viernes, 24 de octubre de 2025

Obstinación médica (Los límites de la actuación médica) (VII)

El paciente en el declive irreversible de su enfermedad sigue reclamando el trato que su inalterable dignidad exige. En ese trance, el trato que le debe dispensar el médico es fiel reflejo de su nivel profesional.  

Cuestión: Pero sobra decir que el límite donde termina la atención debida y comienza la obstinación médica es realmente delgado, tantas veces difícil de percibir. 

Respuesta del Prof Herranz: “Esa es una decisión que ha de tomarse ante la inutilidad observada de las intervenciones. Puede ser difícil en ocasiones. Pero creo que se podría facilitar ética y psicológicamente si el médico tiene un concepto profesional de la dignidad y el valor de las intervenciones humanas, familiares, domésticas, que favorecen la confortabilidad del paciente, la ecología amable que se ha de proporcionar al paciente desahuciado. 

El médico, en el domicilio del paciente o en el hospital, no puede permanecer ajeno a cosas como mullir una almohada, cambiar la ropa de cama, cuidar la ventilación para eliminar los malos olores; no puede reaccionar con repugnancia ante ciertas manifestaciones de la corporalidad frecuentes en la fase terminal, como el descontrol de esfínteres, vómitos, y cosas así. Todo esto son manifestaciones de la dignidad humana que declina y se va extinguiendo, pero que no son humillantes, porque emanan de un cuerpo humano, de una persona. 

Desde hace muchos años vengo sosteniendo que el empobrecimiento humano que la enfermedad causa en el paciente -sus deficiencias y carencias, psicológicas o somáticas- ha de ser suplido por la dignidad adicional que el médico aporta a la relación. Las intervenciones que cuidan el bienestar, el confort, el ambiente competen al médico, son parte de su deber de decoro humano. Por el contrario, son indecorosas, incluso ofensivas, las que emanan de un empeño irracional de querer dar marcha atrás a una situación que se presenta como irreversible, sobrepasada.” En Al Servicio del enfermo. Conversaciones con el Dr. Gonzalo Herranz, José María Pardo, Ed EUNSA, 2015, 154.


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