viernes, 6 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (2)

El que nace con defecto genético tiene un alto potencial humanizador de la sociedad. La sociedad es especialmente deudora de su existencia. 

El Prof Herranz:

Pregunta: Resulta claro que los primeros responsables de la vida del nonnato son los progenitores. A ellos compete, en primera instancia, la toma de decisiones para el cuidado de la vida y el bienestar de su hijo. La labor del médico, por ello, debe ser de ayuda para que aquéllos puedan realizar elecciones maduras, libres y responsables sobre la vida prenatal.  

Respuesta: “Tengo que señalar que el diagnóstico genético, en concreto, y, en general, el diagnóstico prenatal, no pueden entenderse si no van acompañados de un sólido consejo genético, de un razonado consejo terapéutico, en cuyo horizonte, en una ética de respeto de la vida humana, el aborto no debería figurar. Esta es una idea de humanidad esencial. Parte de la noción de que no se puede discriminar a los seres humanos por razones genéticas. La Declaración Universal de la UNESCO sobre el genoma humano afirma que el hombre no es su genoma, y que no se puede discriminar en razón del genoma. Cuando se provoca la muerte de un feto, o de un embrión in vitro, por padecer una alteración génica o cromosómica, se les está discriminando, no se les da una oportunidad de desarrollo. En apariencia se está terminando con un problema; en realidad, se está destrozando lo que bien podría ser el comienzo de su solución. 

Es necesario ofrecer toda la información a los progenitores. …A mí me parece que la información es una deuda que no se puede defraudar. Pero no se trata sólo de dar a los padres información técnica: hay que darla ciertamente (el resultado de una ecografía, el resultado de un análisis génico), pero acompañada del consejo. En la letra, la ley del aborto obliga a informar de las oportunidades sociales y asistenciales que existen para atender a la madre y a la criatura. Pero al aconsejar, el médico tiene ocasión de recordar con firmeza, convicción y respeto a la libertad una doctrina muy olvidada: que todos tenemos obligación de respetar la vida humana, lo que incluye también la vida humana deficiente. 

La presencia de los débiles es un bien para una sociedad verdaderamente humana, que ejerce un efecto humanizador en la sociedad y en los individuos. La sociedad no puede ser una selección de seres perfectos, de triunfadores. Los que poseemos defectos tenemos derecho a sobrevivir.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 97-98)



viernes, 30 de agosto de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (1)

El ejercicio médico y el servicio a la vida son consustanciales. Ambos se reclaman para seguir existiendo.

El Prof Herranz

Pregunta: En el ámbito obstétrico se está imponiendo una Medicina defensiva por el miedo de los profesionales de la salud a posibles demandas ante una enfermedad del feto. Como consecuencia, está aumentando la práctica del diagnóstico prenatal. 

Respuesta: “Ciertamente la evolución social y la jurisprudencia están imponiendo a la obstetricia una mentalidad defensiva, en la que el diagnóstico prenatal es cada vez menos un medio para la terapéutica y la investigación. Más bien tiende a convertirse en el preámbulo del aborto, en instrumento de muerte. Lo mismo, o todavía más, ocurre con el diagnóstico preimplantatorio. 

Desde el punto de vista ético, el diagnóstico prenatal ha sido víctima de una estafa: no induce al tratamiento, sino a terminar con el feto. De esto recuerdo haber hablado con el profesor Lejeune. En concreto, de cómo la citogenética había sido secuestrada por médicos de mentalidad eugenésica. La genética ya no se emplea como punto de partida para la búsqueda de soluciones médicas, pues sólo conociendo la fisiopatología de la enfermedad pueden buscarse remedios; ni tampoco se practica como recurso diagnóstico para poner a los padres en antecedentes y prepararlos para la aceptación de un posible niño deficiente que está por llegar, por ejemplo una criatura con síndrome de Down. 

Siempre que me han pedido una opinión acerca del diagnóstico prenatal he respondido que es una técnica valiosísima, que es la única llave que tenemos para acceder al diagnóstico y al tratamiento de la enfermedad prenatal. Tenemos la ecografía y los procedimientos auxiliares de imagen, todo el análisis químico que se quiera y las técnicas invasivas y no invasivas. Hoy en día la sangre de la madre puede dar ya la clave para muchos diagnósticos. Este es un campo que se ha de cultivar como inicio del consejo genético, de la terapéutica de la enfermedad genética y para la investigación básica." (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 96) 


viernes, 23 de agosto de 2024

Entrevista sobre la Deontología Médica (2)

El Código Ético y Deontológico protege sustancialmente al paciente. Si los médicos no se ajustaran al Código Ético el paciente quedaría a merced de médicos lacayos del gobierno de turno.   

El Prof Herranz:

Pregunta: Desde su punto de vista, por tanto, ¿qué valor encierra para la profesión disponer de un Código de Ética y de Deontología Médica?

Respuesta: “Dicho a grandes rasgos, el Código de Ética y Deontología invita al médico a llevar una conducta por encima del mínimo legal exigido y le persuade a que haga buen uso de las prerrogativas que se le conceden para hacer más fácil y eficiente su trabajo a favor de los pacientes. El médico es un ser humano ordinario, no es superior a nadie. Le obliga la ética común. Pero, en su tarea habitual no trata con gente común. La relación entre el paciente y su médico no es, en el fondo, una relación equilibrada y simétrica. El médico, en ella, ocupa una posición de ventaja y, por ello, necesita que su poder sea moderado, que se le diga claramente que hay deberes morales que le obligan, que hay acciones y omisiones que quedan por debajo de lo debido, porque faltan al especial respeto ético debido al paciente. En esta dimensión individual, el código contiene unos principios éticos de los que derivan los deberes deontológicos del médico y los derechos deontológicos, morales, de los pacientes, que protegen a los ciudadanos frente a cualquier tipo de abusos, no sólo los prohibidos por la ley. Al mismo tiempo que ejerce una función de guía, de consejo y, sobre todo, de inspiración. Conocer el Código facilita al médico, en la situación ordinariamente ajetreada de su trabajo, la pronta toma de decisiones, con la garantía de que estas serán congruentes con el ethos profesional. Los médicos que no estuvieran obligados por la ética deontológica podrían llegar a convertirse en una especie de esbirros, funcionarios serviles del Estado y esto me parece un error grave.” Gonzalo Herranz, Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España, Madrid, 14 de octubre 2011 


viernes, 16 de agosto de 2024

Entrevista sobre la Deontología Médica (1)

¿Qué garantías sanitarias tendría una sociedad si los profesionales de la medicina no se comprometen oficialmente con un Código que garantice la formación científica y ética de sus médicos?

El Prof Herranz

Pregunta: ¿Qué debe ser la Deontología para los médicos?

Respuesta: “La Deontología médica se construye por los propios médicos para, como dice su Código, dirigir, guiar e inspirar su conducta profesional. Es un producto hecho “en casa”: lo hacen los propios médicos como respuesta y garantía al pacto sellado entre la sociedad y la profesión. La sociedad otorga a ésta la autorregulación y la autonomía interna, y la profesión asume la obligación de responder de la calidad científica y ética de sus miembros. Si la deontología médica existe es porque así lo reclama y exige la sociedad, una vez que se constituyen las profesiones modernas. La deontología protege la independencia de la profesión frente al poder político: resulta por eso algo fundamental. Eso contrasta enormemente, tanto desde el punto de vista cultural y social, con la bioética. Ésta es una materia más moderna con raíces en el campo de la filosofía moral y también del derecho, en el fondo como una crítica externa a la profesión.” Gonzalo Herranz, Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España, Madrid, 14 de octubre 2011


viernes, 9 de agosto de 2024

Entrevista (y II) Se imponen las políticas de control de nacimientos, subvención de contracepción y aborto.

Cuando el conocimiento médico se abandona en la superficialidad, el riesgo ético es ser arrastrado por la falacia vanidosa.

El Prof Gonzalo Herranz:     

3) Pregunta: La crisis económica de nuestro tiempo ha causado grandes estragos en la sociedad. Sin embargo, no es menos cierto que la ausencia de valores también nos está perjudicando gravemente. ¿Le parece que también nuestros organismos internacionales adolecen de este achaque? ¿Es falta de conciencia o falta de consenso?

Respuesta: Los grandes organismos internacionales son muy complejos. Es muy difícil poner a todos de acuerdo: los consensos se alcanzan con muchas dificultades y muchas limitaciones. Está, sin embargo, claro que esos organismos van imponiendo tenazmente políticas de control de nacimientos, instando a los gobiernos a subvencionar la contracepción y el aborto.

4) Pregunta: ¿Considera que es la falta de claridad un defecto habitual a la hora de defender la vida, especialmente por los especialistas en bioética?

Respuesta: La claridad no falta. Los bioéticos tienen sus ideas muy definidas. Están polarizados: o defienden la vida o la minusvaloran y desprecian. No hay términos medios. Falta un fondo moral común, y abunda el desdén de unos por otros. A mi parecer, la bioética está bastante echada a perder porque lo bioéticos saben muy poca biología y prefieren ser más brillantes que rigurosos.

5) Pregunta: ¿Qué mensaje querría dar a los más pesimistas cuando se trata de apoyar, implicarse, hacer que las propuestas ciudadanas lleguen a las clases políticas, que a veces nos resultan demasiado lejanas?

Respuesta: El mensaje es, para mí, claro: para influir en la sociedad hay que meterse en los parlamentos, en los medios de comunicación, en las sociedades científicas. Es tarea de los individuos. Y es tarea de grupos: hacen falta partidos políticos nuevos, grupos de presión serios, ONGs fuertes. Hay que meter levadura en la masa. (Entrevista realizada por Sonsoles Callejo, 21.X.2014) 

jueves, 1 de agosto de 2024

Entrevista (I) La Declaración de los Derechos Humanos: no es tan universal

Vamos a presentar unas respuestas del Prof Gonzalo Herranz en una entrevista sobre ética médica. En estas primeras preguntas se hace referencia a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Una Declaración que no está exenta de buena dosis de ambigüedad.   

El Prof Herranz

1) Pregunta: Fue miembro del Comité de Bioética para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). ¿Podría explicarnos brevemente en qué consiste? ¿Cuándo surgió?

Respuesta: Es un Comité muy internacional que, desde 1993, trata de dar criterios válidos para todo el mundo sobre asuntos de bioética. Mi presencia en ese Comité fue breve, pero intensa. Acudí en 1997 como delegado de la Santa Sede para participar en los debates que llevaron a la promulgación de la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, un documento de extraordinaria importancia y que ha tenido mucha influencia.

2) Pregunta: ¿Cuáles han sido los principales retos que han perseguido a la hora de defender la vida desde dicho comité?

Respuesta: El reto venía de atrás. No se puede olvidar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Naciones Unidas, de 1948, no es tan universal como su título indica: ni ella ni los demás documentos de la ONU reconoce derechos a los no-nacidos. Por definición, todos nacemos iguales; pero, para ser titular de derechos humanos, hay que haber nacido. Es trágico: como fetos carecemos de derechos humanos.” (Entrevista realizada por Sonsoles Callejo, 21.X.2014) 

viernes, 26 de julio de 2024

El paciente de Alzheimer: responsabilidad deontológica (y V)

Al enfermo de Alzheimer no se le trata cabalmente con protocolos y algoritmos por muy actualizados que estén si no están integrados en la ciencia del cuidado.

El Prof Gonzalo Herranz

“…Paso a tratar del tercer punto: El canon de la conformidad terapéutica. La demencia es algo mucho más grave que los trastornos celulares, orgánicos y psíquicos en que se manifiesta. Por encima de todo eso, es una crisis de humanidad, una crisis definitiva que pone a prueba a la Medicina y a los médicos. 

El Alzheimer pone a prueba la ética médica, como lo demuestra, por una parte, la racionalización utilitarista del abandono del paciente. 

Cierta ética utilitarista rechaza la sacralidad del enfermo incurable. En los pacientes de Alzheimer sólo ve su balance económico negativo, su inutilidad perturbadora. Es ciego para su dignidad humana real, aunque eclipsada, durante ese ocaso, largo y penosamente estéril, de la vida. La muerte eutanásica se presenta al utilitarista como la solución ideal, digna y compasiva, eficiente y pulcra, tanto para la precariedad y dependencia del paciente, como para la solicitud estéril y sin salida de los cuidadores. 

Junto al peligro del abandono, está el del celo terapéutico. Éste rechaza la incurabilidad del enfermo desahuciado. Saliéndose de la vía recta del ensayo clínico, ejercita un activismo exasperado, voluntarista, ciego tanto al hecho palmario de la ruina biológica del paciente, como a los imperativos de la experimentación biomédica. Si respetar la vida significa aceptarla en su limitación y en su finitud, la obstinación testaruda es, en el fondo, una falta de respeto a las personas, un abuso caprichoso del título profesional.

Las posturas abandonista y encarnizada coinciden en dos cosas: en no comprender el valor de las intervenciones paliativas, y en ser refractarias a la esperanza de la investigación científica. 

El médico necesita una especie de visión binocular que le permita integrar y superponer la imagen de precariedad biológica de un sistema lesionado más allá de toda posibilidad de arreglo, con la de un ser humano al que no se puede abandonar, al que hay que respetar y cuidar hasta el final. Esa doble visión es necesaria en el médico, pues lo exige su doble condición de cuidador de los hombres y de cultivador de la ciencia natural.

Pero la medicina no puede resignarse. Puede perder las batallas de unas vidas para las que no encuentra todavía el remedio sintomático, pero ganará la guerra de la medicina paliativa. Siempre se ha sentido estimulada por la presencia del sufrimiento para tratar de esclarecer las causas y mecanismos de la enfermedad y encontrarle remedio. La extensa demografía de la demencia de Alzheimer y la intensidad humana de la minusvalía que causa están promoviendo esfuerzos de investigación que han empezado ya a dar fruto. Está cada día más claro que es urgente para los enfermos que la sufren y prioritario para la sociedad, desarrollar una política de investigación que, respetando la libertad de los investigadores, trate de ir por derecho a esclarecer los aspectos biológicos, preventivos, terapéuticos y humanitarios de la enfermedad y de los enfermos de Alzheimer. 

Aquí tiene la ética mucho que hacer, porque el paciente de Alzheimer, en cuanto sujeto de experimentación, nos obliga a revisar cuestiones medulares de la ética biomédica: hay que desarrollar mecanismos más seguros y, a la vez, más eficaces de sustitución del consentimiento informado, que nunca podrán prescindir de la rectitud ni de la responsabilidad del equipo investigador…  Muchas gracias.” Gonzalo Herranz, Conferencia Nacional Alzheimer, Pamplona 8 de noviembre de 1997.