lunes, 21 de junio de 2021

Importancia de la Deontología en la actividad profesional (y II)


Siguiendo el capítulo iniciado de la Importancia de la Deontología Médica, aprovechamos la enseñanza del Prof Herranz para salir al paso en reclamar dicha consideración, con carácter de absoluta necesidad. Incentivar y adquirir la enseñanza del Código de Deontología, es un deber ya desde las Facultades de Medicina, como asignatura básica y elemental. Si, desgraciadamente, ello no ha tenido lugar, es conveniente proceder a suplementarlo, por el procedimiento más eficaz. No en balde es lo que ilumina la tarea profesional ordinaria y diaria de cada médico. Incluso, me atrevería a decir que esa enseñanza del Código, por supuesto, al margen de interpretaciones y de opiniones personales, debería ser frecuentemente rememorizada y reactualizada en un programa de formación continuada, al igual que se procede con de otras materias básicas en medicina. 

"Ningún estudiante debería licenciarse sin conocer el Código. Las Facultades de Medicina han de enseñar el Código, lo mismo que enseñan Pediatría o Bioquímica. Si, lo que sería penoso, alguna Facultad lo omitiera, el correspondiente Colegio tendría que remediar esa carencia, y ofrecerse a suplirla. Si, de modo incomprensible, alguna cerrara sus puertas, el Colegio tendría que abrir las suyas a los estudiantes, porque la OMC tiene el serio deber/derecho moral de requerir el conocimiento previo del Código para conceder la Colegiación. No puede autorizar el ejercicio de la Medicina a un analfabeto en deontología.

En la Licenciatura, se ha de dar un curso de duración suficiente sobre el Código y darlo con categoría, ganando el corazón de los estudiantes, ilusionándolos por la ética profesional; que sepan que no trabajarán en un desierto moral, sino en un hogar ético, con sus tradiciones, su orden, sus derechos, sus obligaciones fuertes. 

Los médicos jóvenes han de ser “fans” del Código... Los Colegios y las Facultades no pueden vivir de espaldas, han de colaborar. Pensemos que la demografía médica es muy cambiante. A ojo de buen cubero, en un decenio se renueva entre un cuarto y un tercio de la colegiación...  Si (los nuevos médicos) llegan con el Código asimilado, podrían ser el fermento en la masa. Ese es un argumento y una invitación fuerte a enseñar el Código; más aún, a enseñar a cumplirlo. 

El Código puede enseñarse bien como catálogo, bien como diálogo; esto es, como texto muerto y lista de mandatos impersonales, impuestos desde fuera; o como palabra viva, que, a la vez que le configura a uno como persona, le hace miembro de una comunidad moral de colegas. 

La deontología hace al candidato idóneo para la colegiación, para entrar en una sociedad de hombres libres que aman su ley, no como súbditos pasivos que no pueden salirse de la fila. 

La deontología no se manda: cada uno ha de incorporarla con estudio, con debate interior, formando su conciencia." (En “El Corazón de la Medicina” Libro Homenaje (pag. 384-393).


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