martes, 4 de octubre de 2022

El respeto ético a la debilidad (III)

No hace falta añadir a las afirmaciones del Prof Gonzalo Herranz más comentarios de cara a considerar la importancia que supone la específica debilidad del enfermo: es la que da origen a la Medicina. Sin ella no habría, propiamente, Medicina.    

“Muchas veces me he preguntado: ¿cómo empezó la medicina? Los historiadores y entendidos me hablan de antropología, arqueología, chamanes y magos. Pero a mí me parece que la respuesta, más que histórica, ha de ser una respuesta sociológica, existencial. La amenaza a la humanidad del enfermo, que es la enfermedad, despierta en el sano la responsabilidad particular de asistirle con todos los medios disponibles, para restituirle a su plenitud humana, o, al menos, para aliviar en la medida de lo alcanzable las consecuencias de aquella amenaza. El titular de esa responsabilidad y de ese servicio, el que actúa en representación y por encargo de los hombres, es el médico y, con él, todo el personal de salud. Eso constituye la particular dignidad de las profesiones sanitarias. Su objeto no es sólo tratar enfermedades y síntomas, a los que se alivia mediante intervenciones técnicas, de base científica. Es también, y por encima, una respuesta personal a la crisis personal por la que pasa el hombre enfermo. En esto se fundamenta toda la ética profesional médica.

¿Qué dice la ética profesional de la atención paliativa? He revisado recientemente que dicen sobre el tema los códigos de ética y deontología de 40 países de los continentes europeo y americano. La conclusión fue esta: bajo una abigarrada variedad de modos de decir, se encuentra una profunda unidad, una tradición común: al lado de la condena de la eutanasia y del suicidio asistido por el médico, hay una recomendación encarecida para que se usen los cuidados paliativos.

El enfermo terminal es, para la deontología del médico y la enfermera, por debilitado que esté, un paciente más, que no queda excluido de las obligaciones generales que, sin discriminación, prestan los profesionales de la salud a sus enfermos.

La Asociación Médica Mundial en su Declaración de Venecia sobre la enfermedad terminal habla así de la atención paliativa: “que es deber del médico curar y aliviar en la medida de lo posible el sufrimiento, teniendo siempre a la vista los intereses de sus pacientes”; “que no admitirá ninguna excepción a este principio, ni siquiera en caso de enfermedad incurable o de malformación”; “que este principio no impide que se apliquen las reglas siguientes: el médico puede aliviar al paciente los sufrimientos de la enfermedad terminal si, con el consentimiento del paciente o, en el caso de no poder expresar su propia voluntad, con el de su familia, suspende el tratamiento curativo, ya inútil”. “Tal suspensión del tratamiento no libera al médico de su deber de asistir al moribundo y de darle los medicamentos necesarios para mitigar la fase terminal de su enfermedad”. Y, finalmente, “El médico se abstendrá de emplear cualquier medio extraordinario que no reportara beneficio alguno al paciente”. Gonzalo Herranz, Conferencia en el VI Máster de Cuidados Paliativos. Aula “Ortiz Vázquez”, Hospital La Paz de Madrid, 8 de mayo de 1999. 


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