El Prof Gonzalo Herranz facilita, de forma profunda y sintética, cómo comprobar si en la práctica diaria del ejercicio médico se respetan, siempre y en todo lugar, los derechos que reclaman los pacientes.
“En ninguno de los documentos que he podido examinar se hace referencia alguna al derecho, profundamente humano, a tener defectos, a estar instalado en una humanidad deficiente, y, precisamente por ello, a ser respetado con un respeto específico.
A mí me gustaría ver consagrados en una carta de derechos del paciente junto a ese derecho humanísimo, otros tres derechos en los que se condensa críticamente el respeto a la dignidad del paciente:
-el derecho a no ser nunca deliberadamente engañado por los médicos o las instituciones sanitarias;
-el derecho a ser informado por los médicos con sinceridad de los errores cometidos, para poder perdonarlos;
-del derecho, finalmente, a cooperar para que esos mismos errores no vuelvan a ser cometidos.
Estos derechos configuran al paciente como una persona moral adulta y activa. Ciertamente, ello exige, tal como postulaba Sgreccia, la fusión en una unidad fuerte de la ética, el derecho y la caridad en nuestros hospitales.
La historia ayudará a separar los genuinos de los espurios. Estoy seguro de que irán empapando poco a poco las relaciones de los pacientes con los médicos y con los hospitales. Y que terminarán por ser reconocidos y observados.” Gonzalo Herranz, Departamento de Humanidades Biomédicas, Universidad de Navarra, Pamplona 1998.
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