lunes, 30 de noviembre de 2020

LOS ENFERMOS ¿SON PERSONAS O COSAS? (II)

Dentro de este apartado sobre la valoración del paciente como persona, el Prof Gonzalo Herranz establece una de las líneas maestras que debe presidir siempre la relación médico-paciente. Por paradójico que resulte, es imprescindible “la necesaria cosificación del paciente” pues, “lo que puede parecer una objetividad desapegada es el comienzo de una relación verdaderamente humana”

   Estas acertadas directrices tienen actualmente gran vigencia por el alce, hoy en día, de la llamada “consulta telemática”, que establece una raíz distorsionada de actuación médica por pretender que esté  exclusivamente centrada en la relación de datos que suministra el paciente por medio digital, desconectados de la imprescindible exploración físico-visual que debe realizar el médico.

Pasamos la exposición del Prof Gonzalo Herranz recogidas en la publicación “El Corazón de la Medicina” (libro homenaje), 2013, pag. 229-243.

“La necesaria cosificación del paciente

   El primer requisito ético del médico es poseer la necesaria competencia. La obligación de ciencia precede a sus otros deberes. Es contraria a la ética la actuación del médico ignorante, anticuado o técnicamente inhábil. 

   Por eso, suelen ser desafortunadas las acusaciones que se hacen a la ciencia médica, y a la tecnología que de ella se deriva, de ser frías, distantes, alienantes. La ciencia objetiva le es al médico tan necesaria, al menos, como la compasión, …. 

   Es necesario, en Medicina, desechar el prejuicio anti-tecnológico. Es injusto decir sin más que los aparatos e instrumentos aumentan la distancia entre médico y paciente, que la tecnología médica tiende a mustiar lo humano de la medicina, del paciente y del médico a la vez. Ese es un prejuicio grave y de consecuencias funestas. 

   La tecnificación de la Medicina ha de entenderse como un refinamiento de la sensibilidad no sólo técnica, sino ética; como un esfuerzo, lleno de humanidad, un impulso de justicia, con el que ayudar más eficazmente al mayor número….

   Ante su paciente, el médico no se puede comportar primariamente como un ser sólo compasivo. El médico no es una madre cariñosa. Su función primaria es captar y analizar, es decir, comprender con precisión y objetividad las palabras que oye, los datos que observa, los signos que, en la exploración física e instrumental, pone de manifiesto.… ha de despersonalizar en cierto modo esa narración vivencial (del paciente) para traducirla al lenguaje abstracto de las categorías científicas. 

   En el curso de la atención médica correcta, se ha de llegar siempre a un momento en el que el médico ha de dejar a un lado la relación humana principal con su paciente… Ha de convertir al paciente en objeto de observación y manejo, pues sólo entonces puede el médico obtener un conocimiento exacto, objetivo, científico-natural del proceso patológico y del tratamiento correspondiente. 

   De este modo, se introduce un elemento objetivo en la relación médico- enfermo, que no sólo exige explorar físicamente, invadir con preguntas fuertes la intimidad personal, someter a estudios analíticos el cuerpo y la sangre del paciente… Lo que puede parecer una objetividad desapegada es el comienzo de una relación verdaderamente humana

   Mientras dura la exploración física o cualquier otra exploración diagnóstica o terapéutica, el paciente abdica del dominio personal sobre su propio cuerpo y se aviene a convertirlo en un objeto sobre el que el médico aplica sus gestos profesionales... 

   La ciencia médica no es sólo motivo legítimo de orgullo profesional para el médico. La tecnología es, en principio, amable. Lleva dentro de sí mucha capacidad de humanizar la relación médico-paciente, de quitarle hierro, de hacerla más eficaz

   La realidad es así… La confianza en el médico ya no se apoya principalmente en ciertas cualidades personales antiguamente muy valoradas -la simpatía campechana o el ojo clínico- sino más bien en su objetividad de científico, en lo fiable y actual de sus conocimientos, en su profesionalidad, en su familiaridad con los métodos analíticos y terapéuticos acreditados. Se da así el hecho aparentemente paradójico de que el máximo de subjetividad del paciente, su confianza en el médico, se apoya en el máximo de objetividad del médico, en su información científica y su habilidad técnica

   Es, por ello, necesario eliminar la falsa confrontación entre competencia técnica del médico (objetividad, experiencia y ciencia) y sus cualidades humanas (carácter e integridad ética). Precisamente la verdadera idoneidad, la legítima autoridad moral del médico, consiste en reunir ambos campos de competencia, inseparables en el buen médico”. 


sábado, 28 de noviembre de 2020

LOS ENFERMOS ¿SON PERSONAS O COSAS? (I)

El Prof Gonzalo Herranz, en este apartado toca un área dentro del trabajo médico que es de importancia capital. Los médicos no tenemos otro centro sobre el que girar que el enfermo. El centro no puede estar desplazado por dar solución, a como de lugar, una carga asistencial que empobrece la relación con el paciente, ni puede ser un cumplimentar protocolos, ni un adquirir información útil para estadísticas sanitarias en pro de una medicina basada en pruebas. Todo ello lleva a cosificar al enfermo.

   Por supuesto, supone cosificar al enfermo sustituir la consulta médica, que como tal tiene que ser en esencialmente presencial, por la telemedicina en donde el médico está sustraído de la valoración visual y la exploración siempre debida.  

   Aquí se expone, en sucesivos apartados, sus aportaciones recogidas en la publicación “El Corazón de la Medicina” (libro homenaje), 2013, pag. 229-243.

   “Y, sin embargo, esa pregunta, tan extraña en apariencia, no está fuera de lugar. Es una pregunta llena de sentido, que, en Ética médica, necesita ser encarada con frecuencia. Y, aunque el problema no es de ahora, no faltan indicios hoy de que la relación médico-paciente se está despersonalizando.

   Se quejan a veces los pacientes de que han recibido de sus médicos un trato poco humano, de que no han sido tratados como personas.

   Y se quejan también a veces los médicos de que ya no ejercen, ya no les dejan ejercer, la medicina como personas, esto es, con humanidad, con estilo individual, conforme a la ley del arte. Dicen que muchas veces no entran en relación con personas de carne y hueso, pues muchos días la opresiva carga asistencial convierte las horas de consulta en un rápido y frustrante desfile de figuras... Dicen que no pueden individualizar los servicios que prestan a los pacientes, pues, por un lado, con el montón de protocolos de actuación que andan por ahí circulando y a los que hay que adherirse rígidamente, se sienten despojados de su juicio clínico…. Algunos sienten que, en buena parte, la medicina basada en pruebas es una conspiración contra lo peculiar de cada persona enferma, cuya individualidad queda absorbida en una especie de anonimato estadístico que todo lo uniformiza.

   Hay… datos y razones suficientes para sospechar que se da en Medicina, sino la realidad, sí al menos el riesgo de despersonalizar la relación entre pacientes y médicos. Y, en medicina, despersonalizar muchas veces quiere decir cosificar." 


martes, 24 de noviembre de 2020

ERROR Y NEGLIGENCIA MÉDICA. ASPECTOS ÉTICOS (y III)

La nueva cultura del error debe ser enseñada y asumida por los estudiantes de cualquiera de las especialidades médicas, como una de sus más importantes facetas de su formación. Pero, como dice el refrán `no se enseña lo que no se practica´, y es en los docentes, es decir todo médico que tenga a su cargo labor de formación, quien debe cargar con la responsabilidad de tener la lección bien aprendida por practicada: el error es un valioso e inestimable instrumento de progreso, una vez aceptado y rectificado, tanto para la práctica médica diaria, como en la progresiva labor de formación médica.  
   
Ver las precisiones realizadas en el apartado (I) respecto a la fuente de que es tomada este nuevo apartado (III). Prof Gonzalo Herranz, en “Desde el corazón de la Medicina” (libro homenaje), 2103, pag. 226-228. Pasamos a reproducir sus palabras:

   “…(El) hospital así es un lugar éticamente privilegiado, el laboratorio en que los estudiantes y médicos jóvenes aprenden ética médica

   Parece que, lamentablemente, no se enseña mucho acerca de los errores en nuestros hospitales. En parte, es una actitud negativa, condicionada por el estilo de la educación médica vigente en Europa, y, entre nosotros, fuertemente consolidada por el sistema MIR, inmensamente eficaz, pero con la tacha de que premia el acierto y castiga el error, gratifica la memorización de datos y desincentiva la capacidad crítica. Educamos, no sé si a sabiendas, corriendo el riesgo de que los conocimientos puedan mustiar la ciencia, o, mejor dicho, la sabiduría. En parte, tal actitud viene de que no se conoce el nuevo modo de entender los errores. 

   En realidad, fuera de unas pocas lecciones en Medicina legal, a nuestros estudiantes no les enseñamos el mínimo deseable sobre el modo de encarar los errores que se dan en dos campos importantes: en la atención de los pacientes y en la relación con los colegas. Incluso se favorece más la vieja usanza de la ocultación y la vista gorda. El sistema educativo, aquí y fuera, incita al estudiante y al joven médico a no cometer errores, pues está bien claro que, en los exámenes, pueden descalificar; en las pasantías clínicas, hacerle a uno objeto de irrisión; en la residencia, afear la hoja de servicios. No enseñamos, o lo hacemos poco, con la teoría y el ejemplo, las buenas prácticas de rectificar los errores y reconocer la ignorancia, dos recursos esenciales para llevar una vida profesional sincera. Nuestros licenciados entran en la profesión con esa carencia.

   Todavía han de pasar años para que madure el ciclo de la cultura nueva del error médico. No se puede hoy hacer predicciones firmes. Aunque la pelota está todavía en el tejado, es cada vez más intenso el mensaje que nos dice que tratar los errores con sinceridad, abiertamente, tomando el médico la iniciativa, sin esperar a que el paciente o sus allegados sospechen o pregunten, no lleva, como es mera y extendida intuición, a una tasa más elevada de litigios por mala práctica. Es cada vez más patente que la sinceridad crea una relación más humana y amistosa entre médicos y pacientes…”

lunes, 23 de noviembre de 2020

LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA ¿SE PUEDE VENCER?

La contestación no es sencilla. Sin duda se pueden mitigar y reducir sus efectos de forma muy importante con la supervisión médica.

En primer lugar, hay que ser conscientes que la enfermedad alcohólica es una enfermedad como tal. No es un vicio, aunque en los primeros estadios pudiera ser así, pero cuando está arraigada como dependencia, ya estamos hablando de una enfermedad en sentido pleno y exige control médico preferente.

Hemos dicho que se debe acudir cuanto antes al médico. De ello depende que su pronóstico varíe y empiece a mostrarse favorable. No es lo mismo, por ejemplo, encontrar un estadio inicial de afectación hepática, que es relativamente fácil de revertir, que cuando la afectación hepática es severa y difícil de superar, con frecuentes descompensaciones, que colocan al enfermo habitualmente en estado crítico. Con mayor importancia si además de la enfermedad hepática contraída se padece la afectación psicológico - psiquiátrica de la dependencia.  

Uno se podría preguntar cuándo acudir al médico, o cuándo debe acompañar al médico, al enfermo alcohólico. Se pueden dar, a modo de orientación, las siguientes pautas: 

1) cuando, en los últimos meses, en una ocasión, durante pocas horas, se ha superado la ingesta de más de medio litro de vino (equivalente a 4 ó 5 cañas),

2) cuando se tienen pensamientos de que se debería poner fin al beber, 

3) cuando la familia o amigos le recomiendan que deje de beber, 

4) cuando se presentan sentimientos de culpabilidad por beber. 

5) cuando la familia, o el propio individuo, nota que por la mañana necesita ingerir bebida alcohólica para encontrarse confortable.

Si está presente alguna de estas situaciones, no se debería diferir la consulta médica, pues existe sospecha importante grado de dependencia alcohólica, que de por sí es muy difícil de superar.

jueves, 19 de noviembre de 2020

ERROR Y NEGLIGENCIA MÉDICA. ASPECTOS ÉTICOS (II)

Ventaja del error en medicina 

Ver las precisiones realizadas en el apartado (I) respecto a la fuente de que es tomada este nuevo apartado (II) (Ref. Prof Gonzalo Herranz, en "Desde el corazón de la Medicina" (libro homenaje), 2013, pag 220-228)

   "Es necesario revisar la antigua y equivocada idea de que debemos evitarlos (los errores): esa idea nos ha llevado a la hipocresía. Y sin embargo, hemos de evitar los errores. Es cosa muy difícil, en la que ningún ser humano puede tener éxito total; incluso los más grandes creadores de la ciencia, llevados por su intuición, caen muy frecuentemente en el error. Esta idea debería empapar el ánimo de todos, médicos y pacientes, para no vivir en un mundo de fantasía.

   Sólo con humildad ética es posible aceptar el desafío de vivir en el reconocimiento lúcido de nuestras propias limitaciones y carencias. Y sólo la humildad intelectual nos da los medios para tratar de reconocerlas y superarlas.

   Sigue habiendo, entre los médicos, de cualquier edad e ideología, una resistencia muy extendida a comunicar sus errores a los pacientes. Una actitud que forma parte de la empobrecedora mentalidad defensiva, contraria, como dice nuestro Código, a la ética médica. Es necesario abrirse a la llamada nueva cultura del error médico, que sustituye la vieja conducta de la ocultación, el reproche y el castigo por la conducta nueva de la confesión, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención del error, que ha de enraizarse tanto a nivel personal como institucional.

   No se puede ocultar que hay ahí un choque cultural… que exige un cambio profundo de actitudes. No parece exagerado decir que ahí está en juego la humanidad de la medicina, el sentido de la radical igualdad humana. El impulso para el cambio no está en el miedo (al error), sino en el reconocimiento de la humanidad del paciente.

   El propósito del nuevo ethos (sobre el error) es educativo y práctico: ayudar a todos a mejorar no incurriendo en errores ya detectados; no castigar a los que yerran, sino beneficiar a todos con la lección que su error ha hecho aprender. Se podrá así crear un ambiente de confianza, en que la necesaria función crítica nunca es personal y peyorativa, sino que brota del respeto mutuo y del deseo de mejorar la suerte de los pacientes.

   Si llega a consolidarse, la nueva cultura operaría en los pacientes una ganancia de humanidad: saber que los médicos son humanos, pueden estar cansados, sufren crisis como los demás mortales, pueden equivocarse, que la medicina no es el hada madrina de la que hablan los periodistas. 

   Alguien ha sugerido que, en la nueva cultura, la profesión médica deberá cambiar el silencio sobre el fallo médico, para ponerse a hablar con realismo y circunspección de él: la mayoría de edad de los pacientes exigiría que los médicos les hablaran, en la negociación del consentimiento para los actos médicos, de la posibilidad de que se produzcan errores involuntarios.

   Si el nuevo ethos (del error) prendiera, veríamos que además de reconocer los errores ya cometidos, buscaríamos los puntos flacos del sistema que favorecen la comisión de errores para repararlos lo antes posible. Los pacientes son una fuente viva, inagotable, de revelación de errores, si conseguimos ganarlos para el nuevo ethos. 

   Escuchar al paciente es, además de muestra de civilidad, un signo de respeto a su humanidad. Los pacientes pueden ayudar a evitar errores, especialmente los inminentes, que son los más difíciles de prevenir… Un protagonismo así (por parte de los pacientes para alertar a su vez de imprevisiones…etc) no puede ofender, sino reforzar el carácter amistoso de la relación médico-paciente. Tratar a los pacientes con el respeto ético debido a seres inteligentes y personales puede prevenir muchos errores."

miércoles, 18 de noviembre de 2020

ERROR Y NEGLIGENCIA MÉDICA. ASPECTOS ÉTICOS (I)

Valoración del error y negligencia en ética médica 
En el apartado presente, "Error y negligencia médica. Aspectos éticos (I)" y en los sucesivos II y III, se recoge de forma prácticamente literal el contenido que el Prof Gonzalo Herranz, tiene publicado en "Desde el corazón de la Medicina" (libro homenaje), 2013, pag 220-228, con algunas correcciones, hechas con su aprobación, con el fin de adaptar el texto a este medio de difusión.

¿De qué errores entiende la ética profesional de la medicina? 

-… Por errores de la ética médica entendemos los eventos adversos, pero evitables, cuya consistencia se ha de juzgar a tenor del estado del arte y del contexto institucional.

-Difiere de la noción jurídica de negligencia ..., en especial de la negligencia confirmada por sentencia judicial… que convierte a médicos y pacientes en extranjeros morales que han de dirimir sus diferencias ante los tribunales.

-Excluimos también los errores leves, benignos, inocuos, que sólo cobran importancia en una perspectiva rigorista. 

-Los que nos interesan son los eventos adversos pero evitables en que pueden incurrir las personas (médicos y enfermeras) o las instituciones (hospitales, ambulatorios) en el curso de la atención que prestan a los pacientes. 

-No son denunciados al judicial, pero, justamente por ello, necesitan ser considerados desde una perspectiva ética. 

-Por ser adversos, estos eventos implican la producción de algún tipo de daño no trivial. 

-Su rasgo más característico es ético, no técnico: podían, y debían, haber sido previstos o evitados, independientemente de que el daño derive de alguna acción puesta (errores de comisión), o de una acción omitida, necesaria para prevenir un daño (errores de omisión). 

-Son inducidos por distracción, negligencia, ignorancia, inadvertencia o falta de responsabilidad ética

-Merecen reproche moral (ocasionalmente también disciplinario profesional) porque podían haberse evitado si se hubieran cumplido las obligaciones deontológicas de respeto ético por las personas, de competencia técnica, de conocimiento debido, o de seguimiento apropiado de los procedimientos establecidos. 

-El grado de reproche ético que se ha de adjudicar a un error negligente es variable. 

-Depende de la intensidad del descuido; del sufrimiento o daño infligido; de la responsabilidad, asumida o delegada; de las circunstancias laborales; de la urgencia con que se ha de intervenir. 

-En esa valoración influye el factor contextual, incluidas las normas institucionales, voluntarias, supererogatorias, mediante las que un hospital define su propio estilo ético, los usos y costumbres “locales”, y, por decirlo así, se defiende de la decadencia ética. En las instituciones sanitarias, la negligencia ética es acumulativa, infecciosa.” 

PROFESOR GONZALO HERRANZ RODRÍGUEZ


En este apartado iremos volcando parte del ingente tesoro proveniente del Profesor Gonzalo Herranz en lo referente a la ética médica. La alta calidad de su producción está firmemente contrastada a nivel internacional. Sus lecciones en esta área de la medicina no solo han iluminado y han puesto en evidencia contrastes que estaban oscurecidos y sin apenas relieve, sino que en muchos casos ha servido para denunciar viciados y falsos derroteros asumidos como correctos por la conducta médica, también a nivel internacional, durante muchas décadas y que, en numerosos casos, todavía persisten. Todo ello expuesto con sencilla brillantez y claridad meridiana. No extraña, por tanto, su amplia repercusión actual en el mundo médico. Pero también es cierto que por muy intensa que haya sido la influencia de su docencia hasta el presente, es todavía muy grande el fruto que queda por valorar y asimilar.  

Baste unos pequeños trazos de su historial: 
-Expresidente y Secretario de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial de España. Exvicepresidente de la Comisión de Ética del Comité Permanente de los Médicos de la Comunidad Europea. Exvicepresidente de la Federación Mundial de Médicos que Respetan la Vida Humana. Consultor de la Congregación Vaticana para la Educación Católica. Miembro del Consejo Directivo de la Academia Pontificia para la Vida. Miembro del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO.
-Experto en diferentes ocasiones ante el Parlamento Europeo, la Comisión de la Comunidad Europea y ante el Congreso de los Diputados de España. Miembro del Grupo de Trabajo que redactó los Principios de Ética Médica Europea de la Conferencia Internacional de Ordenes Médicas. Presidente de la Comisión de redacción del Código de Ética y Deontología Médica de España.
-Ha sido invitado a pronunciar conferencias en numerosas Universidades y Asociaciones médicas de todos los continentes.

lunes, 16 de noviembre de 2020

LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA: EFECTOS PERSONALES Y SOCIALES DEVASTADORES


Es importante que el enfermo alcohólico cobre conciencia de su enfermedad. De hecho, cuando conoce que puede conseguir mejorar ostensiblemente su situación opta, con frecuencia, por acudir a la consulta médica, aún cuando esté al principio con dudas más o menos razonables. Satisface comprobar que se le pueden ofrecer posibilidades de mejora eficaces, e incluso esperanza de curación, a ese tipo de pacientes con enfermedad de curso irreversible.

Actualmente, tanto en hombres como en mujeres, se observa un incremento del alcoholismo. Pero desgraciadamente, el incremento es tremendamente significativo en la juventud, en donde la proporción hombres o mujeres está equilibrada. El incremento del fenómeno del “botellón”, que no se remedia, ni se remediará, con mayor vigilancia policial, presagia un descontrol a todos los niveles, social y personal, todavía más preocupante en esta seria enfermedad.

La enfermedad alcohólica en sus distintas manifestaciones a nivel hepático, sistema nervioso central, cardiaco, pancreático, traumatológico por los accidentes de todo tipo que provoca, etc, y por supuesto, psiquiátrico, viene a suponer un 10% de los pacientes ingresados en el un centro hospitalario. Es una cifra que habla por sí sola del respeto que se le debe tener a la enfermedad alcohólica, y habla también, por contra, de la poca importancia que se le está prestando actualmente.

Cuando no le prestamos, a nivel social y profesional, la importancia que se le debe, nunca encontraremos remedios eficaces a las tragedias que desencadenan día a día, aunque sean muchas las quejas. Por supuesto, en un ambiente la crisis social, de crisis de ansiedad, de fomento de pánico social y  económico, etc., sin duda, incrementarán el número de pacientes con enfermedad alcohólica. Serán cada vez más los que se sumarán a sentirse atraídos por el alcohol como refugio que aminore sus preocupaciones. Y desgraciadamente, el alcohol consigue ser muy eficaz en aminorar temporalmente sus preocupaciones. Ahí, precisamente, empieza la espiral vertiginosa de la enfermedad que acaba esclavizando. El enfermo alcohólico necesita que se le saque de la soledad que le atenaza, y de la que es incluso incapaz de pedir auxilio en su inconsciencia. 

No se podrá abordar una solución eficaz en esta cuestión, si no se plantea un serio plan de formación a distintos niveles: familiar, escolar, universitario, y, ciertamente, sanitario. Otras medidas que no tengan en cuenta ese plan de formación, como la mayor vigilancia policial etc., no pasarán de soluciones parciales, de parcheo circunstancial, y poco eficaces.  

Por ejemplo, los padres deben se debe saber que el sistema nervioso central del adolescente está en periodo de madurez, y la toxicidad del alcohol es tremendamente lesiva en ese estadio, junto a otros trastornos psicológicos que provoca: desatención a los deberes familiares y escolares, retraso en el nivel de aprendizaje, y escasa motivación para otras aficiones que no esté presente el alcohol… etc. 

Los daños, en bastantes casos, pueden ser muy difíciles de reparar. Sin embargo, es muy gratificante comprobar que enfermos seriamente afectados por el alcoholismo pueden iniciar una recuperación muy esperanzadora.


jueves, 12 de noviembre de 2020

LA TRAGEDIA DE MINUSVALORAR LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA


“La solución de la enfermedad alcohólica no se basa en más vigilancia, más persecución y más castigos. La solución tiene otros cauces principales”

Causa asombro comprobar cómo persiste el desenfoque y la confusión a la hora de juzgar y asumir socialmente los problemas que provoca el alcohol. Para intentar que desaparezcan los accidentes graves por el uso del alcohol, la solución principal no es poner más vigilancia en las carreteras, más agentes de vigilancia, etc.

El problema del alcoholismo en general, y más en la juventud, tiene mucho más calado. La medicina, ya desde hace lustros, habla y previene que el alcoholismo en los jóvenes adolescentes provoca serias alteraciones en el sistema nervioso central y ocasiona, a corto y largo plazo, alteraciones psicológicas importantes.

Por ejemplo, el descontrol en la bebida alcohólica provoca:

-Alteraciones importantes en la memoria y en la expresión verbal en los adolescentes.

-Se ha comprobado que existe en los consumidores jóvenes un riesgo en déficit de atención, acentuación de estados de hiperactividad, y desordenes tipo bipolar, que causan desordenes en el desarrollo y madurez cerebral. 

-Está demostrado que el alcohol es la principal causa de muerte en adolescentes. 

-Se multiplican y se agravan las alteraciones en reuniones masivas en donde el protagonista es el alcohol, creándose un ambiente de descontrol y desinhibición cerebral masivo que propicia la enajenación mental multitudinaria. A ese “polvorín de dinamita” sólo le falta una “chispa” para que acontezca la tragedia con llegada urgente de ambulancias.

Urge concienciar a los poderes públicos, a la sociedad y especialmente a los padres, del alcoholismo en la juventud, peligro al que están expuestos los jóvenes de forma demasiado ordinaria. De poco sirve las lamentaciones tras una tragedia, y menos cuando no se quieren resolver las causas principales que la provoca.

Hay, sin duda, especio para la esperanza. La batalla está vencida, aunque ciertamente haya que sufrir algunas derrotas, con tal que:

-se reconozca que el problema es muy urgente, 

-que se adopten programas alternativos de ocio en adolescentes, por ejemplo, en el arte y en el deporte, diseñados con alto nivel profesional,

-prever las causas que incitan a la bebida para actuar sobre ellas, 

-involucrar activamente a la familia y a la sociedad en este cometido, 

-usar en la escuela métodos modernos de aprendizaje en prevención.

domingo, 8 de noviembre de 2020

ALCOHOL Y MALOS TRAGOS

Un método diseñado por la Unidad de Alcohol logra que el 70% de los enfermos prescindan de la bebida durante tiempo prolongado.

El método es eficaz. Pero el camino no acaba aquí. El alcoholismo es una enfermedad con un sinuoso recorrido y hay que estar al tanto en cada paciente: comprobar que sigue abstemio, porque es posible que recaigan en un 50% al año.

El alcoholismo tiene una fuerte carga de prevalencia. La población con una ingesta excesiva (más de cinco bebidas al día) se sitúa en torno al 4,3% entre los hombres y el 0,6% en las mujeres. Por eso, es importante disponer de un método que facilite la resolución o reducción de la bebida del alcohólico crónico.

El método diagnóstico-pronóstico consiste en informar al paciente de su actual alteración hepática y de su pronóstico a mediano y a largo plazo si persiste en el consumo. Es importante incorporan también los consejos de otros especialistas, como psiquiatría. Todo ello con un seguimiento y una valoración trimestral periódica dependiendo del estado clínico, y la evolución de los marcadores biológicos. Así,  de esta manera, el paciente ve cómo mejora su evolución y mejora también su pronóstico.

El método ha resultado ser más eficaz en las mujeres que en los hombres: el 67% de los hombres deja de beber durante un año, frente al 89% de las mujeres. 

El consumo excesivo de alcohol está relacionado con 60 enfermedades diferentes, con daño en órganos vitales como cerebro, tracto digestivo, cardiovascular, y sistema inmune. El alcohol también está condicionando un incremento del 10% de los procesos cancerosos.


martes, 3 de noviembre de 2020

LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA: PROBLEMA SANITARIO DE PRIMERA MAGNITUD

La enfermedad alcohólica es un problema sanitario de primera magnitud, como lo califica la Organización Mundial de la Salud, por lo que supone también una pérdida social y humana de talento y productividad. De los pacientes ingresadas en un hospital, el 10%  sufre una patología directa o indirecta relacionada con el alcoholismo.  

El alcoholismo es el causante de 60 tipos de enfermedades que se asocian al exceso de ingesta. Afecta prácticamente a todos los órganos. También incrementa en un 10% de la patología cancerosa a distinto nivel.

Hace mucho tiempo que saltó alarma con el alcoholismo. Son más de tres millones de vidas las que se lleva por delante cada año a nivel mundial, es la tercera causa de muerte en el mundo, y lo peor de todas estas estadísticas es que es una enfermedad evitable.

Es cierto, que el vino no es una bebida a proscribir, pero también es cierto que tiene sus límites. Es bueno conocer esos límites para que no vaya ejerciendo una lenta y progresiva dependencia en el individuo, de la cual es muy difícil desprenderse por sí solo.  

El número de pacientes varones supera a las mujeres, aunque en las mujeres el efecto del alcohol es más dañino. La mujer tiene menos capacidad para metabolizar el alcohol (prácticamente la mitad que posee el hombre). 

Está demostrado que el tratamiento médico orientado al alcoholismo puede llegar, con determinados métodos, a un 70% de deshabituación. 

domingo, 1 de noviembre de 2020

LA BEBIDA ALCOHÓLICA EN ADOLESCENTES


Los datos demuestran que cuando los jóvenes beben, lo hacen con mayor intensidad en comparación con los adultos.

Los estudios también confirman que se comienza a beber cada vez más jóvenes.

Quizás lo más aterrador, es que el alcohol lidera las causas de muerte, y es el principal causa de fallecimiento de los de menos de 21 años.

Riesgos y factores que se asocian a mayor incidencia de la bebida en los jóvenes:

    -historia familiar de alcoholismo

    -dificultades socioeconómicas

    -pobreza

    -paro

    -predisposición familiar

    -disponibilidad de acceso al alcohol

El alcohol es la droga principal de la juventud:

    -en los últimos años los jóvenes beben bastante más y bastante más temprano.

    -la bebida alcohólica está muy extendida entre adolescentes, y 

    -cuando los adolescentes beben, lo hacen de forma excesiva.

    -la mayor tasa de dependencia es entre los 18  a 24 años

    -se comienza a edades más tempranas. Actualmente se inicia a los 13 años.

    -los que comienzan a beber a los 15 años, multiplican por 4 la posibilidad de enfermedad           alcohólica en la madurez.

Consecuencias de la bebida en los menores de edad tienen efectos adversos a corto plazo:

    -problemas académicos

    -problemas sociales

    -quebrantamiento del estado de salud

    -alteraciones de conducta sexual

    -alteraciones de memoria

    -incremento de violencia y muertes violentas

    -alteraciones en la madurez cerebral con resultado de alteración de la conducta.