viernes, 1 de abril de 2022

Error y negligencia médica. Aspectos éticos (y VII)

A lo largo de estos apartados hemos visto como el Prof Herranz descubre el valor incalculable que tiene detectar el error médico que, por otra parte, es inevitable e imprescindible contar con él en el diario ejercicio de la medicina. Darle el adecuado curso no depara más que beneficios para la propia formación del médico, pues brinda una ocasión única de aprendizaje y progreso y, por supuesto, para la relación médico-paciente, por ofrecer al enfermo que se asume la rectificación.

Las palabras que siguen del Prof Herranz son muy clarificadoras: 

“Disponemos de suficiente doctrina sobre el error médico (su naturaleza, taxonomía, etiología, tratamiento y prevención) para crear un módulo docente sobre los errores médicos…

A todos -estudiantes y médicos de toda edad- nos conviene saber, sin embargo, que, a medida que pase el tiempo, será cada vez más difícil sustraer la verdad, o engañar, a los pacientes. Todavía siguen siendo, en su mayoría, sumisos y confiados. Son, a pesar de la legislación sobre sus derechos, poco exigentes de información y bastante pasivos a la hora de participar en las decisiones que les afectan. En conjunto parecen muy satisfechos de la atención que se les presta, no se quejan abiertamente del trato que se les da, ni ponen en tela de juicio los planes que los médicos les ofrecen. Las segundas consultas son poco frecuentes. Pero una minoría de pacientes empiezan ya a exteriorizar su ocasional disgusto por la atención recibida, preguntan al médico muchas cosas, discuten las recomendaciones que le hacen, hablan con otras personas -y con otros médicos- de sus impresiones y sospechas. 

Con pacientes así puede ser peligroso ocultar errores. Vienen con la lección aprendida en Internet… Cualquier desviación de lo que consideran el curso normal de su atención médica despierta su curiosidad, que puede exacerbarse si sospechan que la información que reciben está manipulada o es incompleta. 

Como en tantas ocasiones de la historia de la medicina, los pacientes caminan por delante de los médicos. Ellos nos ayudarán a cambiar, porque el cambio se ve venir.

Todavía han de pasar años para que madure el ciclo de la cultura nueva del error médico. No se puede hoy hacer predicciones firmes. Aunque la pelota está todavía en el tejado, es cada vez más intenso el mensaje que nos dice que tratar los errores con sinceridad, abiertamente, tomando el médico la iniciativa, sin esperar a que el paciente o sus allegados sospechen o pregunten, no lleva, como es mera y extendida intuición, a una tasa más elevada de litigios por mala práctica. Es cada vez más patente que la sinceridad crea una relación más humana y amistosa entre médicos y pacientes. No anula la posibilidad de litigios, pero la atenúa, tanto por parte de los demandantes como por parte de los jueces. 

“Digo la verdad, no miento. No mancharé la enseñanza de la medicina”. Así empezaba el Juramento hipocrático como puede prestarlo un cristiano. Me parece que enseñar a nuestros estudiantes el valor ético de la verdad en la relación clínica es un objetivo docente de valor incalculable.” En Desde el Corazón de la Medicina. Libro Homenaje al Prof Gonzalo Herranz por la OMC, 2013, 220-228.


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