viernes, 29 de agosto de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (y XIX)

Continua la respuesta del Prof Herranz sobre el testamento vital (ver envío XVIII): Para un católico, el testamento de vida es un modo de asumir hasta el final esa responsabilidad de ser administrador fiel de la vida que ha recibido de Dios, a título de préstamo, de don, no de propiedad de la que se pueda arbitrariamente disponer. La tradición del administrador prudente de la propia vida está inscrita en toda la teología moral. 

A pesar del silencio que sobre el aspecto guardan prácticamente todas las legislaciones, el testamento vital es la ocasión de establecer la propia voluntad acerca de la atención espiritual y la administración sacramental del moribundo, que, como establece una larga tradición eclesial, se puede administrar al inconsciente sub conditione. Además, es un modo de expresar la propia fe, de reconocer la propia finitud. 

Muchas Conferencias episcopales han publicado modelos de testamento vital. Son un modo de dejar constancia, ante los médicos, el hospital y la sociedad, de las aspiraciones de un cristiano para el momento de la muerte y una ocasión para meditar sobre la propia muerte. 

viernes, 22 de agosto de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XVIII)

La muerte digna es siempre la que es acompañada, nunca la que es provocada.

Cuestión: Históricamente “el testamento vital” surge a la sombra de los movimientos en favor de la despenalización de la eutanasia... 

Respuesta del Prof Herranz: “Es innegable el apoyo de los movimientos pro-eutanasia a la implantación y al uso del testamento de vida. Más aun, ellos son los que se han encargado de difundir modelos que contienen una incitación, más o menos clara, a implantar el derecho a la muerte con dignidad, incluida la eutanasia. En España, la Asociación Derecho a Morir Dignamente ha difundido en Internet su modelo de testamento vital, … 

…Por el contrario, “la decisión anticipada” de determinar el tipo y la intensidad de atención médica terminal que, en caso de no poder participar en esa decisión, uno quiere recibir, es un acto de responsabilidad personal. También puede incluir el testamento de vida la decisión de donar órganos para trasplante o de rehusar tal donación. Hasta cierto punto, uno delante de Dios, delante de la familia y delante del médico, sigue siendo el responsable de su propia vida, y por eso tiene el derecho y la obligación moral de establecer criterios acerca de futuras intervenciones de las que no podrá decidir. Lo ha de hacer de modo reflexivo, meditado y serio. El testamento de vida es el modo de hacer presente esa voluntad cuando el paciente no puede consentir con conocimiento y libertad a lo que el médico le ofrece. Es un modo de dar continuidad a la propia vida moral.”  Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 146-147

sábado, 16 de agosto de 2025

Contra la eutanasia y suicidio asistido (XVIIb)

Un médico que ha vivido según ética médica hipocrática puede emigran a una medicina eutanásica con sólo hacerse esclavo, poco a poco, de una moral subjetiva y relativista 

Seguimos con la respuesta del Prof. Gonzalo Herranz (ver envío anterior, XVIIa): “...Cuando la vida llega a un final lleno de sufrimiento, y se sostiene que el sufrimiento tiene un valor negativo (hay que recordar que para la teoría hedonista el sufrimiento es un mal moral; y su evitación un bien moral), el médico queda atrapado en la propia dinámica de su moralidad profesional, y ya no puede dejar de matar. No se puede pensar que lo haga por perversidad. No hay monstruos morales en Medicina. Lo hará simplemente por mero sentimiento, por un falso sentido de justicia, por no denegar a un paciente lo que ha dado a otro. 

La reflexión sobre el proceso acerca de cómo se inicia y se consolida la actitud del médico ante la eutanasia debería ser tema obligado para todos los estudiantes de Medicina. Lo hacen en Holanda como programa para desensibilizar a los estudiantes. Habría que escribir seria y documentadamente la historia de la conversión de un médico hipocrático en un médico que ya no se resiste a la eutanasia, que piensa que la eutanasia es parte de la buena profesionalidad.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 145-146. 


viernes, 8 de agosto de 2025

Contra la eutanasia y suicidio asistido (XVIIa)

La ética médica no se vive sólo cuando se conocen y se aplican un conjunto de reglas codificadas. La ética médica se vive, sobre todo, cuando se interioriza en la conducta cada médico.  

Cuestión: Según tengo entendido ha aumentado el número de Facultades de Medicina que finalizan la carrera con la lectura del Juramento Hipocrático. Usted mismo ha traducido al castellano el Juramento hipocrático cristiano (siglo II- III), de autor anónimo. Tantas veces se nos olvida, o ignoramos, la sabiduría de los antiguos... 

Respuesta del Prof Herranz: “Es, por eso, necesario seguir repitiendo la cláusula del Juramento hipocrático "no daré un veneno a nadie, aunque me lo pida". Hay que hacerlo, pues lo básico ha de ser repetido muchas veces. Pero los médicos no necesitamos sólo doctrina ética; hemos de educarnos también en psicología moral. Me parece que la progresión que se ha dado en Holanda, donde, en pocos años, se pasó de ver la eutanasia como recurso médico excepcional a practicar eutanasias involuntarias, depende no de teorías metaéticas, sino de la psicología ética del médico, esto es, de que éste cuide su alma.

Un médico debería haber reflexionado a fondo sobre lo que le ocurre cuando accede a practicar su primera eutanasia. Debería haberse concienciado de que, si no reconoce su error, si no se arrepiente de lo que acaba de hacer y no renuncia definitivamente a ese comportamiento, entra en un torbellino moral del que no podrá salir. Si piensa que su comportamiento está justificado, que haber dado muerte a un paciente que se lo ha pedido es una decisión racional y conforme a su ética, no podrá dejar de hacer eutanasias en el futuro. Las virtudes propias del médico le obligarán a hacerlas más veces y más pronto. Si es fiel a su mentalidad preventiva, no podrá posponer su decisión y dejar que las cosas lleguen a un punto extremo: su deber de ahorrar dolor, de beneficiar al paciente le llevará a ver indicaciones cada vez más tempranas para la eutanasia. Ante su próximo paciente terminal anticipará unos pocos días, unas pocas semanas, la práctica de la eutanasia con respecto a su paciente anterior. Dirá: "no es humano, no puedo permitir que las cosas lleguen a tanto." Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 144-145.

viernes, 1 de agosto de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XVI)

El médico que promueve la solución de los problemas del paciente con la eutanasia ve al enfermo como un instrumento con grados de utilidad. De hecho, la eutanasia, al no precisar título ninguno, la puede ejercer cualquiera que se preste. 

Cuestión: La eutanasia no es el fracaso de la Medicina, sino el fracaso de la sociedad. Qué mal tiene que estar la sociedad para que un miembro de ésta no quiera vivir más en ella. Como señala Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, una humanidad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión, es una sociedad cruel e inhumana. La razón de fondo de la eutanasia, pienso, radica en la concepción antropológica que se posea: si se pierde el sentido trascendente de la persona humana ya no se es capaz de reconocer el valor inviolable de su vida, y se llega, por tanto, a proponer -con cualquier excusa- su eliminación como un bien. 

Respuesta del Prof Gonzalo Herranz: “Creo que es el fracaso de las dos: de la sociedad y de la Medicina. Como fenómeno social, la eutanasia es enormemente compleja. La sensibilidad social depende de la cultura, de cómo se haya educado en la tolerancia al sufrimiento. Pero por mucho que digan los periódicos y los legisladores, en último término, al menos de momento, la eutanasia es un fenómeno médico, está ligado inevitablemente a la Medicina. 

Se ha escrito algo sobre la criptotanasia, la eutanasia subterránea, la practicada por aficionados. Pero, por fortuna, el asunto, después de dar origen a una literatura negra, repugnante, de casos terribles, parece haber desaparecido. De momento, la práctica de la eutanasia, su indicación y ejecución, se tiene como cuestión exclusivamente médica. El rechazo, o la cooperación, del médico siguen siendo esenciales, tanto para que la eutanasia continúe como condenable y contraria a la ética de la Medicina, o instalarse en la sociedad como solución a un número creciente de problemas”. Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 143-144.

viernes, 25 de julio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XVb)

El paciente siempre corre un grave riesgo con el médico de mentalidad utilitarista.

Cuestión: …Es cierto que se necesitan un elevado número de órganos para trasplante, pero la propuesta de estos médicos belgas no deja de ser macabra e inquietante...

Respuesta del Prof Herranz: “En esa reunión que tuvo lugar en la Real Academia Belga de Medicina, y en la que intervinieron también médicos de Luxemburgo y de los países del Eurotrasplante (Países Bajos, Alemania, Austria y parte de la antigua Yugoslavia, entre otros), se propuso que los pacientes neurológicos, sobre todo los de enfermedades de la neurona motora, podrían ser candidatos muy prometedores para el trasplante, pues sus órganos están en mejores condiciones que los provenientes de cadáveres. Es necesario obtener esos órganos cuando todavía no han sufrido daños debidos a la anoxia post-mortal. 

Hay pacientes, por ejemplo, con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que piden la eutanasia, pues no pueden practicarse a sí mismos el suicidio. Para que la donación sea posible, es necesario trasladar al enfermo de su domicilio particular al hospital, donde se practicará primero la eutanasia y posteriormente la extracción de los órganos para donación. El paciente tendría que ingresar directamente en el quirófano, ser preparado para una intervención quirúrgica de extracción de órganos (a la vez que en un quirófano contiguo se prepararía al receptor), se le practicaría la eutanasia y, en cuanto se certificara su muerte, se procedería de inmediato a la extracción de órganos. 

Esto suscita repugnancia moral, es un tanto macabro. Lo sorprendente del caso es que se discuta a nivel académico. Para dar un poco de brillo ético al asunto se nos dice que se establecerán una serie de directrices. Pero viendo las diapositivas que han sido proyectadas en esa reunión, se siente un poco de alarma, pues la mentalidad utilitarista no tardará en plantearse si la necesidad de obtener órganos en condiciones óptimas (los mejores son y seguirán siendo los de donante vivo), no llevará a operar en vida a los pacientes que solicitan la eutanasia: una vez extraídos los órganos, se procedería a dejar morir al donante.”  Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 141-142.


viernes, 18 de julio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XVa)

Los defensores de la eutanasia provocan el adelanto de la muerte de los enfermos. Es difícil que esa actitud no corrompa también la ética de los trasplantes. 

Cuestión: Plano inclinado que acaba en el consecuencialismo. En una convención médica organizada en diciembre de 2010 por la Real Academia Belga de Medicina, tres médicos de tres hospitales universitarios explicaron que un 20% de las 705 personas a las que oficialmente se les aplicó la eutanasia en el país padecían desórdenes neuromusculares, pero sus órganos eran de una calidad relativamente alta, buena para el trasplante. ¿Puede tener la legalización de la eutanasia otro tipo de motivaciones? 

Respuesta del Prof. Herranz: “Es un asunto que debería provocar una preocupación muy profunda. ¿Por qué?, porque la demanda de órganos para trasplante está alcanzando niveles muy fuertes. La sociedad ha aceptado el mensaje alentador de que es posible salvar, o prolongar, la vida de mucha gente, pero que para eso hacen falta muchísimos órganos. 

La criminalidad que puede haber en este campo, como señaló la Declaración de Estambul sobre el tráfico y comercialización de órganos (2008), deja todavía muchas bolsas de abuso en el mundo, como China o la India, donde se practica el turismo del trasplante. Se supone que en los países avanzados eso es un delito perseguido, pero se están buscando fórmulas marginales de burlar la ley siguiendo conductas delictivas. 

Hay que reconocer, por otra parte, que los requisitos de los primeros años de la legislación y de la normativa profesional sobre el trasplante, que trataban de obtener órganos de alta calidad, de personas jóvenes, sin riesgos para los receptores, no tienen vigencia ya, y prácticamente se han olvidado. Hoy los requisitos de calidad se han rebajado: prácticamente no hay límite a la edad del donante y se aceptan órganos tolerablemente alterados. Podría decirse que, en el momento presente, el requisito fuerte para la donación es la voluntariedad del donante. Pero en muchos países la legislación subraya tan fuertemente la autonomía del donante, incluso post-mortem, que no es posible la presunción de donación.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 140-141. 


viernes, 11 de julio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XIV)

Los protocolos pro eutanasia cuestan diferenciarlos de los seguidos por el espíritu de la Alemania nazi.  

Cuestión: El 10 de marzo de 2005 se publicó en el New England American Journal el artículo «El Protocolo de Groningen. Eutanasia en recién nacidos gravemente enfermos», firmado por los doctores Eduard Verhagen y Pieter Sauer. En septiembre de ese mismo año, apareció otro artículo de los mismos autores en la revista norteamericana Pediatrics: «Decisiones para acabar con la vida de recién nacidos: un planteamiento desde Holanda». En ambos se ofrece a la comunidad científica internacional la descripción detallada del Protocolo de Groningen. 

Respuesta del Profesor Herranz: Todo esto fue posible por una cooperación activa de los jueces. En los pocos Juicios de los casos denunciados por infracción de normas legales, los jueces fueron justificando nuevas indicaciones de la eutanasia. De tal manera que a la "eutanasia por dolor insufrible" siguió la "eutanasia por sufrimiento psicológico grave", la "eutanasia neonatal" (porque significaba un sufrimiento insoportable para los padres) y la "eutanasia por dolor existencial", que viene a ser una desgana grande ante una existencia precaria o desconsolada. Por eso se puede decir que hoy en Holanda la mera petición al médico de la eutanasia significa prácticamente obtenerla. 

…Ya desde el principio se vio que era alto el número de las eutanasias no voluntarias (de 800 a 1000 por año). Se trataba de casos en los que no había una petición racional y reiterada del sujeto: pacientes en estado vegetativo persistente, dementes avanzados o incapaces mentales. 

El fenómeno que, sin embargo, desacredita la validez práctica de la ley fue el número de casos de eutanasia involuntaria; es decir, la eutanasia de pacientes conscientes, cuya vida era considerada por los médicos como carente de valor, improductiva, o exigente de atención médica excesiva. Se trataba en muchas ocasiones de ancianos sin familia, abandonados, sin sistemas de ayuda, para los que se juzgaba que la muerte era mejor que seguir viviendo así. Muchos médicos confiesan que han practicado este tipo de eutanasias. 

Es inevitable preguntarse qué diferencia separa el programa de eutanasia de la Alemania nazi y esta forma de dominio sobre la muerte que ejercen hoy esos ilustrados profesionales de la Medicina. Se dice que son decenas de miles los ancianos que en Holanda se han provisto de un testamento de vida para manifestar que rechazan de plano que se les practique la eutanasia. Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 130-140.

sábado, 5 de julio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XIIIb)

La sedación paliativa en medicina es drásticamente opuesta a la sedación terminal o eutanásica impropia de la medicina.

Seguimos con la respuesta del Prof. Gonzalo Herranz (ver envío anterior): "...Llegó un momento en el que la propia Real Sociedad Holandesa de Médicos, al percibir una incipiente alarma social ante el incremento que iba tomando la eutanasia, recomendó a los médicos no utilizar la eutanasia como modo de poner fin a la vida de los pacientes, sino que se limitaran a la ayuda médica al suicidio, proporcionando a los pacientes que las solicitaran las instrucciones y las medicinas necesarias para causarse ellos mismos la muerte, y dejar, de paso, a la Medicina libre de toda sospecha. 

Rápidamente se vio que el problema no se resolvía así, pues muchos pacientes preferían seguir sufriendo antes que suicidarse. Eso prolongaba su vida y, por consiguiente, la demanda de atención médica domiciliaria, pues en Holanda la atención terminal se hace en casa de los pacientes (en los Países Bajos los enfermos terminales no suelen ser admitidos en los hospitales para recibir atención paliativa). Fue entonces cuando la Real Sociedad Holandesa de Médicos recomendó a los facultativos que simplemente recurrieran a la sedación terminal: de ese modo, se obviaban los posibles conflictos judiciales ligados a la eutanasia y a la ayuda al suicidio. La sedación, en cuanto sedación terminal o eutanásica, se ha convertido en un modo sencillo de resolver el problema de la enfermedad terminal. La gente la denomina "eutanasia lenta". Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, 138-139.


viernes, 27 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XIIIa)

La eutanasia y el suicidio asistido, junto al aborto, es la fruta madura de la cultura de la muerte y del desahucio, en radical oposición a la auténtica medicina. 

Cuestión: Holanda fue el primer país en legalizar la eutanasia, en 2002. Para su legalidad, el procedimiento debía cumplir una serie de requisitos: pacientes terminales con "sufrimiento insoportable", que no tuvieran esperanza de curación, mayores de 18 años y que libremente quisieran poner fin a su vida. Ludwig Minelli, fundador de la Clínica Dignitas, especializada en suicidios asistidos, sostiene que, si se acepta la idea de la autonomía personal, no se puede poner la condición de que sólo los enfermos terminales (con enfermedades físicas) tienen derecho al suicidio asistido. También se les debería permitir a los enfermos con trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, depresión, etc.), o a personas que hayan perdido el sentido de vivir, etc. Ciertamente, si se defiende el criterio de la autonomía de la persona para solicitar la eutanasia, se inicia el plano inclinado...

Respuesta del Prof. Herranz: “…En Holanda, los médicos fueron desarrollando poco a poco una cultura de tolerancia a la eutanasia, o incluso de promoción de la eutanasia. Liberarse de la carga de los enfermos sin remedio casaba con su mentalidad utilitarista. La gente aceptó ese modo de proceder, de modo que el acuerdo tácito entre la sociedad, los médicos y la judicatura hizo arraigar tan extensamente la eutanasia que llegó un momento en que convino dar sanción legal a la costumbre. Es doloroso que fueran precisamente los grupos sociales que debían proteger de modo particular la vida humana (los médicos y los jueces) los que, apostatando de esa misión, desarrollan los criterios pre-legales para la eutanasia y después prepararon la legislación. 

Cuando la Real Sociedad Holandesa de Médicos estableció, con la anuencia de la Judicatura, que la eutanasia y la ayuda médica al suicidio podrían practicarse en unas condiciones que ellos mismos habían diseñado para que el asunto no se les fuera de las manos, la sociedad y el legislativo reaccionaron con una sumisión pasmosa. No todos los médicos aceptaron el nuevo estado de cosas. Se produjo una escisión entre los médicos. Los médicos que respetaban la vida humana se separaron de la Real Sociedad Holandesa de Médicos y crearon un organismo paralelo, llamado la Liga Holandesa de Médicos. No eran muchos, casi todos veteranos, de modo que, con el paso del tiempo, fueron disminuyendo en número y fuerza social. Hoy, la oposición profesional a la eutanasia en Holanda, y en gran parte de Bélgica, es muy débil….

Así, pues, en Holanda se hizo lo que dijeron los médicos. Hendin ha podido hablar de un fenómeno absolutamente nuevo: el de una "sociedad fascinada por la muerte". Su libro Seducidos por la muerte indica hasta qué punto la mezcla de compasión, de utilitarismo extremo y de intolerancia al dolor pueden crear una cultura de este tipo.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015.


viernes, 20 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XII)

No parece que haya congruencia médica en justificar causa admisible de suicidio eutanásico a la vez que se impide el suicidio al enfermo psiquiátrico, a no ser que se caiga en la esquizofrenia médica o en un principio de autonomía altanera.

Cuestión: Los suicidios se han convertido en España en la principal causa de defunciones por causas no naturales. Un serio problema de salud pública, que reclama medidas para prevenirlo y no medidas legislativas para facilitarlo. Una persona sana que intenta suicidarse recibe ayuda, incluso se le somete a un tratamiento psicológico hasta que supere la crisis. El objetivo es procurar que esa persona recupere su autoestima, para poder vivir con dignidad. En cambio, en un enfermo incurable y desesperado la discusión gira en tomo a expresiones como "muerte digna", "libertad para elegir la propia muerte", "acto de autonomía y autodeterminación". ¿Por qué esa diferencia? 

Respuesta del Prof. Herranz: “No cabe duda de que la prevención del suicidio es un problema de salud pública de primera magnitud en todos los países, especialmente en los más avanzados.

…Estas consideraciones se aplican de modo particular a la situación de enfermedad terminal. La experiencia de los seguidores de Cecily Saunders en los primeros años del movimiento de los Hospices era ver la transformación que muchos pacientes, desesperados, que clamaban para que se pusiese fin a sus vidas, experimentaban ante una atención paliativa llena de humanidad. Hablaban del valor inconmensurable de esos pocos días finales de la vida, no tanto por el alivio sintomático, sino por el mensaje de serenidad que esos pacientes enviaban a sus compañeros de sufrimiento. Pienso que en la actitud de exigir la muerte como ejercicio de la propia autonomía subyace, no sólo horror al sufrimiento, sino también un poco de soberbia altanera.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 135-136.


viernes, 13 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (XI)

El principio de autonomía del paciente es de escasa utilidad si no hunde su raíz en la confianza que se presta al médico para que éste la administre con responsabilidad.   

Cuestión: Hoy en día, con la facilidad que aporta Internet, un número no despreciable de pacientes acude a la consulta médica con el diagnóstico, pronóstico y tratamiento ya determinados. Muchos médicos se sienten incómodos ante esta situación. De alguna manera, la relación médico-paciente queda afectada.

Respuesta del Prof. Herranz: “Hay cada vez más pacientes que se pasan horas, a lo largo de semanas o meses, estudiando por Internet o en las bibliotecas su enfermedad crónica o el tratamiento electivo. Llegan a saber muchísimo de ellas, y está muy bien que lo hagan. Pero la enfermedad aguda, la que viene de pronto, la que no se tiene tiempo de estudiar, es asunto, me parece, en el que la autonomía debe dar sitio a una sana confianza en el médico. El problema se traslada entonces a su lugar propio: los médicos deberán administrar bien esa confianza que en ellos se deposita, necesitan ser profunda y constantemente responsables. 

Pero los médicos, incluso los más responsables, pueden errar. Eso significa que la artificial cultura de la autonomía debería ser compensada, o completada, con un crecimiento vigoroso de la cultura del error, y dar así una nueva dimensión humana a la Medicina. Los médicos no son gigantes, no son infalibles. Son seres comunes que se cansan, que se irritan a veces, que se equivocan. Por eso es necesario que los pacientes conozcan la condición finita, humana de médicos y pacientes: esa es una pieza fundamental que debería estar en la información que el médico da a sus pacientes. Los médicos no deben esconder, en sus relaciones con los pacientes y los colegas, que pueden equivocarse y que de hecho se equivocan. Lógicamente esto no significa dar carta libre al error: todo lo contrario, reconocer su presencia ubicua para prevenirlo y, si acaece, tomar las medidas para que no vuelva a producirse.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015.


viernes, 6 de junio de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (X)

Para la gran mayoría de enfermos, qué sentido tiene firmar un consentimiento del que apenas se entiende algo y mal, y ¿a quién beneficia? 

Cuestión: Una de las cosas que ha cambiado en la práctica médica diaria es la avalancha de formularios ante distintas pruebas diagnósticas o de tratamiento…. Mi sensación es que la gran mayoría de los pacientes firma, porque hay que hacerlo, sin entender lo que hace. 

Respuesta del Prof. Herranz: “Creo que la autonomía, tal como se representa actualmente en los hospitales, es más letra de ley que vida del pueblo. Es una idea jurídica que permite hacer leyes, reglamentos, formularios y que da trabajo a los Comités de ética. Pero ese formalismo es artefacto. Yo mismo, cuando he ingresado para alguna intervención, he dicho que por favor no me trajeran los formularios, porque no los firmaría. Prefería hacer en un papel mi propia autorización para los tratamientos. No estoy muy seguro de si lo hice por vanidad de profesor de ética médica, o por verdadero respeto ético hacia mí mismo y hacia el médico que me iba a intervenir. Yo estaba allí porque quería, me operaba porque me daba la gana. Pero rechazo el formalismo del formulario, una cosa primariamente introducida por juristas y para los juristas. 

Es utópico pensar que los pacientes comprenden racionalmente y evalúan ponderadamente una información de la que entienden muy poco. Por eso, y de cara a la eutanasia, pienso que la enfermedad terminal no es el hábitat normal para que el paciente tome decisiones, comprenda informaciones, evalúe pronósticos, sopese alternativas de tratamiento, y pueda elegir el suicidio médicamente asistido o la eutanasia.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015. 

viernes, 30 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (IX)

Bien distinta es en medicina una autonomía del paciente saturada de implicaciones jurídicas, de la autonomía informada que necesita el paciente para dar su decisión a pruebas o tratamiento.

Cuestión: Con frecuencia se escucha esta argumentación: "A nadie se le puede obligar a seguir viviendo en contra de su voluntad. La eutanasia es un derecho de la autonomía individual del sujeto". En Medicina, el concepto de autonomía no es realista en muchas situaciones. ¿Puede realmente una persona en estado de evidente gravedad hacer una petición independiente y libre de acabar con su vida? ¿Tiene los medios cognitivos necesarios para tomar una decisión de este tipo? 

Respuesta del Prof Herranz: “Yo diría lo siguiente: la autonomía ha entrado en ética, en bioética, no como una actitud ética, sino como un derecho, el derecho último, básico. Me parece que ese exceso de acento jurídico la desvirtúa. La autonomía ha sido exagerada en intensidad y extensión. Y aunque ha sido exaltada por el coro de los bioéticos, no han dejado de aparecer críticas muy razonadas…

Cari Schneider es otro autor que ha estudiado este tema muy seriamente; me parece que es el único que ha sacado la autonomía del armario jurídico, de la condición de figura jurídica, y la ha estudiado en su realidad empírica, en las salas de los hospitales, en los consultorios. 

Nos ha mostrado qué es en realidad la autonomía, cómo se vive, qué significa para los pacientes de carne y hueso. Schneider, tanto en muchos artículos como en su libro The Practice of Autonomy: Patients, Doctors, and Medical Decisions, ha estudiado lo que los pacientes entienden que es su autonomía real y cuán difícil es para ellos administrarla. El hecho de que, en la práctica norteamericana, la ley de autodeterminación del paciente no haya conseguido superar el modesto 20% de los pacientes que llegan al hospital con sus disposiciones anticipadas listas o que las redactan en el momento de ingresar, indica hasta qué punto la tendencia a autodisponer de uno mismo es algo que difícilmente entra en la mentalidad de la gente común.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 131-132. 


sábado, 24 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VIIIb)

Cuando el sentimentalismo dirige a una persona, su conducta será, sobre todo, irracional. Exactamente igual ocurre en una sociedad influida por la propaganda eutanásica.

Seguimos con la respuesta del Prof Gonzalo Herranz (ver envío anterior): "Uno de cada cuatro ancianos vive solo durante todo el año; soledad que se acrecienta durante los meses de verano, época del año en la que aumentan los ingresos en las residencias de la tercera edad y en las urgencias de los hospitales. 

El hecho mismo de que las necesidades afectivas de una persona mayor o enferma estén desatendidas es, también para algunos, justificación suficiente de la eutanasia. Ya señalé que los Jueces holandeses han definido esta situación como "crisis existencial", remediable con la eutanasia. Quedarse sin amigos, vivir en soledad, tener que depender afectiva y efectivamente de otros, hace patente que la vida ha perdido calidad, carece de aliciente, le arrincona a uno. 

Pienso que en toda la propaganda en favor de la eutanasia hay una explotación abusiva de los sentimientos. Recuerdo el intento de algunas personas, aquí en España, de utilizar como eslogan para la televisión la voz quejumbrosa de una mujer que tenía a su marido en la unidad de cuidados intensivos. Había allí una clara explotación del sentimiento, un abuso propagandístico. No cabe duda de que en la bioética abunda extraordinariamente esa ética del sentimiento. 

Esa ética opera muy profundamente en la gente. Uno de los más duros insultos con que se puede ofender a alguien es decirle que es una persona que no tiene sentimientos. Pero se debe insistir en una idea luminosa de Chesterton: cuando la compasión se separa de las otras virtudes, se convierte en un vicio mortífero. El que se mate por compasión no hace inocente el hecho de matar. No hemos de ver la compasión como un atenuante. Pienso que la educación del sentimiento es fundamental. Educar el sentimiento no es erradicarlo, sino integrarlo en la vida moral, dirigirlo."  Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 130.

sábado, 17 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VIIIa)

Es evidente que la eutanasia funciona con slogans. Veamos unos ejemplos.

Cuestión: Una de las banderas enarboladas por los movimientos a favor de la eutanasia ha sido la eutanasia por compasión… ¿No cree usted que esta concepción, que pretender aliviar el sufrimiento -del enfermo, y fundamentalmente del nuestro- eliminando al enfermo, es una aberración? ¿No nos estamos dejando arrastrar por las olas del sentimentalismo? 

Respuesta del Prof. Herranz (I): “El movimiento pro-eutanasia ha ido centrando la atención en ofrecer un cuadro patético del final de la vida y, por tanto, de la humanidad, sobre todo en relación con la senilidad, con las grandes minusvalías, con lo que podíamos llamar la "depleción afectiva" del enfermo terminal. Hacen creer a la gente que se da ahí una situación de indefensión, de incapacidad para gestionar la vida. 

En este punto creo que podemos comprender muy a fondo nuestra actitud hacia la debilidad humana, y hasta dónde puede llegar a ser fuerte el rechazo de la limitación. En algunos, de mente moderna, que han "triunfado", que han dirigido a otros, que han "pisado fuerte" en su vida, se suele dar una especie de intolerancia a venir a menos. Cuando una persona que ha estado dirigiendo una empresa, mandando sobre centenares de personas, ejecutando planes que se desarrollaban al compás de su batuta, se encuentra que ya no puede valerse por sí mismo, que ha de ser ayudado a levantarse, a vestirse, a lavarse, que otra persona tiene que ocuparse de funciones muy íntimas, considera todo eso como una humillación incompatible con su propia dignidad, y se desmorona. Es entonces cuando pide la eutanasia. No valerse por uno mismo, tener que pedir ayuda, se convierte en una humillación que no se tolera. 

En encuestas llevadas a cabo en Estados Unidos y Canadá, uno de los motivos para pedir la eutanasia que más ha crecido, y que incluso en algunos estudios se ha colocado en primer lugar, es precisamente esta pérdida de autonomía. En muchas sociedades, el hombre de hoy ha sido hasta cierto punto educado para la autonomía. Cuando ya no la puede ejercer, la vida pierde todo su valor. El depender de otros se percibe como una degradación, a la que es preferible la muerte. Cuando uno no puede dirigir su propia vida, esta pierde su sentido. Y esto funciona como eslogan en favor de la eutanasia.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 129-130. 


viernes, 9 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VII)

La muerte es digna. Lo que es indigno es el abandono con descarte.

Cuestión: Hoy en día se evita que, por ejemplo, los niños se enfrenten con el dolor y el sufrimiento. El argumento esgrimido es el de no causarles un trauma. Por otro lado, las prisas de esta sociedad frena esa labor -tan bonita y tan humana- de visitar y acompañar al enfermo.

Respuesta del Prof. Herranz: “Es necesaria una educación social que evite el rechazo del enfermo terminal. No se debería reducir la relación con él a los breves momentos de una visita, de la que se escapa lo más rápidamente posible. Portarse así es perder una oportunidad de ganar humanidad profunda.

La dignidad del moribundo es dignidad humana. El deterioro, el descontrol fisiológico que puede ocurrir, no es humillante, no anula la dignidad de la persona enferma. Es, por el contrario, la ocasión de reconocer nuestros límites, de percibir hasta dónde llega nuestra corporalidad decaída, pero nunca degradada. Es una situación que se arregla limpiando al enfermo, cambiándole la ropa, lavándolo: como se hace con los bebés, con cariño, no con asco. (Hoy, además, con el uso de los pañales de adulto, eso es más fácil que lo era antes). Ese es una de los aspectos más amables de la regresión que en la ancianidad hacemos a la primera infancia. Es inhumano abandonar a un paciente a la inmundicia, lo mismo que lo es suprimir al paciente para prevenir nuestra náusea y disgusto.

La muerte humana es digna. Porque de la misma manera que se sostiene que la dignidad es intrínseca en relación con otros aspectos, también la dignidad del moribundo es admisible. No cabe duda de que el eslogan de la eutanasia es convertir la muerte en algo eficiente, limpio, rápido, pulcro, programado, dominado; pero eso no es sino a costa de una pérdida muy significativa de lo que es la humanidad real.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 128-129.


viernes, 2 de mayo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (VI)

La vida siempre tiene una dignidad que no permite la indignidad del abandono. 

Cuestión: Para muchas personas —y algunas de ellas muy cercanas- la vida pierde su dignidad y deja de ser un bien altamente estimable cuando la calidad decae por debajo de un nivel crítico. La "calidad" de vida se está imponiendo a la propia vida. 

Respuesta del Prof. Herranz: “La calidad de vida de un enfermo terminal es un tema que no se ha trabajado lo suficiente. Cuando el pronóstico está bien sentado y es objetivo (en la media en que humanamente se pueda juzgar), es decir, cuando no hay esperanza humana de seguir viviendo, queda todavía un breve tramo final de vida que tiene un valor y unas implicaciones excepcionales. 

Conviene saber que, en general, las atenciones que reclaman los pacientes terminales no son ciertamente muy grandes: según los datos de un par de tesis doctorales que he dirigido, menos de las imaginadas. Los pacientes suelen vivir los últimos pocos días u horas bajo la influencia de fármacos paliativos. Su vida, sus exigencias, se van debilitando y tienden a disminuir, porque el deterioro fisiológico y mental los va apagando como un pequeño fuego que se va extinguiendo.

Vivir en esas condiciones precarias, que es como suele hacerlo el ser humano moribundo, es el modo propiamente humano de vivir la vida terminal. De la misma manera que reconocemos que en el ser humano de pocas células hay un modo precario, aunque lleno de potencia, de iniciar la vida, es necesario reconocer también que hay precariedad en los días finales de la vida (cuando la plenitud, el florecimiento se han marchitado). Ese es un pedazo de la vida tan lleno de humanidad -y de humanidad cualificada- como lo pueda ser cualquier otro. 

No hay otra manera de acabar la vida sino así, por lo menos en el caso de la muerte natural por vejez o por una enfermedad crónica que se agrava. Este es el modo habitual de morir.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 127-128.


viernes, 25 de abril de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (V)

Un sentimentalismo sin barreras, sobre todo de carga egoísta, tiene el poder de deformar la realidad con una definición adulterada de “muerte digna”.

Cuestión: Dejando a un lado la idea de Paul Ramsey que, en su polémica con León Kass, afirmaba que la muerte es una desgracia, es indigna en sí, ¿cómo se podría describir la "muerte digna"? 

Respuesta del Prof Herranz: “Pienso que morir con dignidad es morir limpio, aseado, atendido, con los síntomas de la enfermedad terminal lo mejor tratados posible; morir con el consuelo de los suyos y de su religión, y un cristiano con atención sacramental. 

De esto último, a mi parecer, se habla demasiado poco. La fuerza de la gracia es fundamental para el paso a la otra Vida. En bioética esto no forma parte de la agenda. Estamos olvidando siglos de sabiduría cristiana, y dejando de lado el sentido sobrenatural del vivir y del morir. La muerte en Dios dignifica y redime la vida, de modo incomparable. 

Morir con dignidad es fundamentalmente morir acompañado, recibiendo afecto y consuelo.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 127.


viernes, 11 de abril de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (IV)

Muerte digna es un término con una significación profunda, y en Medicina no tiene el significado del slogan propio de los activistas de la eutanasia.

Cuestión: Muchas personas entienden el concepto "dignidad del morir" como el terminar con la propia vida en el momento en el que uno quiera, porque se considera que con una calidad de vida pobre no merece la pena seguir viviendo: la vida humana no merece ser vivida si no es en condiciones de plenitud. 

Respuesta del Prof Herranz: “Muerte digna, morir con dignidad, es un eslogan muy hábilmente manejado por los activistas de la eutanasia. Pero también es un concepto ético profundo, una aspiración que no se puede dejar de lado. 

La reclamación de un derecho de cada uno a terminar su vida, a determinar el momento y el modo de la propia muerte, es un eslogan que no tiene sentido; es un eslogan publicitario, vacío. 

Además, la expresión "calidad de vida" (que es un término polisémico), entendida como elemento condicionante del vivir, es una idea irreal y utópica. La vida real transcurre no en la plenitud, sino en la limitación. Saber vivir con limitaciones es la gloria, el destino del hombre. Es la única manera de sobrevivir en las circunstancias reales del hoy y del ahora.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 126-127.


viernes, 4 de abril de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (III)

La atención y seguimiento al moribundo es una grave carencia en el plan de estudios de las Facultades de Medicina.  

Cuestión: Un esquema ya clásico de la actividad médica atribuye al acto asistencial tres vertientes: curar algunas veces, aliviar muchas y consolar siempre. Este aforismo debería ser el lema de todos los agentes de la salud.

Respuesta del Prof Herranz: “Años atrás se afirmaba que las funciones del médico eran curar, aliviar y consolar. Hoy parece que los médicos no tienen tiempo para esta tercera función, y la delegan en los familiares y cuidadores. 

El médico no puede decir "el sufrimiento no es cosa mía, es de la familia, es del sacerdote, es de los voluntarios, es de los médicos paliativos". Por desgracia, los médicos no son preparados en los hospitales universitarios para acompañar en el sufrimiento. Pero siempre he sostenido que el acompañamiento al moribundo es parte del oficio del médico, una importante función deontológica. En el Código de la profesión médica alemana hay un capítulo que lleva el significativo título de Sterbebegleitung, acompañamiento a morir.

Los modos de consolar, las habilidades de comprender y ayudar al paciente son temas que no están en el plan de estudios de la carrera de Medicina. Lamentablemente, no se evalúan en el curriculum profesional de los médicos. Se atribuye mérito a las publicaciones, pero la capacidad de consolar no se mide en ninguna parte, no ayuda a ascender en la carrera. Ese es un punto oscuro en la Medicina de hoy. Es cierto que se ha avanzado mucho en vencer el dolor como síntoma físico (ya no hay dolor post-operatorio agudo, no hay molestias dolorosas ligadas a las intervenciones ambulatorias, se maneja bastante bien la escala de los analgésicos), pero nos falta todavía un avance serio en comprender y tratar el sufrimiento.

Los movimientos pro-eutanasia han abandonado ya el eslogan de la muerte por compasión, que se justifica por el dolor físico intolerable. Ya no agitan esa bandera. Sería muy bueno que no la recuperaran por falta de empeño en mitigar y aliviar el sufrimiento. Los jueces holandeses han establecido la legalidad del sufrimiento existencial, del hastío de vivir. Es un toque de atención para los médicos.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 125-126.


sábado, 29 de marzo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (II)

En el síntoma del dolor es básico conocer que hay que contar con el consuelo y el acompañamiento. Sin embargo, ese conocimiento es ignorado en la mayoría de las Facultades. 

Cuestión: Pero el dolor no sólo es físico... 

Respuesta del Prof Herranz: “Todos sabemos que el dolor no solamente es dolor físico, sino que de ordinario tiene un eco mental y emocional muy fuerte. El dolor físico no es sólo algia, sino también sufrimiento. Los psicofármacos y, hasta cierto punto, la psicoterapia, pueden reducir el dolor, pero generalmente resultan insuficientes. A veces, el sufrimiento responde, porque es como un eco de humanidad en el que sufre, cuando se ponen remedios humanos, que consisten fundamentalmente en el consuelo y en el acompañamiento. Y esto en Medicina, sobre todo en la Medicina actual, no es fácil. Muchos médicos no han sido educados en ese aspecto, no sabe aplicarse él como fármaco. 

Hay pacientes que llevan su sufrimiento con entereza y calladamente; otros que lo expresan de modo muy retórico y dramático, espectacular, hasta el punto de que hacen dudar de que lo que les pasa es algo auténtico. El médico ha de saber evaluar qué es y cuánto es el eco emocional del dolor, conocer los modos en que sus pacientes traducen el dolor en sufrimiento emocional y moral, porque de eso depende en gran medida la conducta que el médico ha de seguir. 

Muchas veces les he contado a mis alumnos una sabia y dura sentencia de un Juez americano que castigó con una pena económica muy cuantiosa a una médica y a un centro geriátrico, por haber desatendido la recomendación del médico de cabecera de un paciente con carcinoma de próstata con metástasis esqueléticas múltiples. El paciente necesitaba dosis extraordinariamente altas de opiáceos: eran necesarias para controlar el dolor. La médica que se encargó del paciente concluyó, por mera intuición, que estaba delante de un caso de adicción a opiáceos. Los suprimió, y los sustituyó por paracetamol. El paciente murió al cabo de pocos días con dolores insoportables. La médica fue denunciada. El Juez en su sentencia estableció que el único árbitro de la intensidad del dolor y de las características del sufrimiento es el propio paciente. A mí me parece que la sentencia presta apoyo judicial a un principio ético básico: que el médico ha de entender al paciente, ha de entenderse con él, oírle y hacerle caso. Si esto se comprendiera y se practicara desaparecería de la relación clínica mucho antagonismo, y disminuirían en número e intensidad los problemas que terminan en los tribunales. Además, se reduciría al silencio el argumento de los movimientos pro-eutanasia fundado en lo insuficiente de los tratamientos médicos." Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015

martes, 18 de marzo de 2025

Contra la eutanasia y el suicidio asistido (I)

En medicina el dolor es un síntoma que puede y debe ser resuelto.

Cuestión: Uno de los argumentos más empleados por los movimientos pro-eutanasia ha sido el dolor insoportable, insufrible por parte del paciente. Los profesionales de la Medicina saben que el tratamiento del dolor es un deber inderogable del médico. ¿Qué hay de verdadero en el dicho: “si su médico no le alivia el dolor no pida la eutanasia, cambie de médico porque el suyo es un incompetente”? 

Respuesta del Prof Herranz: “Hay que empezar por señalar que, en los decenios recientes, el dolor ha sido investigado muy en serio. Se han esclarecido muchos aspectos de su fisiopatología, se ha avanzado de modo muy notable en el conocimiento de los mediadores del dolor, de sus moduladores, de los fármacos que lo mitigan. Ha nacido una auténtica especialidad, que es la Medicina del dolor. 

Por tanto, la idea de que existen dolores insoportables, insufribles, que no ceden de modo alguno a la intervención terapéutica inteligente y actual, es una idea que, en principio, se ha de cuestionar. Desde el punto de vista fisiopatológico y farmacológico tenemos ya suficientes armas que nos ayudan a reducir el dolor a un nivel tolerable. Eso puede exigir ensayos, fracasos, reiniciar tratamientos, reconocer que un camino está cerrado y se ha de abrir otro. Este es el camino real de la Medicina: hay que estudiar más cada caso, rectificar errores, ensayar soluciones. No siempre se acierta a la primera. La solución no está, como veremos, en la eutanasia.” “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 123-124. 


viernes, 14 de marzo de 2025

Cuidados paliativos (y VI)

La sedación paliativa tiene sentido ético si es controlada según la sintomatología del paciente.  

Cuestión: ¿A qué cree usted que se debe este tipo de abusos en el empleo de la sedación: criterios economicistas, comodidad, compasión, etc.?

Segunda parte de la respuesta del Prof. Herranz: “Ya se ha dicho que la sedación paliativa es una medida que, decidida y aplicada tras la debida ponderación, ha de ser revisada periódicamente, con seriedad, con circunspección, atendiendo a las circunstancias del paciente; que se debería suspender si hubiera indicios de que el paciente ha superado esa fase refractaria al tratamiento. En este caso, ya no tendría sentido continuarla. En cambio, habría que prolongarla si se ve que el paciente todavía persiste en la situación sintomática que había determinado previamente su aplicación. 

La sedación paliativa es una decisión transitoria, que se toma para un determinado tiempo, al cabo del cual habrá que evaluarla. No debería ir predeterminada por un juicio de terminalidad. Precisamente esas circunstancias de evaluación, de revisión periódica, no se pueden dar en los Servicios de Urgencias de los grandes hospitales”. Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


jueves, 6 de marzo de 2025

Cuidados paliativos (V)

Utilizar en medicina los términos precisos es de gran importancia. Tener clara la diferencia entre “estado crítico” y “estado terminal” determina la correcta actuación médica. 

Cuestión: ¿A qué cree usted que se debe este tipo de abusos en el empleo de la sedación: criterios economicistas, comodidad, compasión, etc.?

Primera parte de la respuesta del Prof. Herranz: “Como arriba he dicho, hay que desarrollar específicamente la atención de las situaciones de crisis en los pacientes terminales. La situación terminal es una situación extremadamente compleja. Aunque el paciente está condenado a morir, en el transcurso de su enfermedad terminal pueden surgir situaciones críticas que deben ser tratadas, pero no del mismo modo que en un paciente saludable, con una expectativa de vida abierta. 

Creo que empleamos mal la palabra "crítica" aplicada a la Medicina. El término "crítico" debe aplicarse a aquellas situaciones con capacidad de recuperación. Una situación crítica es una crisis, un episodio del cual puede, y suele, salirse. Lo crítico no es algo irrevocablemente perdido. La Medicina crítica es la Medicina intensiva bien indicada, porque en sus Unidades ingresan pacientes para los que permanece abierta una ventana real, por pequeña que sea, de sobrevivir. Por eso, a los pacientes que van a morir no se les debe introducir en una Unidad de Cuidados Intensivos, a no ser que presenten una crisis intercurrente que da visos de ser recuperada en un tiempo preciso y limitado, que devuelve al paciente a la situación anterior. Si ese episodio crítico es el comienzo de la muerte, no tiene sentido ingresarlo en Cuidados Intensivos.


viernes, 28 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (IV)

Hoy en día, no tiene terminada la licenciatura quien carece de conocimientos en Medicina Paliativa, y tampoco se puede catalogar como Centro Hospitalario completo si carece del Servicio de Medicina Paliativa.

La respuesta del Prof Herranz, esclarece la cuestión.    

Cuestión: (¿se podrían evitar episodios en donde al parecer que se provocó la eutanasia en el Servicio de Urgencias?) ¿Quizás con la incorporación de la Medicina paliativa a los Servicios de Urgencias? 

Respuesta del Prof. Herranz: “No creo que sean fáciles de identificar las razones o las etapas que conducen a la aplicación, ocasional o no, abusiva de la sedación terminal, de la sedación como medio de eutanasia. Eso habría que estudiarlo en los Países Bajos. Es necesaria una "autopsia ética", objetiva, independiente…. 

Pienso que esos episodios han servido, al menos, para llamar la atención sobre el riesgo de emplear la sedación final como un recurso más o menos rutinario en los Servicios de Urgencias. 

Además, ha mostrado la necesidad de desarrollar un procedimiento específico para la atención de urgencia en las situaciones de crisis de los pacientes terminales. Este es el motivo por el que considero necesario llevar la Medicina paliativa a los Servicios de Urgencias. 

Las consultas de Urgencias de los grandes Hospitales de las grandes ciudades deberían tener un equipo de Medicina Paliativa, para atender a los pacientes terminales. 

E, igualmente, habría que abrir a los paliativistas las UCIs. En un trabajo que aporté a una reunión de la Academia Pontifica para la Vida, propuse la necesidad de llevar la Medicina paliativa a las UCIs. En estas hay muchos pacientes que necesitan paliación, que no se la puede dar la Medicina intensiva, precisamente por su estricta naturaleza intensiva. Son muchos los pacientes que mueren en esas Unidades, lo mismo que al llegar o ser tratados en las Urgencias de los hospitales. En esas unidades, muchos pacientes viven las últimas horas de vida: necesitan de la presencia de personas cualificadas en Medicina paliativa, que atiendan a los pacientes que ya no pueden ser recuperados pero, de modo casi inevitable, han de vivir las últimas horas de su existencia en ese lugar físico”. Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


martes, 18 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (III)

Cuestión anterior (continuación): A raíz de los abusos médicos cometidos… el término "sedación terminal" necesita una revisión profunda. Soy de la opinión de denominarla "sedación paliativa" o "sedación en la fase agónica del paciente terminal")

Un paciente en situación terminal precisa, en primer lugar, que el servicio médico realice una prudente valoración de su cuadro clínico, tras las debidas interconsultas.  

Respuesta del Prof Herranz (continuación): “La sedación paliativa es una actuación que el médico o el equipo de Medicina paliativa han de aplicar tras la debida ponderación: esto es, han de persuadirse con mucha serenidad y circunspección del carácter refractario de los síntomas, de la inutilidad de los tratamientos hasta entonces, de su ineficacia ante una sintomatología que muy probablemente crecerá en intensidad. 

Por todo esto, considero que los Servicios de Urgencias de los grandes hospitales de las grandes ciudades, especialmente en los fines de semana, no son la sede apropiada para atender a los pacientes terminales cuyos síntomas parecen no responder a la pauta hasta entonces seguida. Los Servicios de Urgencias no se prestan a esas ponderaciones: son, desde el punto de vista humano y afectivo, lugares inapropiados, las antípodas de lo que necesita un paciente terminal. 

Un caso típico podría describirse así: un paciente en la fase terminal de su vida llega al Servicio de Urgencias de un gran Hospital. El equipo médico considera que se le ha de aplicar una sedación. Por la situación específica del lugar (Urgencias), por la acumulación de pacientes y por la atención médica mínima que los pacientes sedados requieren, se le confina no digo en un área aparte, pero sí marginal, del Servicio de Urgencias. Con la repetición de los casos, la sedación (aplicada inicialmente con una intención indudablemente recta) puede ir convirtiéndose en la solución que permite aliviar a la vez al paciente de sus síntomas y al equipo médico de Urgencias de mayores preocupaciones: los pacientes en sedación terminal no exigen ya mucha atención médica. Lo que podía haber sido iniciado como un acto humanizador (la sedación paliativa) corre el riesgo de devenir en un mecanismo de marginación del paciente, que aligera la carga laboral del personal sanitario de Urgencias. 

…Creo que es muy importante estudiar la dinámica psicológica que, partiendo de la indicación de sedación paliativa, de intención benéfica, puede llevar a la práctica de la sedación terminal como sistema, como mecanismo de liberación de trabajo y de problemas.” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


viernes, 14 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (II)

Cuando en medicina se indica que un paciente precisa "tratamiento terminal", en realidad  se está promoviendo implícita, cuando no explícitamente, su abandono o descarte eutanásico.

El Prof Herranz, lo explica con meridiana claridad en su respuesta.   

Cuestión: A raíz de los abusos médicos cometidos… el término "sedación terminal" necesita una revisión profunda. Soy de la opinión de denominarla "sedación paliativa" o "sedación en la fase agónica del paciente terminal".

Respuesta: “Sí, estoy de acuerdo. La expresión "terminal" ligada a una intervención médica es desacertada, no solamente desafortunada: no será fácil que pueda liberarse de la connotación negativa que ese término ha adquirido por su conexión con el aborto. El eufemismo "terminación voluntaria de la gestación" ha manchado la palabra "terminación".

La expresión "sedación terminal" es desafortunada por el uso que de ella se ha hecho en Holanda. La sedación terminal no está ligada a una tipificación penal, no está sometida, como lo está la eutanasia o la ayuda médica al suicidio, a ningún control legal específico. Según la doctrina de la Real Sociedad Holandesa de Médicos es una intervención médica, como otra cualquiera de las que pueden aplicarse al final de la vida. No llama la atención de los jueces ni de la policía. Pero puede descargar de trabajo al médico, cuando se aplica a un paciente como tratamiento último, final. Es una forma de eutanasia que, en vez de ser de efecto rápido, inmediato, dura horas, incluso días. En el fondo los médicos la aplican con intención eutanásica, pero, por no estar condenada por la ley, eluden cualquier implicación penal. 

Lo terminal es la enfermedad, cuando entra ya en su último periodo, que, según los casos, puede durar unas pocas semanas, unos días, unas horas. En consecuencia, se habla de "paciente terminal". No podemos aplicar, sin embargo, el calificativo "terminal" a las medidas terapéuticas, pues implica directa o indirectamente la noción de poner fin a la vida. Por eso pienso que es negativo hablar de intervenciones médicas legítimas si terminan vidas humanas, tanto antes como después de nacer. De hecho la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial de España, en sus Documentos recientes, cuando trata de la atención médica al final de la vida se refiere a "sedación en la agonía", o a "sedación paliativa". Precisamente por no ser terminal, no es el último acto del médico con el paciente…” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156


viernes, 7 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (I)

La respuesta médica que siempre exige el enfermo es la asistencia profesional individualizada refractaria a todo tipo de abandono. 

Cuestión: Para muchas personas el final de la vida sólo tiene la salida del sufrimiento indecible o la eutanasia. Cicely Saunders dedicó gran parte de sus esfuerzos a promover una tercera vía: los cuidados paliativos…. ¿Qué significa "humanizar" el proceso de morir? 

Respuesta Prof Herranz: “La gran rebeldía de Cicely Saunders contra el modo estandarizado, iba a decir que brutalmente indiferente a lo individual, con que se trataba el dolor del enfermo terminal, se produjo al ver la posología rígida y mecánica con que era administrada la morfina a los pacientes. Estaba establecido en los libros de texto que una cantidad determinada de miligramos de morfina había de ser inyectada cada ocho horas, independientemente del estado del paciente, cualesquiera que fuesen las quejas que el paciente manifestara. Había una especie de militarización de la terapéutica, contra la que ella se rebeló. Se dio cuenta que era necesario administrar los opiáceos con sabiduría, en el sentido de administrar más a quien más necesitaba, y menos al que menos necesitaba, anticipándose en lo posible al incremento del dolor. 

La evolución del modo de administrar opiáceos hasta llegar al fenómeno, entonces impensable, de la auto-administración de opiáceos por el propio paciente, ha sido el punto de partida de la Medicina paliativa, una Medicina más humana porque responde a las necesidades individuales del sujeto. 

Las necesidades individuales del paciente terminal son relativamente pocas. He dirigido algún trabajo para tratar de medir la intensidad y extensión de las necesidades afectivas del paciente terminal, y la conclusión es que esas necesidades son relativamente pocas. Ante el paciente terminal a veces nos guiamos por criterios más o menos literarios, o por tradiciones, o por casos que dejan una huella muy fuerte en la memoria. Pero de hecho, en la gran mayoría de los pacientes, la vida se va apagando lentamente, y los requisitos de tratamiento médico son cada vez menores. Sin embargo las necesidades de atención, de acompañamiento, de conversación siempre que sea posible, de dar respuesta a los requerimientos, a veces inexpresados del paciente, serán siempre necesarias. 

En conclusión, para mí humanizar consiste en determinar las necesidades particulares de cada paciente y tratar de satisfacerlas. Hay necesidades médicas y necesidades estrictamente humanas. Lo que nunca cabe es el abandono. Cada caso es un caso particular, que exige una humanización particularizada.” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156