martes, 20 de julio de 2021

La eutanasia también fue condenada en Núremberg


  El Código de Núremberg, del que vamos a celebrar pronto el 75 aniversario, constituye una lección de oro de Ética Médica. No es nada recomendable que la olvidemos. El recuerdo de la sentencia del Tribunal Militar contra los médicos y sanitarios nazis por sus crímenes contra la humanidad y la medicina será, y debe ser, siempre actual. 

   Allí se explicitó de forma meridianamente clara, para formar parte del Código Médico Internacional, las características esenciales que tiene la autonomía del paciente. Al paciente no se le puede confundir ni dejar al margen a la hora de la actuación médica, y en concreto:

   1) al enfermo se le debe garantizar su dignidad, respaldada por el Código Deontológico Médico, y no puede nunca ser tratado como objeto de mayor o menor utilidad, como así es calificado por la eutanasia.

   2) a su vez, el paciente, frente al médico, no puede renunciar nunca de su condición de persona y siempre debe exigir no ser considerado en grado de utilidad, como así también es apreciado por la eutanasia.

   Viene apropósito para estimar la importancia histórica del Código de Núremberg en la actuación médica, saber leer entre líneas las siguientes afirmaciones del Prof Gonzalo Herranz al final de una conferencia, en 1997, que tituló: “El Código de Núremberg: ¿ha sido demasiado exigente? La historia de un olvido”

“…Añadir dos ideas muy breves. La primera es esta: la herencia ética del Código de Nuremberg sigue sin agotarse; la doctrina ética del código puede enriquecer por igual el alma de los investigadores y la de los sujetos. Para eso es necesario considerarlo primariamente como un documento ético, y no como un mero documento jurídico, de legitimidad dudosa y de contenido “plástico”, susceptible de interpretación minimalista. 

La segunda idea es esta otra: el progreso moral en medicina va ligado necesariamente a la humildad de reconocer que no hay lugar para la exención ética. Los médicos nazis fueron condenados por un tribunal militar americano; pero fueron militares americanos, que se creyeron no afectados por las normas de Núremberg, quienes con más recalcitrancia quebrantaron las normas que ellos mismos habían promulgado. Fueron médicos designados precisamente por las asociaciones médicas nacionales los que actuaron como expertos y consejeros ante el Tribunal de Núremberg; pero fueron las asociaciones médicas nacionales las que retrasaron de modo increíble la puesta en vigor de las normas del Código. 

La idea es relevante. En este año se han promulgado documentos bioéticos que, aunque imperfectos, están llamados a alcanzar gran resonancia: la Convención de Bioética del Consejo de Europa y la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos del Hombre, de la UNESCO. 

¿Qué destino les espera: la puesta en práctica prudente pero inmediata o el abandono? Para esto también, el Código de Núremberg es una lección.” 

En “El Corazón de la Medicina”. Libro Homenaje al Prof Gonzalo Herranz, 2013, pag. 375-383.


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