miércoles, 27 de julio de 2022

El aborto químico

Como complemento a los últimos envíos desarrollados por el Prof Herranz,"Píldoras contraceptivas y otros abortivos (I-X)", se adjunta a continuación un artículo reciente sobre el aborto químico, que viene a incidir en la artificial desinformación no exenta de ser positivamente intencionada y favorecida por todo tipo de intereses políticos y comerciales, y que colocan a los que facilitan la distribución de dichas sustancias para provocar el aborto en las antípodas de la ética médica. 

El artículo al que se hace referencia es: "El nuevo campo de batalla: el aborto con sustancias químicas", por Michael Cook, 21 de julio de 2022, en Mercatornet. De forma resumida, así se expresa:

"Con las clínicas de aborto cerrando sus puertas en los Estados Unidos y más de la mitad de los estados restringiendo el aborto hasta cierto punto, los defensores del aborto están promoviendo “abortos con medicamentos” o “abortos químicos”. Estos no requieren una visita a una clínica de aborto; los medicamentos se pueden recetar por telemedicina, incluso se pueden pedir en línea a médicos y farmacias en el extranjero, aunque esto es ilegal .

Según el Instituto Guttmacher, un grupo de expertos sobre el aborto, los abortos con químicos actualmente representan más de la mitad de los abortos estadounidenses. Sin embargo, su uso está restringido. En dos de los 50 estados están prohibidos; en 29 estados deben ser recetados por un médico; y en 19 estados deben tomarse en presencia de un médico, lo que es una prohibición efectiva de la telemedicina.

Debido a que la Corte Suprema de EE. UU. anuló Roe v. Wade, el presidente Joe Biden ha puesto todo el peso del gobierno federal detrás de la opción del aborto con químicos. En una orden ejecutiva del 8 de julio , ordenó al Departamento de Salud y Servicios Humanos que “proteja y amplíe el acceso a la atención del aborto, incluido el acceso a medicamentos que la FDA aprobó como seguros y efectivos hace más de veinte años”.

La FDA aprobó el uso de los medicamentos gemelos Mifepristone y Misoprostol en 2000 y los defensores del aborto afirman que son seguros y efectivos si se usan a las nueve semanas de gestación o menos.

El New York Times, junto con otros medios de comunicación y políticos, recomienda que la aprobación de la FDA se anteponga a las prohibiciones y restricciones estatales... Según la FDA, 26 mujeres estadounidenses han muerto después de usar mifepristona como abortivo.

El Instituto Charlotte Lozier, un grupo de expertos pro-vida, afirma que “el aborto químico tiene una tasa de complicaciones cuatro veces mayor que el aborto quirúrgico, y hasta una de cada cinco mujeres sufrirá una complicación”. También señala que los abortos con químicos tienen efectos sociales impredecibles. “Sin supervisión médica, las píldoras abortivas pueden caer en manos de traficantes y parejas abusivas. Ya hay relatos de mujeres a las que se les dan píldoras abortivas sin su conocimiento y en contra de su voluntad”.

Texas aprobó una ley que restringe los abortos con medicamentos a las mujeres que tienen siete semanas de embarazo. En su preámbulo declara:

“el uso de Mifeprex o mifepristona presenta complicaciones médicas significativas que incluyen, entre otras, hemorragia uterina, infecciones virales, dolor abdominal, calambres, vómitos, dolor de cabeza, fatiga y enfermedad pélvica inflamatoria; y la tasa de fracaso y el riesgo de complicaciones aumenta con el avance de la edad gestacional”.

Los activistas a favor del aborto describen tales afirmaciones como "desinformación", o simplemente como "mentiras", sin embargo, están bien documentadas en la bibliografía médica internacional". 


jueves, 21 de julio de 2022

Píldoras contraceptivas y otros abortivos (y X)

A continuación el Prof Gonzalo Herranz describe con palabras certeras y nítidas la degradación que provoca el aborto farmacológico en el cuerpo de la mujer sirviéndose de la industria farmacéutica, y contando siempre con la complicidad de la grave pandemia de indiferencia a nivel internacional.

Prof Gonzalo Herranz

La banalización del aborto, es consecuencia final del continuo contracepción-aborto.

Es curioso ver cuan contradictoriamente ha sido recibida la mifepristona entre las feministas. Algunos grupos la consideran como el summum de la degradación de la mujer y de su esclavización sexual. Muchos otros la ven como el primer paso verdadero hacia la liberación sexual de la mujer.

De hecho, el dominio técnico de la reproducción ha sido incluido ya en las listas de los derechos de la mujer. Y no han faltado ni políticos ni médicos que se han apresurado a reconocer ese derecho, en busca quizá de los votos o del dinero de las mujeres. 

En noviembre de 1988, el entonces Ministro de Salud del Gobierno francés, Claude Evian, ordenó a la firma Roussel-Uclaf, el laboratorio farmacéutico que fabrica la mifepristona, reanudar la distribución del producto que había suspendido unos días antes ante la presión de los grupos pro-vida. Justificaba el ministro su orden en el interés de la salud pública, y para apoyar los derechos de las mujeres. 

Casi simultáneamente, más de 1000 ginecólogos asistentes a un Congreso en Rio de Janeiro, amenazaron con boicotear los medicamentos comercializados por Roussel-Uclaf si esta cedía a las demandas de los pro-vida, pues consideraban que la retirada de la RU 486 era 'un mazazo descargado sobre los derechos de la mujer'.

Sea o no un derecho de la mujer, el aborto precoz y deliberadamente inadvertido nunca se verá libre de traumas psicológicos y de conciencia. Sin duda alguna, es más intenso el impacto emocional causado por el aborto quirúrgico, con su necesario desplazamiento a una clínica, la anestesia y su condición de intervención invasiva. Pero el aborto 'casero' no está libre de tensiones y ansiedades. El aborto no médico deja a la mujer abandonada a sí misma y en la incómoda compañía del miedo, el dolor y el temor a la hemorragia. La píldora abortiva perfecta favorece la privacidad y el secreto de la mujer, pero la condena a la soledad.

Pero, ¿y si se generalizara el uso de una píldora antinidatoria-abortiva, segura y eficiente, que el farmacéutico despachara en su oficina sin necesidad de receta del médico? Entonces, se dice, la mujer se constituiría de hecho en dueña de su capacidad reproductiva. Una píldora así, ingerida mensualmente como 'inductor menstrual', le concedería la total autonomía reproductiva, a la vez que haría desaparecer los sentimientos de culpabilidad ligados al aborto. La mujer ya no tendría que preocuparse de si ha concebido o no. Le sería suficiente practicar una limpieza química de su útero con la periodicidad conveniente. Sería la fusión de la contracepción y el aborto en la nueva noción de contragestión.

Los efectos que esa hipotética aceptación y generalización del aborto farmacológico pudiera tener desde el punto de vista de la Ética médica son incalculables. 

Hace unos años describí así la amenaza de banalización del aborto farmacológico precoz: La significación de este tipo de aborto es sumamente importante: establecerá como un hecho socialmente admitido la noción de que el embrión humano es un simple producto de desecho. No sólo se cosifica al embrión, despojándole de su valor humano: se le reduce a la condición negativa de una excreta. Lo mismo que un laxante es capaz de exonerar de su contenido fecal al colon perezoso, la nueva píldora permitirá liberar al útero gestante del embrión que crece en él. Desconectado de la madre mediante un preciso mecanismo de competitividad molecular entre entihormonas y hormonas, y catapultado hacia la red de alcantarillado por la acción de los estimuladores específicos del miocito uterino, el embrión termina su existencia sin pena ni gloria. La transmisión de la vida humana, la suprema capacidad del hombre de concrear hombres, esa participación en el poder creador de Dios, quedará convertida así en una función del mismo rango fisiológico, psicológico y moral que la micción o la defecación.” Gonzalo Herranz, conferencia “La píldora RU-486 y otros abortivos: ¿El control natal del futuro?”, en el Congreso Internacional por la Vida y la Familia. Santiago de Chile, 20 de agosto de 1994.


jueves, 14 de julio de 2022

Píldoras contraceptivas y otros abortivos (IX)

Que el aborto tiene graves implicaciones sobre quien lo práctica, o quien lo permite, no cabe duda, y la gravedad es tanto mayor si la actuación favorable al aborto se camufla bajo la voluntaria ignorancia que acepta, sin más, la falsedad en la terminología científica. 

Clarifica ejemplarmente esta cuestión el Prof Gonzalo Herranz:

“Decir “contragestión” (contracepción) en vez de aborto desconecta tal acción de cualquier implicación moral... Todo queda sometido a las meras leyes civiles que regulan la práctica del aborto y a la política de la eficiencia técnica y del control demográfico. 

El cambio léxico quiere además dar a entender que la preocupación por la significación antropológica y moral de la fecundación, una simple etapa más de un continuo biológico, es algo obsesivo, infundado. 

Introducido el neologismo, se convierte automáticamente en perverso o, al menos, oscurecedor y de mal gusto, utilizar, al tratar del aborto, expresiones como asesinato, matar, que están dotadas de contenido moral. 

El término “contragestión” (contracepción) no es sólo atraumático: anestesia la conciencia moral, pues ya no despierta una asociación de ideas con el proceso de transmitir la vida y con el papel que en él juega la mujer, sino sólo con la administración general de unos asuntos.

Todos sabemos cuán necesario es en el contexto científico utilizar una terminología precisa, inequívoca. 

El lenguaje de la ciencia es un instrumento de alta precisión, en el que las palabras han de designar las realidades con una objetividad descarnada. 

El buen científico sabe trazar una nítida separación entre los datos observados y comprobados y las hipótesis imaginadas o explicaciones plausibles, pero todavía no demostradas. No le es lícito al científico falsificar la realidad, ni negar su existencia o la de alguno de sus componentes.” Gonzalo Herranz, conferencia “La píldora RU-486 y otros abortivos: ¿El control natal del futuro?”, en el Congreso Internacional por la Vida y la Familia. Santiago de Chile, 20 de agosto de 1994.

jueves, 7 de julio de 2022

Píldoras contraceptivas y otros abortivos (VIII)

Una de las tácticas empleadas para vender el aborto es disimularlo bajo la capa de neologismos que hagan olvidar y oscurecer la mayor crueldad que puede perpetrar el ser humano: exterminar al recién concebido y violentar a su madre. La indiferencia con la que socialmente es admitida esa violencia extrema, conviviendo de forma natural con ella, no deja de ser, también, una grave responsabilidad.

El Prof Gonzalo Herranz es bien certero en su análisis:    

“La perversidad del aborto queda psicológicamente camuflada o anulada cuando el hecho de destruir una vida humana se oculta bajo expresiones nuevas e inocentes, que son a la vez científicas, progresivas, técnicas y tolerantes, tales como 'microaspiración', 'extracción menstrual', 'interrupción voluntaria de la gestación' o simplemente 'interrupción', 'regulación menstrual', 'inducción de las reglas', 'intercepción', 'píldora mensual'. 

En el mundo artificial así creado, hablar, en relación con el aborto, de matar, asesinar, o destruir seres humanos, se considera ineducado y de positivo mal gusto, ya que esa terminología indica que no se han captado los valores de la autonomía individual, del derecho a escoger, de la hominización progresiva del feto, del rechazo de la superpoblación, del respeto ecologista por la naturaleza, de la responsabilidad social de contribuir a no degradar la superficie del planeta.

El activismo en favor del aborto ha dejado de ser una cruda militancia “proabortion”. Se ha sofisticado: hoy se prefiere hablar de defensa de las libertades civiles, proponer tolerantes actitudes “pro-choice”, argüir en favor de las justas reivindicaciones feministas. 

En los Estados Unidos, algunos manifestantes profirieron gritos, y portaron carteles, diciendo Abortion is beautiful! El eslogan no triunfó, pues, además de ser demasiado radical, resucitaba la palabra aborto. 

Lo ideal del activismo pro-aborto es mantener un exterior civilizado, y una militancia serena: la violencia quede para las acciones de rescate de los pro-vida. 

Es preferible más que gritar, arrullar a la sociedad con promesas de bienestar ecológico y de ejercicio de libertades individuales. Desde el punto de vista dialéctico, es preferible olvidarse de las palabras duras, tanto más cuanto que para englobar la contracepción abortiva y el aborto farmacológico se dispone de un neologismo muy científico y tranquilizador. El nuevo vocablo es contragestión.

Emile Etienne Baulieu, el padre de la píldora abortiva, de la mifepristona, ha acuñado específicamente el término contragestión para designar tácticamente todas las variantes de aborto inducido farmacológicamente. El nuevo término viene exigido, en primer lugar, por la conveniencia de que al tratar de la mifepristona no se haga referencia alguna al aborto. Explicaba Baulieu la razón: Mi propósito es eliminar la palabra aborto, porque esa palabra es tan traumática como el hecho mismo del aborto…. 

Es patente en Baulieu la intención de amoralizar, de situar en un terreno éticamente neutro, la transmisión de la vida humana y de reducirla a pura biología”.  Gonzalo Herranz, conferencia “La píldora RU-486 y otros abortivos: ¿El control natal del futuro?”, en el Congreso Internacional por la Vida y la Familia. Santiago de Chile, 20 de agosto de 1994.