sábado, 3 de julio de 2021

En torno a la legislación de la eutanasia (y III): La eutanasia complace a quien la ejecuta


En este tercer apartado seleccionado de los escritos del Prof Gonzalo Herranz sobre la aberración médica que supone la eutanasia, se expone con notable clarividencia el poder de atracción que suscita la eutanasia en los ejecutores de la misma, lo que inevitablemente recuerda los perfiles de conducta más propia de cierta variante de drogadicción, con consecuencias devastadoras en quien la practica. 

"Es necesario seguir repitiendo la cláusula del Juramento hipocrático "no daré un veneno a nadie aunque me lo pida". Hay que hacerlo, pues lo básico ha de ser repetido muchas veces. Pero los médicos no necesitamos sólo doctrina ética; hemos de educarnos también en psicología moral. Me parece que la progresión que se ha dado en Holanda, donde, en pocos años, se pasó de ver la eutanasia como recurso médico excepcional a practicar eutanasias involuntarias, depende no de teorías metaéticas, sino de la psicología ética del médico, esto es, de que este cuide su alma. 

Un médico debería haber reflexionado a fondo sobre lo que le ocurre cuando accede a practicar su primera eutanasia. Debería haberse concienciado de que si no reconoce su error, si no se arrepiente de lo que acaba de hacer y no renuncia definitivamente a ese comportamiento, entra en un torbellino moral del que no podrá salir. 

Si piensa que su comportamiento está justificado, que haber dado muerte a un paciente que se lo ha pedido es una decisión racional y conforme a su ética, no podrá dejar de hacer eutanasias en el futuro. Las virtudes propias del médico le obligarán a hacerlas más veces y más pronto.

Si es fiel a su mentalidad preventiva, no podrá posponer su decisión y dejar que las cosas lleguen a un punto extremo: su deber de ahorrar dolor, de beneficiar al paciente le llevará a ver indicaciones cada vez más tempranas para la eutanasia. Ante su próximo paciente terminal anticipará unos pocos días, unas pocas semanas, la práctica de la eutanasia con respecto a su paciente anterior. Dirá: "no es humano, no puedo permitir que las cosas lleguen a tanto". 

...El médico queda atrapado en la propia dinámica de su moralidad profesional, y ya no puede dejar de matar. No se puede pensar que lo haga por perversidad. No hay monstruos morales en Medicina. Lo hará simplemente por mero sentimiento, por un falso sentido de justicia, por no denegar a un paciente lo que ha dado a otro. 

La reflexión sobre el proceso acerca de cómo se inicia y se consolida la actitud del médico ante la eutanasia debería ser tema obligado para todos los estudiantes de Medicina. Lo hacen en Holanda como programa para desensibilizar a los estudiantes. Habría que escribir seria y documentadamente la historia de la conversión de un médico hipocrático en un médico que ya no se resiste a la eutanasia, que piensa que la eutanasia es parte de la buena profesionalidad.(en el libro Homenaje al Prof Herranz “El Corazón de la Medicina”, pag. 123-140).

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