jueves, 16 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (12)

La fecundación in vitro es ejemplo diáfano de ensañamiento terapéutico: su eficacia está basada en llegar hasta el agresivo exterminio de otras vidas humanas.

El Prof Herranz es explícito:    

Cuestión: Pero no todos los embriones implantados en el útero de la mujer verán la luz del sol. Hay que recordar que, para asegurar que al menos uno nazca, se implantan varios embriones (dos o tres). A veces todos nacen, pero otras el deseo de los progenitores es el nacimiento de un solo vástago, eliminando al resto. 

Respuesta: “Ocurre, además, que la suerte de los embriones elegidos para ser implantados en el útero tampoco es muy segura. Por fortuna, pero no sin esfuerzo, se ha llegado a la conclusión de que el embarazo múltiple causado por las técnicas de reproducción asistida es desaconsejable, porque es muy caro sacar adelante varios neonatos muy prematuros. Pero, durante años, se transferían al útero más embriones de lo prudente, para asegurarse de que -en una especie de pugna darwiniana por la supervivencia- alguno, el mejor dotado, sobreviviera. Con esta política lo que ocurría es que se provocaban no pocos casos de gestación múltiple, que son siempre embarazos problemáticos, para los propios fetos en primer lugar, por superpoblación intrauterina; pero también para la gestante, que puede encontrarse a veces en una situación muy grave. 

La combinación de transferencia de muchos embriones con la reducción embrionaria me parece un ejemplo paradigmático de obstinación terapéutica. 

Se recurría a la reducción para evitar las consecuencias negativas del embarazo múltiple deliberadamente provocado. Bajo control ecográfico se daba muerte a un número determinado de embriones o fetos, lo que no estaba libre de riesgos para los embriones o fetos supervivientes. La reducción se fue haciendo mediante técnicas cada vez más sofisticadas, de modo que, para el embriocidio, llegó a disponerse de procedimientos muy eficientes y variados.” (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 93-94)


jueves, 9 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (11)

El principal enemigo de la ética médica es la indiferencia insensible a las sentencias de muerte que induce y consuma con su silencio. Un ejemplo evidente es el habitual trato indigno que se ofrece a los embriones congelados. ¿Quién esgrime inquietud?

El Prof. Herranz lo pone de relieve:

Cuestión: Se han propuesto algunas soluciones para solventar este tremendo, creciente e injusto problema: emplearlos para fines de investigación; descongelarlos y dejarlos morir; ponerlos a disposición de parejas infértiles a modo de tratamiento para la infertilidad; la gestación adoptiva a modo de rescate; y el mantener la congelación sine die. ¿Existe alguna salida digna a los embriones congelados? 

Respuesta: “Se suele decir, y es ya clásico repetirlo en los Manuales o en los artículos de bioética, que el destino de los embriones congelados está ya predeterminado: unos pocos son reimplantados; algunos son convertidos en consumibles para experimentar destructivamente sobre ellos; otros podrán -con toda la parafernalia jurídica que se quiera- ser ofrecidos en donación (aunque, en la realidad, nadie se fía de unos embriones que han sobrado, que no fueron elegidos como los mejores). La mayoría están condenados a morir, a desaparecer sin dejar rastro

La destrucción masiva de embriones caducados, que hace años nos puso la piel de gallina, hoy se ha convertido en una rutina de la que ya no se da noticia. Un día al año vence el plazo de conservación de ciertos embriones, y con más o menos formalidad y protocolo se les deja morir. 

Esto realmente es trágico. Se ha reflexionado muy poco sobre la cuestión. Son seres que fueron concebidos para ser personas, titulares en el juego de la vida, a los que se convirtió primero en jugadores de reserva, se les dio sitio en el banquillo de la crioconservación, pero que, al final, no hicieron falta y se los elimina. Por continuar con el símil deportivo, al final de la temporada se les rescindió su contrato porque fueron inútiles, no llegaron ni siquiera a jugar como promesas. Los progenitores biológicos y los fautores técnicos nos dicen que lo lamentan mucho, que han de resignarse a abandonarlos, a dejarlos morir, porque eso manda la legislación. 

Es difícil imaginar una existencia humana más abandonada y despreciada que la de los embriones sobrantes.”  (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA) 

martes, 31 de diciembre de 2024

Reproducción humana artificial (10)

La medicina que alcanza éxitos biológicos a costa de infligir maltrato del hombre, e incluso su exterminio, como la fecundación in vitro y la eutanasia, se disfraza de los mismos sentimientos que usurpa a la mejor ciencia veterinaria.

El Prof. Herranz lo puntualiza:

Cuestión: Volvamos al tema de los embriones excedentes de las técnicas de reproducción humana asistida. Lo ideal es que desapareciera la fivet y no se produjeran embriones en el laboratorio. Pero siendo realista, este deseo no se cumplirá. ¿Por qué las clínicas de reproducción humana artificial no generan solo los embriones que van a implantar en el útero materno? 

Respuesta: “La producción excesiva de embriones tiene por objeto el cubrirse las espaldas ante posibles pérdidas, reducir al mínimo las molestias de las mujeres que se someten a los ciclos de reproducción asistida y, naturalmente, poseer material abundante donde escoger. Se producen muchos, para tener algunos de alta calidad. Eso hace que haya muchos embriones sobrantes, y que su destino sea sumamente desgraciado. 

La producción deliberadamente excesiva de embriones ha sido causa de algunas derivaciones nefastas, que muestran la dureza de corazón de la Medicina reproductiva. 

Por un lado, la acumulación incontenida de embriones sobrantes, que se preservan congelados. Eso convierte a esos seres humanos no sólo en números (eso respetaría en cierto modo su individualidad: cada uno es contado, aunque, en realidad, ya no cuente), sino en masa, en una masa amorfa, trágica, que, por no tener voz, es incapaz de rebelarse. Se les despoja de individualidad, pues en el plazo que marca la ley son abandonados a la muerte. 

Por otro lado, la producción deliberada de embriones, seguida de la transferencia de varios de ellos al útero, ha sido causa de gestaciones de alta gemelaridad, a las que se aplica la reducción embrionaria. Creo que se practica ahí una de las formas más frías de discriminación. A uno o dos, y por criterios altamente debatibles (su apariencia ecográfica, su sexo, su situación dentro del útero, por cualquier detalle) se les permite sobrevivir y desarrollarse. A los demás, se les provoca la muerte. A unos se les deja ir adelante, a otros, igualmente inocentes, igualmente prometedores, se les anula.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA)


viernes, 13 de diciembre de 2024

sábado, 7 de diciembre de 2024

Reproducción humana artificial (9)

Cuando la técnica es la que decide lo que es correcto hacer, como en el caso de la fecundación in vitro, la dignidad del ser humano se iguala al animal.

La respuesta del Prof Herranz:  

Cuestión: Los procedimientos de procreación humana artificial, desde el punto de vista ético, son contrarios a la dignidad de las personas. En primer lugar, la de los esposos, que en este proceso de reproducción solo tienen el papel de productores de material: óvulos y espermatozoides. En segundo la del nuevo concebido, al que se priva del derecho de ser engendrado en el acto amoroso y fecundo de donación interpersonal de sus padres; y al que se le considera un objeto de propiedad, admitiéndose la posibilidad de seleccionarlo, rechazarlo y destruirlo si padece alguna malformación o no consigue satisfacer las expectativas de sus progenitores. Y, por último, la del personal médico-técnico, por arrogarse una función —ser dueños de la vida— que no les corresponde. 

Respuesta: “La historia de la fivet es, en este sentido, reveladora. Empezó aplicando a la reproducción las técnicas que ya estaban vigentes en la reproducción animal, sobre todo en la reproducción ganadera. Pero se descuidó desde el principio lo peculiar de la ética, la humanidad: lo que debería distinguir la reproducción veterinaria de la humana no tendría que ser la técnica -que, a pesar de ciertas diferencias, son muy similares-, sino la ética. 

No se quiso tener presente, a pesar de todos los movimientos de reivindicación de los derechos de los animales, que hay una distancia insalvable, categórica, entre el respeto debido al animal y el que se debe al embrión humano in vitro.

En reproducción asistida, se ha desdibujado la idea de que hay un inmenso desnivel ético entre el embrión humano y el embrión animal, entre un ser humano vivo y un ser animal vivo. El reduccionismo técnico ha hecho borrar estas diferencias.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 90-91) 

viernes, 29 de noviembre de 2024

Reproducción humana artificial (8)

Si los sentimientos gobiernan el libre mercado (conseguir el hijo por fecundación in vitro) los más grandes atropellos a la dignidad humana pueden excusarse, como es, impuesto por la arrogante ética utilitarista, mantener cautivadas vidas humanas congeladas.

No deja lugar a dudas el Prof Herranz:

Cuestión: Para asegurar el éxito de los procedimientos de reproducción humana artificial las clínicas generan en el laboratorio unos 8 ó 9 embriones por ciclo. Unos se transfieren al útero de la mujer (generalmente no más de tres); los restantes, se congelan. Se estima que hay varios millones de vidas humanas en los tanques de nitrógeno líquido a una temperatura de -196 grados centígrados. Además de que la congelación es incompatible con el respeto debido a los embriones humanos, se plantea el dilema de qué hacer con ellos. La Iglesia -y otras muchas personas de buena voluntad- no parece encontrar de momento una solución a este problema. ¿Usted imagina algún avance técnico que en el futuro pudiera ofrecerles una salida? 

Respuesta: “La acción deliberada de producir embriones en exceso es, a mi parecer, un signo gravísimo de falta de humanidad. No se ha querido enfrentar el problema, se mira para otro lado. Domina ahí una ética de la eficiencia, terriblemente egoísta. 

Nadie que se dedique a la fivet puede ignorar -al menos subjetivamente- que cada embrión singular que es producido in vitro es un ser humano: más aún, es producido como un ser humano y para ser un ser humano. Nadie ignora que en un embrión humano está contenida, pendiente de su desarrollo, toda la humanidad de un ser humano. No son los embriones cosas, materia anónima, que se pueda tratar a granel. Pero en la práctica clínica, en razón de la competitividad profesional, para ganar prestigio público y estar entre los mejores, para atraer la mayor cuota de mercado posible, para responder de inmediato al deseo urgente de los progenitores de obtener descendencia cuanto antes, se ha sacrificado al embrión singular en aras de esos otros intereses. Ya no importa cada embrión como ser humano singular; lo que interesa a los protagonistas, a progenitores y clínicos, es el objetivo de producir un niño, cueste lo que cueste. 

En este campo existe una mentalidad utilitarista, eficientista, empresarial, de alcanzar objetivos, sin reparar en medios. Interesa el producto final. La intersección de tantos intereses (científicos, sociales, familiares y económicos) ha conducido a considerar al embrión como una cosa, un recurso, mera materia prima”. (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 89-90) 

viernes, 22 de noviembre de 2024

Reproducción humana artificial (7)

El científico que instrumentaliza el embrión humano para sus éxitos, se pone en trance de convertirse en un operario industrial que da juego a la oferta y la demanda. Ejemplo evidente de ello se da en la fecundación in vitro.

El Prof Herranz lo expresa con claridad:

“Aunque ha habido grandes avances técnicos ligados a la reproducción humana asistida ya en marcha (biopsia de vellosidades coriales y análisis del líquido amniótico), esta mentalidad exige, por su dinámica interna, cada día más del diagnóstico genético preimplantatorio. La biopsia de un blastómero resulta ya suficiente para establecer quién debe vivir y quién no. La ética sentimental dicta que eliminar embriones preimplantatorios es menos dramático, afecta menos a la sensibilidad emocional, que un aborto más avanzado. 

En la reproducción asistida se ha invertido mucho dinero. Es una industria muy competitiva, que aguza el ingenio. Y no sólo en lo que tiene de negocio, sino en la investigación que necesita para expandir el mercado y asegurar la calidad de los servicios. Se ha invertido en ella una enorme cantidad de ingenio, de agudeza científica para el desarrollo de técnicas. Ciertamente no se les puede negar brillantez de diseño técnico. Pero ha sido trágico que para obtenerlo, en muchas ocasiones, hayan anulado, con razones ficticias, la condición humana del embrión.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 86-87)