viernes, 28 de noviembre de 2025

Obstinación médica (Los límites de la actuación médica) (y XII)

La ética médica no es en esencia un tema legislativo. Es muy lúcida la explicación del Prof. Herranz.   

Cuestión: Por tanto, se debe facilitar el descanso de los cuidadores. 

Respuesta del Prof. Herranz: “Una de las más graves acusaciones que se pueden hacer a la sociedad contemporánea es que muchas veces los cuidadores claudican, hasta cierto punto justificadamente, por agotamiento, sin recibir ayuda de voluntarios, o de sistemas sociales que les permitan tomarse un respiro ocasional o periódico, unas vacaciones. Penosamente, no atrae a la gente joven la atención de las personas en condiciones de vida empobrecida. Ese es un campo laboral desatendido. 

El 25 de febrero de 1990 Terry Schiavo sufrió un paro cardíaco que le provocó daños cerebrales gravísimos, que la dejaron en estado vegetativo. El 31 de marzo de 2005 murió por inanición en el hospital Suncoast de Florida. La mujer fue desconectada, por orden judicial, el 18 de marzo de la máquina de alimentación que la mantenía con vida. 

De la obligación social de atender a los miembros más débiles se ha hablado poco. El debate se ha centrado en lo jurídico, más que en la ética individual y social. Evidentemente este problema, como muchos en bioética, está decisivamente influido, y no de modo generalmente positivo, por la gran potencia generadora de bioética, que son los Estados Unidos. Allí los debates políticos y las conclusiones de los jueces han jugado un papel determinante en la bioética norteamericana y, a través de ella, en la de todas partes. En consecuencia, el tema se ha formulado y debatido en términos de derechos; es decir, que poner o mantener una sonda nasogástrica no es un asunto del médico y el paciente o sus allegados, no es puramente una intervención médica que puede ponerse o retirarse por criterios médicos: esa es una cuestión que se puede remitir a un juez. Así no es fácil plantear a fondo el problema humano de cómo la familia o la sociedad ha de plantearse la atención responsable de estos pacientes. 

El juicio moral de lo que es ordinario y proporcionado no es una cuestión meramente académica, es un asunto de ethos social, de lo que pasa en el corazón de una sociedad. Recuerdo haber leído que existe el riesgo de que a una sociedad se le vaya endureciendo el corazón, cuando se acumulan experiencias negativas -como la suspensión de cuidados básicos decretada en el caso citado de Terry Schiavo, en Estados Unidos; o en el de Tony Bland, en Inglaterra-. La mentalidad utilitarista endurece poco a poco la sensibilidad de la gente, que termina por no encontrar sentido en la atención de los "inútiles". 

A mis alumnos les he hablado muchas veces de uno de los primeros testimonios de humanidad, contenido en la Ilíada. En el incendio de Troya uno de los héroes regresa para recuperar a un anciano inútil, se lo hecha al hombro y entre el fuego y los dardos enemigos pasa a su zona. El poner en riesgo su propia vida por salvar a un anciano, que aunque era muy sabio ya no era una fuerza que contribuyera a la defensa de la guerra, es un signo de humanidad que anuncia un futuro muy importante. 

En este sentido, me parece mezquina la discusión de si la sonda nasogástrica es una intervención médica o no. El problema que Juan Pablo II destacaba es una cuestión de humanidad. El mojar los labios, el apagar la sed, el mantener la nutrición mínima que necesita una persona para seguir viviendo en esas condiciones tan precarias es una exigencia de humanidad, mucho más allá de lo que pueda establecer la normativa legal o las directrices bioéticas.” En Al Servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz, José María Pardo, Ed EUNSA, 2015, 159.


viernes, 21 de noviembre de 2025

Obstinación médica (Los límites de la actuación médica) (XI)

No dejar solo al paciente es la clave, y el termómetro, para proporcionarle una convalecencia y muerte digna.  

Cuestión: El beato Juan Pablo II señaló en un Discurso a los participantes del Congreso sobre «Tratamientos de mantenimiento vital y estado vegetativo» (20-III-2004): "Quisiera poner de relieve que la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y hasta que demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso consiste en proporcionar alimento al paciente y alivio a sus sufrimientos. (...) En efecto, la obligación de proporcionar los cuidados normales debidos al enfermo en esos casos, incluye también el empleo de la alimentación y la hidratación"... 

Respuesta del Prof. Herranz: “El problema obviamente no está en el agua: en el pistero, en la sonda nasogástrica o en la gastrostomía percutánea. El problema está en los que han de atender un día y otro, un año y otro a un paciente en estado de inconsciencia permanente. Esa atención no consiste sólo en la nutrición o en la hidratación: incluye también mantener limpio, aseado, cuidado, sobre todo querido, a un sujeto que vive en unas condiciones extremadas, especiales. 

Todos o casi todos estaríamos, en principio, dispuestos a destinar horas, a quemar semanas, en la atención de un paciente que sonríe ante los cuidados, que los agradece, que nos responde afectivamente. Pero atender a alguien que es como un muro, del cual no se obtiene ni siquiera el más elemental eco afectivo, es una tarea que exige un enorme esfuerzo por parte del cuidador. Atender a alguien que no se da cuenta de lo que estamos haciendo por él, que no puede compensarnos de ningún modo, es una tarea que exige un altruismo, una caridad, un amor, muy grandes. A mí me parece que ahí está el nudo de la cuestión. 

La inercia afectiva del paciente en estado permanente de inconsciencia es para muchos cuidadores agotadora. Al cabo de un tiempo se llega al punto de no poder más, aparece una invencible fatiga moral, ya no se encuentra sentido a lo que se está haciendo. La cosa ni gratifica, ni compensa. Si se exceptúan algunas situaciones críticas coyunturales, provocadas por infecciones intercurrentes o por agravamientos transitorios de una situación relativamente estable, la atención de estos pacientes, al menos durante largos períodos de tiempo, ha de hacerse en casa, no necesita del hospital. Sería un dispendio injustificado destinar una cama de un hospital a la atención de un paciente estable, que no requiere más que los cuidados humanos, que pueden prodigarse en casa.” En Al Servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz, José María Pardo, Ed EUNSA, 2015, 158-159.


viernes, 14 de noviembre de 2025

Obstinación médica (Los límites de la actuación médica) (X)

La actuación ética en medicina obliga siempre al estudio de los casos dudosos, con juicio fundado, la eficacia de la posible acción beneficiosa. 

Cuestión: Como se suele afirmar, el papel lo aguanta todo. Pero en situaciones de extremada urgencia, muchos médicos y enfermeras dudan de cómo actuar. 

Respuesta del Prof. Herranz: “…Los problemas se plantean, en efecto, en los casos de urgencia; y, sobre todo, en los casos de duda o incerteza. En estos casos hay que apostar a favor de la vida, hay que otorgar al tratamiento posiblemente beneficioso el beneficio de la duda. 

No es aceptable éticamente no reanimar, no dializar, no reintervenir a pacientes de pronóstico incierto, o a los que llegan a un servicio de urgencias y no es posible evaluar todos sus antecedentes: en estos, la urgencia de la situación obliga a intervenir inmediatamente porque, si no, las oportunidades de recuperación se pierden. La competencia del médico y su experiencia creciente, la acumulación de datos, y, de modo especial, el desarrollo de sistemas de evaluación de situaciones críticas de intervenciones terapéuticas, hará que el número de casos dudosos sea cada vez menor. 

Como conclusión final creo que la aplicación legítima de una limitación de la atención terapéutica exige un juicio fundado, defendible y objetivo de que la evolución del paciente es ya irrecuperable, o de que los recursos que se tienen a mano son inoperantes.” En Al Servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz, José María Pardo, Ed EUNSA, 2015, 157-158.


sábado, 8 de noviembre de 2025

Obstinación médica (Los límites de la actuación médica) (IX)

El paciente, sea cual sea su estado, debe recibir una actuación médica profesional, incompatible con cualquier aventura clínica no contrastada científicamente. 

Cuestión: Usted acaba de señalar que el problema se sitúa en las intervenciones terapéuticas verdaderas, es decir, en aquellas que potencialmente son capaces de salvar la vida o de mejorar sensiblemente el pronóstico de la enfermedad. Esto significa que es preciso continuar interviniendo si existe una ventana de utilidad. 

Respuesta del Prof Herranz: “La utilidad impone aplicar los tratamientos en beneficio del paciente, es decir, es preciso insistir en aquellos tratamientos que tienen utilidad apreciable. En este sentido, la evaluación progresiva de las intervenciones que se van aplicando para conocer sus límites y sus potencialidades, puede ayudarnos a ver hasta dónde es obligada una intervención que va mostrando cierta eficacia. 

Si, por ejemplo, ha fracasado un protocolo de quimioterapia y sabemos que otro nuevo da esperanzas, aunque esté todavía en fase experimental, es legítimo probarlo y tratar de incluir al paciente en ese ensayo. Incluso, se podrá recurrir a su uso compasivo, pero no a título de mera aventura, sino porque puede sospecharse con fundamento que proporcione algún resultado beneficioso.” En Al Servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz, José María Pardo, Ed EUNSA, 2015, 156