Consideraciones para la reflexión:
1) Cuando se judicializa la relación médico-paciente se rompe toda la actuación médica. Salta hecha añicos y se pierde el control con el enfermo, a favor de otros condicionantes de tipo jurídico que no benefician y dificultan, con sentencias, los condicionantes de la enfermedad, siempre nuevos, que suponen cambios en la evolución del paciente.
2) Cuando se habla de
"muerte digna" no se percibe muy bien el significado de la expresión.
No hay una muerte digna, por la sencilla razón que la muerte no es digna nunca,
igual que no hay un "hambre digna"... Lo único realmente digno es la
persona.
3) Los argumentos en pro de
la eutanasia sucumben cuando se ofrece a los pacientes terminales la
especialidad médica que corresponde: la Medicina Paliativa. Esa especialidad es
el instrumento médico, de gran riqueza de contenido profesional, en favor del
enfermo desahuciado, para dar la medicación necesaria y evitar todo la
superflua.
En ese sentido, se expresa el Prof. Gonzalo Herranz, con los siguientes terminos:
Sólo se puede hablar de
verdadera libertad de elección cuando la medicina paliativa es practicada con
competencia y ofrecida como alternativa humanizante a todos los que la
necesitan.
"Lo específico de
médicos y enfermeras es ayudar, con su conocimiento y habilidades, a los
enfermos y débiles, a seres humanos que viven la crisis de estar perdiendo su
vigor físico, sus facultades mentales, su vida. El respeto por la dignidad del
hombre, toma en Medicina, una forma peculiar y específica: el respeto a la vida
debilitada. En la Medicina paliativa, el respeto a la vida está condicionado de
forma casi constante por la presencia de la vulnerabilidad esencial, por la
fragilidad extrema del hombre, por el reconocimiento de lo inevitable y próximo
de la muerte. El respeto ético de médicos y enfermeras que administran cuidados
paliativos es respeto a la vida declinante; su trabajo consiste en cuidar de
gentes en el grado extremo de debilidad.
Cuando al enfermo se le
considera a esta luz, como algo a la vez digno y miserable, podemos reconocer
su condición a la vez inviolable y necesitada. Este es el fundamento ético de
la atención terminal que se debe a todo paciente, la justificación moral de los
cuidados paliativos."