jueves, 24 de marzo de 2022

Error y negligencia médica. Aspectos éticos (VI)



El error, por otra parte inevitable, detectado abre siempre dos caminos. Uno, encubrirlo o silenciarlo y así hacerse cómplice de él, o bien, dejarse ayudar por él para mejorar. El error reconocido es como una “sesión clínica” de alta calidad que se nos imparte de forma exclusiva, todos los días, a médicos de staff y a residentes. La cultura del error debería ser imprescindible en la formación de los estudiantes de medicina.

De forma diáfana lo expone el Prof Herranz

“Alguien ha sugerido que, en la nueva cultura, la profesión médica deberá cambiar el silencio sobre el fallo médico, para ponerse a hablar con realismo y circunspección de él… Si el nuevo ethos prendiera, veríamos que además de reconocer los errores ya cometidos, buscaríamos los puntos flacos del sistema que favorecen la comisión de errores para repararlos lo antes posible. Los pacientes son una fuente viva, inagotable, de revelación de errores, si conseguimos ganarlos para el nuevo ethos. 

Escuchar al paciente es, además de muestra de civilidad, un signo de res-peto a su humanidad. Los pacientes pueden ayudar a evitar errores, especialmente los inminentes, que son los más difíciles de prevenir. Conviene darles más protagonismo, no sólo en la gestión de su consentimiento, sino a la hora de poner en práctica lo acordado. Saldríamos ganando mucho si cambiáramos el modelo mental de consentimiento como papel que hay que dar a firmar, por el de un consentimiento bilateral, continuado, interpersonal, que se activa en cada visita. Necesitamos pacientes que sean capaces de preguntar: “¿Se ha lavado usted las manos?”, y así evitar errores evitables; o capaces de decir: “No entiendo lo que usted ha escrito…”, y así evitar errores de prescripción o de dispensación. Un protagonismo así no puede ofender, sino reforzar el carácter amistoso de la relación médico-paciente. Tratar a los pacientes con el respeto ético debido a seres inteligentes y personales puede prevenir muchos errores.

Existe el deber de enseñar a tratar el error a estudiantes y residentes… Los profesores clínicos son, para estudiantes y residentes, modelos a imitar, mentores influyentes, que, con la base científica de la medicina, les enseñan el arte profesional justo en el momento en que los aprendices fijan sus patrones de conducta. Si se descuidara la educación ética, el hospital universitario se convertiría paradójicamente en un lugar de deseducación. 

Parece que, lamentablemente, no se enseña mucho acerca de los errores en nuestros hospitales. En parte, es una actitud negativa, condicionada por el estilo de la educación médica vigente en Europa, y, entre nosotros, fuertemente consolidada por el sistema MIR, inmensamente eficaz, pero con la tacha de que premia el acierto y castiga el error, gratifica la memorización de datos y desincentiva la capacidad crítica. Educamos, no sé si a sabiendas, corriendo el riesgo de que los conocimientos puedan mustiar la ciencia, o, mejor dicho, la sabiduría. En parte, tal actitud viene de que no se conoce el nuevo modo de entender los errores

En realidad, fuera de unas pocas lecciones en Medicina legal, a nuestros estudiantes no les enseñamos el mínimo deseable sobre el modo de encarar los errores que se dan en dos campos importantes: en la atención de los pacientes y en la relación con los colegas. Incluso se favorece más la vieja usanza de la ocultación y la vista gorda. El sistema educativo, aquí y fuera, incita al estudiante y al joven médico a no cometer errores, pues está bien claro que, en los exámenes, pueden descalificar; en las pasantías clínicas, hacerle a uno objeto de irrisión; en la residencia, afear la hoja de servicios. No enseñamos, o lo hacemos poco, con la teoría y el ejemplo, las buenas prácticas de rectificar los errores y reconocer la ignorancia, dos recursos esenciales para llevar una vida profesional sincera. Nuestros licenciados entran en la profesión con esa carencia.”  En Desde el Corazón de la Medicina. Libro Homenaje al Prof Gonzalo Herranz por la OMC, 2013, 220-228.


No hay comentarios:

Publicar un comentario