viernes, 25 de abril de 2025

Eutanasia y suicidio asistido (V)

Un sentimentalismo sin barreras, sobre todo de carga egoísta, tiene el poder de deformar la realidad con una definición adulterada de “muerte digna”.

Cuestión: Dejando a un lado la idea de Paul Ramsey que, en su polémica con León Kass, afirmaba que la muerte es una desgracia, es indigna en sí, ¿cómo se podría describir la "muerte digna"? 

Respuesta del Prof Herranz: “Pienso que morir con dignidad es morir limpio, aseado, atendido, con los síntomas de la enfermedad terminal lo mejor tratados posible; morir con el consuelo de los suyos y de su religión, y un cristiano con atención sacramental. 

De esto último, a mi parecer, se habla demasiado poco. La fuerza de la gracia es fundamental para el paso a la otra Vida. En bioética esto no forma parte de la agenda. Estamos olvidando siglos de sabiduría cristiana, y dejando de lado el sentido sobrenatural del vivir y del morir. La muerte en Dios dignifica y redime la vida, de modo incomparable. 

Morir con dignidad es fundamentalmente morir acompañado, recibiendo afecto y consuelo.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 127.


viernes, 11 de abril de 2025

Eutanasia y suicidio asistido (IV)

Muerte digna es un término con una significación profunda, y en Medicina no tiene el significado del slogan propio de los activistas de la eutanasia.

Cuestión: Muchas personas entienden el concepto "dignidad del morir" como el terminar con la propia vida en el momento en el que uno quiera, porque se considera que con una calidad de vida pobre no merece la pena seguir viviendo: la vida humana no merece ser vivida si no es en condiciones de plenitud. 

Respuesta del Prof Herranz: “Muerte digna, morir con dignidad, es un eslogan muy hábilmente manejado por los activistas de la eutanasia. Pero también es un concepto ético profundo, una aspiración que no se puede dejar de lado. 

La reclamación de un derecho de cada uno a terminar su vida, a determinar el momento y el modo de la propia muerte, es un eslogan que no tiene sentido; es un eslogan publicitario, vacío. 

Además, la expresión "calidad de vida" (que es un término polisémico), entendida como elemento condicionante del vivir, es una idea irreal y utópica. La vida real transcurre no en la plenitud, sino en la limitación. Saber vivir con limitaciones es la gloria, el destino del hombre. Es la única manera de sobrevivir en las circunstancias reales del hoy y del ahora.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 126-127.


viernes, 4 de abril de 2025

Eutanasia y suicidio asistido (III)

La atención y seguimiento al moribundo es una grave carencia en el plan de estudios de las Facultades de Medicina.  

Cuestión: Un esquema ya clásico de la actividad médica atribuye al acto asistencial tres vertientes: curar algunas veces, aliviar muchas y consolar siempre. Este aforismo debería ser el lema de todos los agentes de la salud.

Respuesta del Prof Herranz: “Años atrás se afirmaba que las funciones del médico eran curar, aliviar y consolar. Hoy parece que los médicos no tienen tiempo para esta tercera función, y la delegan en los familiares y cuidadores. 

El médico no puede decir "el sufrimiento no es cosa mía, es de la familia, es del sacerdote, es de los voluntarios, es de los médicos paliativos". Por desgracia, los médicos no son preparados en los hospitales universitarios para acompañar en el sufrimiento. Pero siempre he sostenido que el acompañamiento al moribundo es parte del oficio del médico, una importante función deontológica. En el Código de la profesión médica alemana hay un capítulo que lleva el significativo título de Sterbebegleitung, acompañamiento a morir.

Los modos de consolar, las habilidades de comprender y ayudar al paciente son temas que no están en el plan de estudios de la carrera de Medicina. Lamentablemente, no se evalúan en el curriculum profesional de los médicos. Se atribuye mérito a las publicaciones, pero la capacidad de consolar no se mide en ninguna parte, no ayuda a ascender en la carrera. Ese es un punto oscuro en la Medicina de hoy. Es cierto que se ha avanzado mucho en vencer el dolor como síntoma físico (ya no hay dolor post-operatorio agudo, no hay molestias dolorosas ligadas a las intervenciones ambulatorias, se maneja bastante bien la escala de los analgésicos), pero nos falta todavía un avance serio en comprender y tratar el sufrimiento.

Los movimientos pro-eutanasia han abandonado ya el eslogan de la muerte por compasión, que se justifica por el dolor físico intolerable. Ya no agitan esa bandera. Sería muy bueno que no la recuperaran por falta de empeño en mitigar y aliviar el sufrimiento. Los jueces holandeses han establecido la legalidad del sufrimiento existencial, del hastío de vivir. Es un toque de atención para los médicos.” Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 125-126.


sábado, 29 de marzo de 2025

Eutanasia y suicidio asistido (II)

En el síntoma del dolor es básico conocer que hay que contar con el consuelo y el acompañamiento. Sin embargo, ese conocimiento es ignorado en la mayoría de las Facultades. 

Cuestión: Pero el dolor no sólo es físico... 

Respuesta del Prof Herranz: “Todos sabemos que el dolor no solamente es dolor físico, sino que de ordinario tiene un eco mental y emocional muy fuerte. El dolor físico no es sólo algia, sino también sufrimiento. Los psicofármacos y, hasta cierto punto, la psicoterapia, pueden reducir el dolor, pero generalmente resultan insuficientes. A veces, el sufrimiento responde, porque es como un eco de humanidad en el que sufre, cuando se ponen remedios humanos, que consisten fundamentalmente en el consuelo y en el acompañamiento. Y esto en Medicina, sobre todo en la Medicina actual, no es fácil. Muchos médicos no han sido educados en ese aspecto, no sabe aplicarse él como fármaco. 

Hay pacientes que llevan su sufrimiento con entereza y calladamente; otros que lo expresan de modo muy retórico y dramático, espectacular, hasta el punto de que hacen dudar de que lo que les pasa es algo auténtico. El médico ha de saber evaluar qué es y cuánto es el eco emocional del dolor, conocer los modos en que sus pacientes traducen el dolor en sufrimiento emocional y moral, porque de eso depende en gran medida la conducta que el médico ha de seguir. 

Muchas veces les he contado a mis alumnos una sabia y dura sentencia de un Juez americano que castigó con una pena económica muy cuantiosa a una médica y a un centro geriátrico, por haber desatendido la recomendación del médico de cabecera de un paciente con carcinoma de próstata con metástasis esqueléticas múltiples. El paciente necesitaba dosis extraordinariamente altas de opiáceos: eran necesarias para controlar el dolor. La médica que se encargó del paciente concluyó, por mera intuición, que estaba delante de un caso de adicción a opiáceos. Los suprimió, y los sustituyó por paracetamol. El paciente murió al cabo de pocos días con dolores insoportables. La médica fue denunciada. El Juez en su sentencia estableció que el único árbitro de la intensidad del dolor y de las características del sufrimiento es el propio paciente. A mí me parece que la sentencia presta apoyo judicial a un principio ético básico: que el médico ha de entender al paciente, ha de entenderse con él, oírle y hacerle caso. Si esto se comprendiera y se practicara desaparecería de la relación clínica mucho antagonismo, y disminuirían en número e intensidad los problemas que terminan en los tribunales. Además, se reduciría al silencio el argumento de los movimientos pro-eutanasia fundado en lo insuficiente de los tratamientos médicos." Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015

martes, 18 de marzo de 2025

Eutanasia y suicidio asistido (I)

En medicina el dolor es un síntoma que puede y debe ser resuelto.

Cuestión: Uno de los argumentos más empleados por los movimientos pro-eutanasia ha sido el dolor insoportable, insufrible por parte del paciente. Los profesionales de la Medicina saben que el tratamiento del dolor es un deber inderogable del médico. ¿Qué hay de verdadero en el dicho: “si su médico no le alivia el dolor no pida la eutanasia, cambie de médico porque el suyo es un incompetente”? 

Respuesta del Prof Herranz: “Hay que empezar por señalar que, en los decenios recientes, el dolor ha sido investigado muy en serio. Se han esclarecido muchos aspectos de su fisiopatología, se ha avanzado de modo muy notable en el conocimiento de los mediadores del dolor, de sus moduladores, de los fármacos que lo mitigan. Ha nacido una auténtica especialidad, que es la Medicina del dolor. 

Por tanto, la idea de que existen dolores insoportables, insufribles, que no ceden de modo alguno a la intervención terapéutica inteligente y actual, es una idea que, en principio, se ha de cuestionar. Desde el punto de vista fisiopatológico y farmacológico tenemos ya suficientes armas que nos ayudan a reducir el dolor a un nivel tolerable. Eso puede exigir ensayos, fracasos, reiniciar tratamientos, reconocer que un camino está cerrado y se ha de abrir otro. Este es el camino real de la Medicina: hay que estudiar más cada caso, rectificar errores, ensayar soluciones. No siempre se acierta a la primera. La solución no está, como veremos, en la eutanasia.” “Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 2015, p 123-124. 


viernes, 14 de marzo de 2025

Cuidados paliativos (y VI)

La sedación paliativa tiene sentido ético si es controlada según la sintomatología del paciente.  

Cuestión: ¿A qué cree usted que se debe este tipo de abusos en el empleo de la sedación: criterios economicistas, comodidad, compasión, etc.?

Segunda parte de la respuesta del Prof. Herranz: “Ya se ha dicho que la sedación paliativa es una medida que, decidida y aplicada tras la debida ponderación, ha de ser revisada periódicamente, con seriedad, con circunspección, atendiendo a las circunstancias del paciente; que se debería suspender si hubiera indicios de que el paciente ha superado esa fase refractaria al tratamiento. En este caso, ya no tendría sentido continuarla. En cambio, habría que prolongarla si se ve que el paciente todavía persiste en la situación sintomática que había determinado previamente su aplicación. 

La sedación paliativa es una decisión transitoria, que se toma para un determinado tiempo, al cabo del cual habrá que evaluarla. No debería ir predeterminada por un juicio de terminalidad. Precisamente esas circunstancias de evaluación, de revisión periódica, no se pueden dar en los Servicios de Urgencias de los grandes hospitales”. Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


jueves, 6 de marzo de 2025

Cuidados paliativos (V)

Utilizar en medicina los términos precisos es de gran importancia. Tener clara la diferencia entre “estado crítico” y “estado terminal” determina la correcta actuación médica. 

Cuestión: ¿A qué cree usted que se debe este tipo de abusos en el empleo de la sedación: criterios economicistas, comodidad, compasión, etc.?

Primera parte de la respuesta del Prof. Herranz: “Como arriba he dicho, hay que desarrollar específicamente la atención de las situaciones de crisis en los pacientes terminales. La situación terminal es una situación extremadamente compleja. Aunque el paciente está condenado a morir, en el transcurso de su enfermedad terminal pueden surgir situaciones críticas que deben ser tratadas, pero no del mismo modo que en un paciente saludable, con una expectativa de vida abierta. 

Creo que empleamos mal la palabra "crítica" aplicada a la Medicina. El término "crítico" debe aplicarse a aquellas situaciones con capacidad de recuperación. Una situación crítica es una crisis, un episodio del cual puede, y suele, salirse. Lo crítico no es algo irrevocablemente perdido. La Medicina crítica es la Medicina intensiva bien indicada, porque en sus Unidades ingresan pacientes para los que permanece abierta una ventana real, por pequeña que sea, de sobrevivir. Por eso, a los pacientes que van a morir no se les debe introducir en una Unidad de Cuidados Intensivos, a no ser que presenten una crisis intercurrente que da visos de ser recuperada en un tiempo preciso y limitado, que devuelve al paciente a la situación anterior. Si ese episodio crítico es el comienzo de la muerte, no tiene sentido ingresarlo en Cuidados Intensivos.


viernes, 28 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (IV)

Hoy en día, no tiene terminada la licenciatura quien carece de conocimientos en Medicina Paliativa, y tampoco se puede catalogar como Centro Hospitalario completo si carece del Servicio de Medicina Paliativa.

La respuesta del Prof Herranz, esclarece la cuestión.    

Cuestión: (¿se podrían evitar episodios en donde al parecer que se provocó la eutanasia en el Servicio de Urgencias?) ¿Quizás con la incorporación de la Medicina paliativa a los Servicios de Urgencias? 

Respuesta del Prof. Herranz: “No creo que sean fáciles de identificar las razones o las etapas que conducen a la aplicación, ocasional o no, abusiva de la sedación terminal, de la sedación como medio de eutanasia. Eso habría que estudiarlo en los Países Bajos. Es necesaria una "autopsia ética", objetiva, independiente…. 

Pienso que esos episodios han servido, al menos, para llamar la atención sobre el riesgo de emplear la sedación final como un recurso más o menos rutinario en los Servicios de Urgencias. 

Además, ha mostrado la necesidad de desarrollar un procedimiento específico para la atención de urgencia en las situaciones de crisis de los pacientes terminales. Este es el motivo por el que considero necesario llevar la Medicina paliativa a los Servicios de Urgencias. 

Las consultas de Urgencias de los grandes Hospitales de las grandes ciudades deberían tener un equipo de Medicina Paliativa, para atender a los pacientes terminales. 

E, igualmente, habría que abrir a los paliativistas las UCIs. En un trabajo que aporté a una reunión de la Academia Pontifica para la Vida, propuse la necesidad de llevar la Medicina paliativa a las UCIs. En estas hay muchos pacientes que necesitan paliación, que no se la puede dar la Medicina intensiva, precisamente por su estricta naturaleza intensiva. Son muchos los pacientes que mueren en esas Unidades, lo mismo que al llegar o ser tratados en las Urgencias de los hospitales. En esas unidades, muchos pacientes viven las últimas horas de vida: necesitan de la presencia de personas cualificadas en Medicina paliativa, que atiendan a los pacientes que ya no pueden ser recuperados pero, de modo casi inevitable, han de vivir las últimas horas de su existencia en ese lugar físico”. Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


martes, 18 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (III)

Cuestión anterior (continuación): A raíz de los abusos médicos cometidos… el término "sedación terminal" necesita una revisión profunda. Soy de la opinión de denominarla "sedación paliativa" o "sedación en la fase agónica del paciente terminal")

Un paciente en situación terminal precisa, en primer lugar, que el servicio médico realice una prudente valoración de su cuadro clínico, tras las debidas interconsultas.  

Respuesta del Prof Herranz (continuación): “La sedación paliativa es una actuación que el médico o el equipo de Medicina paliativa han de aplicar tras la debida ponderación: esto es, han de persuadirse con mucha serenidad y circunspección del carácter refractario de los síntomas, de la inutilidad de los tratamientos hasta entonces, de su ineficacia ante una sintomatología que muy probablemente crecerá en intensidad. 

Por todo esto, considero que los Servicios de Urgencias de los grandes hospitales de las grandes ciudades, especialmente en los fines de semana, no son la sede apropiada para atender a los pacientes terminales cuyos síntomas parecen no responder a la pauta hasta entonces seguida. Los Servicios de Urgencias no se prestan a esas ponderaciones: son, desde el punto de vista humano y afectivo, lugares inapropiados, las antípodas de lo que necesita un paciente terminal. 

Un caso típico podría describirse así: un paciente en la fase terminal de su vida llega al Servicio de Urgencias de un gran Hospital. El equipo médico considera que se le ha de aplicar una sedación. Por la situación específica del lugar (Urgencias), por la acumulación de pacientes y por la atención médica mínima que los pacientes sedados requieren, se le confina no digo en un área aparte, pero sí marginal, del Servicio de Urgencias. Con la repetición de los casos, la sedación (aplicada inicialmente con una intención indudablemente recta) puede ir convirtiéndose en la solución que permite aliviar a la vez al paciente de sus síntomas y al equipo médico de Urgencias de mayores preocupaciones: los pacientes en sedación terminal no exigen ya mucha atención médica. Lo que podía haber sido iniciado como un acto humanizador (la sedación paliativa) corre el riesgo de devenir en un mecanismo de marginación del paciente, que aligera la carga laboral del personal sanitario de Urgencias. 

…Creo que es muy importante estudiar la dinámica psicológica que, partiendo de la indicación de sedación paliativa, de intención benéfica, puede llevar a la práctica de la sedación terminal como sistema, como mecanismo de liberación de trabajo y de problemas.” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156 


viernes, 14 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (II)

Cuando en medicina se indica que un paciente precisa "tratamiento terminal", en realidad  se está promoviendo implícita, cuando no explícitamente, su abandono o descarte eutanásico.

El Prof Herranz, lo explica con meridiana claridad en su respuesta.   

Cuestión: A raíz de los abusos médicos cometidos… el término "sedación terminal" necesita una revisión profunda. Soy de la opinión de denominarla "sedación paliativa" o "sedación en la fase agónica del paciente terminal".

Respuesta: “Sí, estoy de acuerdo. La expresión "terminal" ligada a una intervención médica es desacertada, no solamente desafortunada: no será fácil que pueda liberarse de la connotación negativa que ese término ha adquirido por su conexión con el aborto. El eufemismo "terminación voluntaria de la gestación" ha manchado la palabra "terminación".

La expresión "sedación terminal" es desafortunada por el uso que de ella se ha hecho en Holanda. La sedación terminal no está ligada a una tipificación penal, no está sometida, como lo está la eutanasia o la ayuda médica al suicidio, a ningún control legal específico. Según la doctrina de la Real Sociedad Holandesa de Médicos es una intervención médica, como otra cualquiera de las que pueden aplicarse al final de la vida. No llama la atención de los jueces ni de la policía. Pero puede descargar de trabajo al médico, cuando se aplica a un paciente como tratamiento último, final. Es una forma de eutanasia que, en vez de ser de efecto rápido, inmediato, dura horas, incluso días. En el fondo los médicos la aplican con intención eutanásica, pero, por no estar condenada por la ley, eluden cualquier implicación penal. 

Lo terminal es la enfermedad, cuando entra ya en su último periodo, que, según los casos, puede durar unas pocas semanas, unos días, unas horas. En consecuencia, se habla de "paciente terminal". No podemos aplicar, sin embargo, el calificativo "terminal" a las medidas terapéuticas, pues implica directa o indirectamente la noción de poner fin a la vida. Por eso pienso que es negativo hablar de intervenciones médicas legítimas si terminan vidas humanas, tanto antes como después de nacer. De hecho la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial de España, en sus Documentos recientes, cuando trata de la atención médica al final de la vida se refiere a "sedación en la agonía", o a "sedación paliativa". Precisamente por no ser terminal, no es el último acto del médico con el paciente…” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156


viernes, 7 de febrero de 2025

Cuidados paliativos (I)

La respuesta médica que siempre exige el enfermo es la asistencia profesional individualizada refractaria a todo tipo de abandono. 

Cuestión: Para muchas personas el final de la vida sólo tiene la salida del sufrimiento indecible o la eutanasia. Cicely Saunders dedicó gran parte de sus esfuerzos a promover una tercera vía: los cuidados paliativos…. ¿Qué significa "humanizar" el proceso de morir? 

Respuesta Prof Herranz: “La gran rebeldía de Cicely Saunders contra el modo estandarizado, iba a decir que brutalmente indiferente a lo individual, con que se trataba el dolor del enfermo terminal, se produjo al ver la posología rígida y mecánica con que era administrada la morfina a los pacientes. Estaba establecido en los libros de texto que una cantidad determinada de miligramos de morfina había de ser inyectada cada ocho horas, independientemente del estado del paciente, cualesquiera que fuesen las quejas que el paciente manifestara. Había una especie de militarización de la terapéutica, contra la que ella se rebeló. Se dio cuenta que era necesario administrar los opiáceos con sabiduría, en el sentido de administrar más a quien más necesitaba, y menos al que menos necesitaba, anticipándose en lo posible al incremento del dolor. 

La evolución del modo de administrar opiáceos hasta llegar al fenómeno, entonces impensable, de la auto-administración de opiáceos por el propio paciente, ha sido el punto de partida de la Medicina paliativa, una Medicina más humana porque responde a las necesidades individuales del sujeto. 

Las necesidades individuales del paciente terminal son relativamente pocas. He dirigido algún trabajo para tratar de medir la intensidad y extensión de las necesidades afectivas del paciente terminal, y la conclusión es que esas necesidades son relativamente pocas. Ante el paciente terminal a veces nos guiamos por criterios más o menos literarios, o por tradiciones, o por casos que dejan una huella muy fuerte en la memoria. Pero de hecho, en la gran mayoría de los pacientes, la vida se va apagando lentamente, y los requisitos de tratamiento médico son cada vez menores. Sin embargo las necesidades de atención, de acompañamiento, de conversación siempre que sea posible, de dar respuesta a los requerimientos, a veces inexpresados del paciente, serán siempre necesarias. 

En conclusión, para mí humanizar consiste en determinar las necesidades particulares de cada paciente y tratar de satisfacerlas. Hay necesidades médicas y necesidades estrictamente humanas. Lo que nunca cabe es el abandono. Cada caso es un caso particular, que exige una humanización particularizada.” Gonzalo Herranz, El Corazón de la Medicina pp. 151-156


viernes, 31 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (y 14)

La propia ley que permite se congelen embriones humanos ejecuta, de forma irreversible, la pena de muerte sobre la inmensa mayoría de esos seres humanos. Sin embargo, es indudable que esas vidas esperan y reclaman justificación de su destino.

El Prof Herranz lo expresa con claridad: 

Cuestión: Es necesario constatar que los cientos de millares de embriones humanos que se encuentran en estado de abandono determinan una situación de injusticia que es de hecho irreparable. Yo ciertamente reconozco que no vislumbro una salida éticamente lícita para el destino de estos seres humanos congelados. 

Respuesta: “No veo solución para los embriones congelados. Se les genera autocráticamente, sin contar con las consecuencias, porque se han cosechado muchos ovocitos y se han fecundado casi todos: hay un montón de embriones, hay un orgullo tecnológico, una gratificación de la propia habilidad. Y luego no se sabe qué hacer con ellos. El respeto al embrión se marchita. La eficiencia técnica ha arrumbado las prescripciones éticas y las normas legales sobre el número razonable de embriones que pueden generarse. No parece que la ética pueda establecer compromisos firmes. Las leyes han renunciado a imponer normas fuertes: todo es revocable. 

Insisto: no hay solución éticamente aceptable para los embriones sobrantes. Hace unos años propuse que se abandonara la práctica de las destrucciones masivas y anónimas de embriones caducados, y que en su lugar fueran personalmente los médicos que los habían producido y almacenado en el frío, junto con los progenitores, quienes asumieran la responsabilidad de la destrucción. Lo propuse como manifestación de arrepentimiento y signo de penitencia por el error cometido, y como muestra de la promesa firme de nunca más reincidir.

Aunque esta solución ha sido criticada por algunos bioéticos, que argumentan que nunca se puede matar a nadie, estamos en una situación que no tiene salida. La muerte está programada desde el momento en que se decidió su abandono; por decirlo así, el crimen de no acogerlos se tomó tiempo atrás. No hay arrepentimiento. Lo único que cabe hacer es ver cómo se hace consciente una muerte que se tiene por inevitable, pero que es causada por el libre albedrío de los responsables de ella. Esas personas tienen que asumir la responsabilidad, han de hacerse conscientes de lo que hacen. Nada de paños calientes, nada de abandono indoloro y anónimo. Pienso que eso podría ayudar a crear conciencia en la sociedad de la aberración de la producción masiva de embriones, un error tolerado por las leyes.” (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 95-96).


viernes, 24 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (13)

Plantearse quién tiene derecho a la vida está fuera de todos los códigos de ética médica del mundo. Las leyes que lo admiten son leyes muertas: ningún código médico las sustenta.

El Prof. Herranz los describe de forma meridiana.  

Cuestión: ¿Qué embriones se destruyen? ¿Cuáles se destinan a sobrevivir? 

Respuesta:Es un problema éticamente terrible. Hay ciertos candidatos a la inyección letal: son los sospechosos de malformaciones (por ejemplo, a los que les reluce demasiado la nuca, porque pueden presentar una trisomía 21 o alguna otra malformación); los que se han implantado en algún lugar del útero que puede causar ciertas desventajas obstétricas; o ser del sexo no deseado: en general, los que pudieran implicar riesgos de algún tipo. Pero muchas veces esos riesgos no se dan, y el técnico ha de elegir a los que elimina de modo totalmente casual. Da la muerte a unos y no a otros por sencillas sinrazones: porque este está más a mano que ese otro, porque la vez anterior le fue bien hacerlo de un modo y va a repetirlo hoy, porque quiere ganar destreza con la mano izquierda, etc. 

Disponer de vidas humanas por razones tan aleatorias es una decisión despótica, como la que hacía el Emperador romano en los combates de gladiadores. Es una acción tiránica, de la que no se habla, pero que debería plantear una reflexión profunda. 

Crece la presión profesional para evitar el grave error de provocar gestaciones múltiples. Parece que la reducción embrionaria, a pesar de estar autorizada por las legislaciones de muchos países y por muchos Organismos profesionales, es percibida como algo demasiado brutal y repugnante. Y, aunque solo fuera por motivos obvios de sensatez económica, terminará por imponerse la transferencia de un único embrión por ciclo. Todo esto terminará con la gestación múltiple asociada a la reproducción asistida, que dentro de poco parecerá como algo del salvaje oeste. Pienso que la reducción embrionaria tiene sus días contados.” (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 94-95).

jueves, 16 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (12)

La fecundación in vitro es ejemplo diáfano de ensañamiento terapéutico: su eficacia está basada en llegar hasta el agresivo exterminio de otras vidas humanas.

El Prof Herranz es explícito:    

Cuestión: Pero no todos los embriones implantados en el útero de la mujer verán la luz del sol. Hay que recordar que, para asegurar que al menos uno nazca, se implantan varios embriones (dos o tres). A veces todos nacen, pero otras el deseo de los progenitores es el nacimiento de un solo vástago, eliminando al resto. 

Respuesta: “Ocurre, además, que la suerte de los embriones elegidos para ser implantados en el útero tampoco es muy segura. Por fortuna, pero no sin esfuerzo, se ha llegado a la conclusión de que el embarazo múltiple causado por las técnicas de reproducción asistida es desaconsejable, porque es muy caro sacar adelante varios neonatos muy prematuros. Pero, durante años, se transferían al útero más embriones de lo prudente, para asegurarse de que -en una especie de pugna darwiniana por la supervivencia- alguno, el mejor dotado, sobreviviera. Con esta política lo que ocurría es que se provocaban no pocos casos de gestación múltiple, que son siempre embarazos problemáticos, para los propios fetos en primer lugar, por superpoblación intrauterina; pero también para la gestante, que puede encontrarse a veces en una situación muy grave. 

La combinación de transferencia de muchos embriones con la reducción embrionaria me parece un ejemplo paradigmático de obstinación terapéutica. 

Se recurría a la reducción para evitar las consecuencias negativas del embarazo múltiple deliberadamente provocado. Bajo control ecográfico se daba muerte a un número determinado de embriones o fetos, lo que no estaba libre de riesgos para los embriones o fetos supervivientes. La reducción se fue haciendo mediante técnicas cada vez más sofisticadas, de modo que, para el embriocidio, llegó a disponerse de procedimientos muy eficientes y variados.” (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA, 93-94)


jueves, 9 de enero de 2025

Reproducción humana artificial (11)

El principal enemigo de la ética médica es la indiferencia insensible a las sentencias de muerte que induce y consuma con su silencio. Un ejemplo evidente es el habitual trato indigno que se ofrece a los embriones congelados. ¿Quién esgrime inquietud?

El Prof. Herranz lo pone de relieve:

Cuestión: Se han propuesto algunas soluciones para solventar este tremendo, creciente e injusto problema: emplearlos para fines de investigación; descongelarlos y dejarlos morir; ponerlos a disposición de parejas infértiles a modo de tratamiento para la infertilidad; la gestación adoptiva a modo de rescate; y el mantener la congelación sine die. ¿Existe alguna salida digna a los embriones congelados? 

Respuesta: “Se suele decir, y es ya clásico repetirlo en los Manuales o en los artículos de bioética, que el destino de los embriones congelados está ya predeterminado: unos pocos son reimplantados; algunos son convertidos en consumibles para experimentar destructivamente sobre ellos; otros podrán -con toda la parafernalia jurídica que se quiera- ser ofrecidos en donación (aunque, en la realidad, nadie se fía de unos embriones que han sobrado, que no fueron elegidos como los mejores). La mayoría están condenados a morir, a desaparecer sin dejar rastro

La destrucción masiva de embriones caducados, que hace años nos puso la piel de gallina, hoy se ha convertido en una rutina de la que ya no se da noticia. Un día al año vence el plazo de conservación de ciertos embriones, y con más o menos formalidad y protocolo se les deja morir. 

Esto realmente es trágico. Se ha reflexionado muy poco sobre la cuestión. Son seres que fueron concebidos para ser personas, titulares en el juego de la vida, a los que se convirtió primero en jugadores de reserva, se les dio sitio en el banquillo de la crioconservación, pero que, al final, no hicieron falta y se los elimina. Por continuar con el símil deportivo, al final de la temporada se les rescindió su contrato porque fueron inútiles, no llegaron ni siquiera a jugar como promesas. Los progenitores biológicos y los fautores técnicos nos dicen que lo lamentan mucho, que han de resignarse a abandonarlos, a dejarlos morir, porque eso manda la legislación. 

Es difícil imaginar una existencia humana más abandonada y despreciada que la de los embriones sobrantes.”  (En Al servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz. José María Pardo. Ed EUNSA)