A pesar del silencio que sobre el aspecto guardan prácticamente todas las legislaciones, el testamento vital es la ocasión de establecer la propia voluntad acerca de la atención espiritual y la administración sacramental del moribundo, que, como establece una larga tradición eclesial, se puede administrar al inconsciente sub conditione. Además, es un modo de expresar la propia fe, de reconocer la propia finitud.
Muchas Conferencias episcopales han publicado modelos de testamento vital. Son un modo de dejar constancia, ante los médicos, el hospital y la sociedad, de las aspiraciones de un cristiano para el momento de la muerte y una ocasión para meditar sobre la propia muerte.
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