceda por los guardianes de la sociedad. Si por alguna razón accidental se me puede negar el título de ser humano algo grave está sucediendo, pues parece que regresamos a una sociedad de amos y esclavos, ya no somos una familia de hombres libres.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">b) declarar que la obtención de ciertos datos científicos bien vale el sacrificio de un número -decenas, centenares- de seres humanos embrionarios. Quien piense así se clasifica a sí mismo como un utilitarista racional, pues mide el tono ético de su acción por el beneficio obtenido: tener cierto tipo de información es mejor que carecer de ella, sea cual fuere su costo en vidas humanas. Este es el modo de pensar de los médicos que usan los seres humanos en la experimentación irrespetuosa o en la experimentación destructiva.” Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1908805688910970687.post-30902675561802605502023-10-04T19:24:00.002+02:002023-10-04T19:25:57.544+02:00El embrión humano, sujeto de investigación (VIII)<p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyaCgg6LG7muHIzfxa8jVrlqmHxomCyeIwDnlELfCYveeMmNMMMmdUTqiPOD0hlpNOSOaJxXxl1KsAz2DKDL8Ri2s_zvw6vL3fyUBnntb_Dg88GgRm-icm9MdA44rSlxk5Vt3NBVEV-GQQYE-KJ8HTGbPF67-7fYgrQC4cl5jdcSaVjmNhUCYbCoU5ib4/s1024/6B90B222-C135-4E08-B25A-C82B495DD78D_1_105_c.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1024" data-original-width="768" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyaCgg6LG7muHIzfxa8jVrlqmHxomCyeIwDnlELfCYveeMmNMMMmdUTqiPOD0hlpNOSOaJxXxl1KsAz2DKDL8Ri2s_zvw6vL3fyUBnntb_Dg88GgRm-icm9MdA44rSlxk5Vt3NBVEV-GQQYE-KJ8HTGbPF67-7fYgrQC4cl5jdcSaVjmNhUCYbCoU5ib4/s320/6B90B222-C135-4E08-B25A-C82B495DD78D_1_105_c.jpeg" width="240" /></a></span></div><span style="color: #0b5394; font-size: medium;"><div style="text-align: justify;">Toda investigación sobre el embrión humano tiene que garantizar el respeto que siempre exige la persona humana. La persona desde el más temprano inicio de su vida como embrión tiene el derecho a ser tratado de acuerdo con su dignidad. </div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">El <b>Prof Herranz</b> señala los márgenes éticos de la investigación embrionaria: </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">“¿Investigación respetuosa o investigación destructiva? …hemos de interrogarnos sobre el futuro. En mi opinión la noción de preembrión tendrá una existencia fugaz. No puede ser empleada como fundamento de una conducta moral, porque, además de ser un truco semántico, significa una manipulación de las conciencias.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">Una Ley que estableciera que los embriones humanos constituyen una casta biológica y ontológica inferior, que pueden ser tratados de modo cualitativamente diferente de los otros miembros de la raza humana, es una ley injusta. Es de justicia distributiva elemental respetar el derecho a vivir del embrión in vitro, pues lo suyo propio es su vida; y por ser un ser humano, hay que reconocerle como acreedor al mismo tratamiento que los otros seres humanos, ni más ni menos. En el ámbito médico, hay que respetar su salud y su vida y, si está enfermo, habrá que diagnosticarlo y curarlo, como a los restantes enfermos, pero jamás podrá justificarse médicamente su destrucción deliberada.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La Instrucción vaticana señala unas directrices éticas que tienen a su favor la rectitud y la consistencia. Nos dice que la investigación médica no puede causar daño a los embriones vivos ni puede dañar a la madre; que toda intervención investigativa sobre los embriones sólo puede hacerse después de haber obtenido el consentimiento, libre e informado, de los padres; que los embriones vivos, sean o no viables, deben ser respetados con el mismo respeto que se debe a los otros seres humanos; que, dada la excepcional fragilidad del embrión humano joven, toda experimentación no directamente terapéutica es ilícita; que cabe un razonable margen de audacia en el ensayo de nuevos remedios, si los riesgos que se corren son proporcionados al peligro de muerte en que se encuentra el embrión.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #0b5394; font-size: medium;">La investigación sobre embriones humanos nos concierne a todos. Todos hemos sido embriones, exactamente igual que hemos sido niños. Si no se le mata o no se muere, un embrión humano se convierte en un hombre o en una mujer. Un embrión no es una cosa: es un ser humano en edad embrionaria. No es todavía niño o adulto, pero existe en la forma humana común en que todos hemos existido.” Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988. </span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Juan Llorhttp://www.blogger.com/profile/05234558863881035073noreply@blogger.com0