miércoles, 4 de octubre de 2023

El embrión humano, sujeto de investigación (VIII)

Toda investigación sobre el embrión humano tiene que garantizar el respeto que siempre exige la persona humana. La persona desde el más temprano inicio de su vida como embrión tiene el derecho a ser tratado de acuerdo con su dignidad. 

El Prof Herranz señala los márgenes éticos de la investigación embrionaria: 

“¿Investigación respetuosa o investigación destructiva? …hemos de interrogarnos sobre el futuro. En mi opinión la noción de preembrión tendrá una existencia fugaz. No puede ser empleada como fundamento de una conducta moral, porque, además de ser un truco semántico, significa una manipulación de las conciencias.

Una Ley que estableciera que los embriones humanos constituyen una casta biológica y ontológica inferior, que pueden ser tratados de modo cualitativamente diferente de los otros miembros de la raza humana, es una ley injusta. Es de justicia distributiva elemental respetar el derecho a vivir del embrión in vitro, pues lo suyo propio es su vida; y por ser un ser humano, hay que reconocerle como acreedor al mismo tratamiento que los otros seres humanos, ni más ni menos. En el ámbito médico, hay que respetar su salud y su vida y, si está enfermo, habrá que diagnosticarlo y curarlo, como a los restantes enfermos, pero jamás podrá justificarse médicamente su destrucción deliberada.

La Instrucción vaticana señala unas directrices éticas que tienen a su favor la rectitud y la consistencia. Nos dice que la investigación médica no puede causar daño a los embriones vivos ni puede dañar a la madre; que toda intervención investigativa sobre los embriones sólo puede hacerse después de haber obtenido el consentimiento, libre e informado, de los padres; que los embriones vivos, sean o no viables, deben ser respetados con el mismo respeto que se debe a los otros seres humanos; que, dada la excepcional fragilidad del embrión humano joven, toda experimentación no directamente terapéutica es ilícita; que cabe un razonable margen de audacia en el ensayo de nuevos remedios, si los riesgos que se corren son proporcionados al peligro de muerte en que se encuentra el embrión.

La investigación sobre embriones humanos nos concierne a todos. Todos hemos sido embriones, exactamente igual que hemos sido niños. Si no se le mata o no se muere, un embrión humano se convierte en un hombre o en una mujer. Un embrión no es una cosa: es un ser humano en edad embrionaria. No es todavía niño o adulto, pero existe en la forma humana común en que todos hemos existido.” Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988. 


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