jueves, 26 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (y 5)

Es acientífico optar por la aniquilación del individuo que posiblemente desarrolle alteraciones genéticas. Con esa guía de actuación sería lógico desprenderse de todo individuo que muy previsiblemente desarrolle enfermedad crónica. El progresismo intervencionista destructivo es científicamente involucionista y retrógrado.    

Bien lo explica el Prof Gonzalo Herranz, siguiendo la respuesta a la cuestión planteada en el envío anterior:

“Pero esencialmente la vida es riesgo. Eliminar riesgos, predisposiciones, enfermedades de aparición tardía exigiría eliminar prácticamente todas las vidas. La perspectiva de sufrir una enfermedad le convierte a un feto en un ser para el aborto. Un ejemplo: hoy es posible detectar genes ligados a la aparición de tumores malignos de un tipo que los patólogos llaman “embrionarios”: aparecen en el cerebelo, la retina, el hígado, el riñón en edad perinatal. La tendencia es a eliminar prenatalmente a los portadores de esos genes. Disponemos de procedimientos de diagnóstico genético para enfermedades de aparición tardía, que darán la cara cuando el portador tenga treinta o cuarenta años. Empieza a cundir la idea de que no merece la pena vivir con esa perspectiva. 

Es una visión muy pesimista de la vida humana y de la ciencia biomédica: presupone en serio que, en los treinta o cuarenta años que median entre el momento del diagnóstico y la aparición sintomática de la enfermedad neurológica o tumoral, no se va a producir ningún avance; que el pronóstico dentro de cuarenta años va ser igualmente trágico y sombrío de lo que es, o que nos parece, ahora. Me parece que quienes se tienen por progresistas, porque sostienen que se han de explotar a fondo los avances de la genética para eliminar enfermedad del mundo, son, sin embargo, profundamente retrógrados y pesimistas, pues no creen que la ciencia puede traer soluciones para los problemas.

Me parece que esa actitud parte del que se podría llamar el "prejuicio intervencionista", una forma de la falacia tecnológica, que sostiene que la posibilidad de intervenir (matando) es mucho más gratificante que permanecer parado y observar cuál es el curso natural de las cosas.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 99-100) 


viernes, 20 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (4)

El estudio génico del embrión humano visto con intenciones exclusivamente utilitaristas puede valorar la posible enfermedad en el embrión humano con los criterios y las metas propias de la ciencia veterinaria.

El Prof Gonzalo Herranz:

Pregunta: No es infrecuente escuchar que los elementos más valorados en la sociedad occidental son la eficacia y la estética de la apariencia (el look). Dentro de esta mentalidad del "carpe diem", el nonnato que presenta alguna anomalía resulta un clandestino a bordo, un intruso que molesta y del que hay que desprenderse. Actualmente se está empleando el diagnóstico preimplantatorio para eliminar no sólo los embriones con malformaciones, sino aquellos portadores del gen BCRA-1, gen que puede predisponer a padecer cáncer de mama o de ovario en la edad adulta. 

Respuesta: “El diagnóstico génico, basado en la conexión entre una determinada enfermedad y la detección de secuencias anómalas de un gen, ha experimentado enormes progresos, ha multiplicado su eficacia, se ha refinado extraordinariamente. Hoy tiene poder para detectar gran número de enfermedades y gran número de variantes de esas enfermedades. Se espera que podrá llegar a "tipar" la totalidad de las enfermedades debidas a genes alterados y que, con la ayuda de la nanotecnología -mediante chips- se podrán revisar los fragmentos significativos del genoma humano. Algunos piensan que se determinará el genoma de cada individuo, que se hará una revisión técnica de cada embrión (ya sea dentro del útero o in vitro), que no nacerá nadie sin un certificado de garantía genómica. 

Esos, prefiero pensarlo, son monstruos de la imaginación que llevarían a una situación de intolerancia a la anomalía genética. Sería un gran peligro para todos. Por fortuna, absurdo. Todos tenemos en dosis, felizmente, heterozigótica algunos genes letales. Si hubieran sido diagnosticados, hubieran significado nuestra sentencia de muerte. Decía Leon Kass (prestigioso bioético USA) en una Conferencia que si, cuando fue engendrado, le hubieran estudiado con la tecnología diagnóstica de hoy, le habrían eliminado, porque su genoma era asiento de muchas predisposiciones patológicas y de algunas enfermedades. Y, probablemente, ninguno de los que le escuchaban hubiera superado la prueba de un análisis genético exigente y riguroso: todos tenemos defectos, ninguno sería aceptable”. (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 99-100)


viernes, 13 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (3)

Las pruebas diagnósticas genéticas tienen que ser prudentemente valoradas como servicio éticamente médico tanto a la embarazada como al nuevo ser en curso.

El Prof Gonzalo Herranz:

Pregunta: Existe actualmente un fuerte debate en torno al “screening rutinario” o “despistaje sistemático en los embarazos”….Hay quienes lo consideran necesario para salvaguardar la autonomía de la gestante. Otros, en cambio, resaltan su carácter negativo y peligroso. 

Respuesta: “Es necio el uso indiscriminado, la demanda frívola, de pruebas genéticas comercializadas. Se venden kits diagnósticos para tal cosa, kits para tal otra. Esto genera problemas, porque el diagnóstico genético no solamente afecta a la gestante (y al concebido), sino que, como una mala noticia, explota dentro de una familia y crea múltiples problemas de inculpaciones, sospechas y urgencias; puede amargar la vida de muchos, sembrar desesperanza. Además, puede desencadenar reacciones irracionales con respecto a los proyectos de vida personal en el matrimonio o en la procreación. El uso de las pruebas de diagnóstico genético ha de ser prudente, justificado y responsable

Aquí enlazo de nuevo con el diálogo médico-progenitores. No creo que la solución pueda venir de la ignorancia, de no buscar o de no comunicar información. Provocar ignorancia sería una bomba de relojería para el médico. No sólo por las consecuencias judiciales que pueda tener, sino porque impide asumir responsabilidades a los implicados. 

Desde un punto de vista cristiano, convendría tener presente que cuando Dios nos pone ante una prueba, nos da la gracia necesaria para superarla. Esto, que la bioética de inspiración cristiana lo aplica a nivel de la enfermedad terminal o de la enfermedad grave, no lo ha desarrollado suficientemente ante la enfermedad prenatal.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 98-99) 


viernes, 6 de septiembre de 2024

Entrevista: Diagnóstico prenatal y diagnóstico preimplantatorio (2)

El que nace con defecto genético tiene un alto potencial humanizador de la sociedad. La sociedad es especialmente deudora de su existencia. 

El Prof Herranz:

Pregunta: Resulta claro que los primeros responsables de la vida del nonnato son los progenitores. A ellos compete, en primera instancia, la toma de decisiones para el cuidado de la vida y el bienestar de su hijo. La labor del médico, por ello, debe ser de ayuda para que aquéllos puedan realizar elecciones maduras, libres y responsables sobre la vida prenatal.  

Respuesta: “Tengo que señalar que el diagnóstico genético, en concreto, y, en general, el diagnóstico prenatal, no pueden entenderse si no van acompañados de un sólido consejo genético, de un razonado consejo terapéutico, en cuyo horizonte, en una ética de respeto de la vida humana, el aborto no debería figurar. Esta es una idea de humanidad esencial. Parte de la noción de que no se puede discriminar a los seres humanos por razones genéticas. La Declaración Universal de la UNESCO sobre el genoma humano afirma que el hombre no es su genoma, y que no se puede discriminar en razón del genoma. Cuando se provoca la muerte de un feto, o de un embrión in vitro, por padecer una alteración génica o cromosómica, se les está discriminando, no se les da una oportunidad de desarrollo. En apariencia se está terminando con un problema; en realidad, se está destrozando lo que bien podría ser el comienzo de su solución. 

Es necesario ofrecer toda la información a los progenitores. …A mí me parece que la información es una deuda que no se puede defraudar. Pero no se trata sólo de dar a los padres información técnica: hay que darla ciertamente (el resultado de una ecografía, el resultado de un análisis génico), pero acompañada del consejo. En la letra, la ley del aborto obliga a informar de las oportunidades sociales y asistenciales que existen para atender a la madre y a la criatura. Pero al aconsejar, el médico tiene ocasión de recordar con firmeza, convicción y respeto a la libertad una doctrina muy olvidada: que todos tenemos obligación de respetar la vida humana, lo que incluye también la vida humana deficiente. 

La presencia de los débiles es un bien para una sociedad verdaderamente humana, que ejerce un efecto humanizador en la sociedad y en los individuos. La sociedad no puede ser una selección de seres perfectos, de triunfadores. Los que poseemos defectos tenemos derecho a sobrevivir.” (En “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 97-98)