viernes, 17 de febrero de 2023

El ficticio embrión. Entrevista (III)

En Medicina es obligación ética actuar con formación actualizada, sin dejarse llevar por criterios provenientes de la superficialidad o por de una formación acrítica que da por bueno lo escasamente fundamentado o muy interesado, causantes de conductas mortíferas: concepto de preembrión, vana dispensación de la píldora abortiva, etc.

El Prof Gonzalo Herranz lo fundamenta de forma diáfana:

Pregunta: Habla de una necesaria reformulación de la Bioética. ¿Qué espera que su libro (“El embrión ficticio. Historia crítica de un mito biológico”, 2013, Ed Palabra) aporte en esta dirección? 

Respuesta: La bioética ha sido muy poco crítica con la ciencia de la que se ha servido. Me gustaría que mi libro indujera a muchos a tomar mucho más en serio la Biología de la Bioética.

Pregunta: La interdisciplinariedad se suele entender como fortaleza en el estudio de los problemas. ¿Por qué usted la señala como debilidad de la bioética?

Respuesta: Me parece que la interdisciplinariedad no ha funcionado a su nivel más profundo: en la validación sincera de los datos intercambiados entre las distintas disciplinas. Ha habido mucha tolerancia, por no decir blandura, para ideas y datos que apoyaban los prejuicios cientificistas y las ideologías de política social. Creo que será muy interesante estudiar las actas de los grandes comités nacionales de bioética, para medir el nivel de connivencia que se dio entre sus miembros y, especialmente, la falta de oposición interna, de pluralidad de visiones: muchos de esos comités eran, y siguen siendo, ideológicamente “monocolor”.

Pregunta: ¿Qué le diría a una mujer que aborta, a un científico que investiga con embriones humanos o a una pareja que va a recurrir a la fecundación in vitro?

Respuesta: Hay que hablarles con mucha comprensión y paciencia, porque esas personas están en situaciones muy poco propicias al debate sereno. Su conciencia subjetiva está ya fraguada. Se han autoconvencido de que están haciendo algo muy bueno y que mucha gente buena piensa así. Es muy difícil devolverles a la realidad, invitarles a que formen su conciencia rectamente, a que revisen los argumentos con que justifican sus acciones. Para aceptar que esos argumentos son falaces se necesita una gran apertura de mente, algo de estudio, y mucha generosidad moral. Entrevista al Prof Gonzalo Herranz, en Aceprensa, 11 noviembre 2013.

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