El Prof Herranz es explícito:
Cuestión: Pero no todos los embriones implantados en el útero de la mujer verán la luz del sol. Hay que recordar que, para asegurar que al menos uno nazca, se implantan varios embriones (dos o tres). A veces todos nacen, pero otras el deseo de los progenitores es el nacimiento de un solo vástago, eliminando al resto.
Respuesta: “Ocurre, además, que la suerte de los embriones elegidos para ser implantados en el útero tampoco es muy segura. Por fortuna, pero no sin esfuerzo, se ha llegado a la conclusión de que el embarazo múltiple causado por las técnicas de reproducción asistida es desaconsejable, porque es muy caro sacar adelante varios neonatos muy prematuros. Pero, durante años, se transferían al útero más embriones de lo prudente, para asegurarse de que -en una especie de pugna darwiniana por la supervivencia- alguno, el mejor dotado, sobreviviera. Con esta política lo que ocurría es que se provocaban no pocos casos de gestación múltiple, que son siempre embarazos problemáticos, para los propios fetos en primer lugar, por superpoblación intrauterina; pero también para la gestante, que puede encontrarse a veces en una situación muy grave.
La combinación de transferencia de muchos embriones con la reducción embrionaria me parece un ejemplo paradigmático de obstinación terapéutica.
Se recurría a la reducción para evitar las consecuencias negativas del embarazo múltiple deliberadamente provocado. Bajo control ecográfico se daba muerte a un número determinado de embriones o fetos, lo que no estaba libre de riesgos para los embriones o fetos supervivientes. La reducción se fue haciendo mediante técnicas cada vez más sofisticadas, de modo que, para el embriocidio, llegó a disponerse de procedimientos muy eficientes y variados.” (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 93-94)