jueves, 9 de junio de 2022

Píldoras contraceptivas y otros abortivos (IV)

Seguimos considerando al Prof Gonzalo Herranz 

“Proponer y difundir esta doctrina, (la doctrina oficial, de que el decisivo tiempo biológico que transcurre entre la fecundación y la anidación carece de interés para la embriología clínica, para la fisiología o la farmacología de la reproducción) es a ojos vistas una actitud acientífica, manipulativa, pues no se basa en la observación de los hechos, sino en su supresión parcial, caprichosa y voluntarista. 

Al redefinir lo que es concepción y gestación, se crea una ventana de irresponsabilidad moral: la destrucción del embrión preimplantatorio no se puede llamar aborto, ni se pueden calificar de abortifacientes los agentes que los matan o que hacen imposible la anidación del embrión preimplantado. Pero la realidad está ahí clara e innegable: muchos agentes contraceptivos actúan a través de la destrucción de seres humanos en los días de su existencia flotante que van de la fecundación a la anidación.

Pero no ha sido necesario esperar al desarrollo de los contraceptivos de acción abortiva para comprender el continuo que forman contracepción y aborto. 

Hace ya bastantes años, cuando las leyes de aborto estaban dando sus primeros pasos en los países avanzados, Emily Campbell escribía en el International Inventory of Information on Induced Abortion: Aborto y contracepción deben ser considerados conceptualmente como elementos complementarios, aplicados en un sistema total de planificación de nacimientos y de control de la fertilidad. Se describe a menudo el aborto como el modo de control de nacimientos usado con mayor frecuencia y posiblemente también como el procedimiento mediante el cual se ha impedido el mayor número de nacimientos. Y es cierto: el aborto provocado ha jugado un papel más prominente que la contracepción en la caída de la fertilidad que ha experimentado el mundo occidental desarrollado.” Gonzalo Herranz, conferencia “La píldora RU-486 y otros abortivos: ¿El control natal del futuro?”, en el Congreso Internacional por la Vida y la Familia. Santiago de Chile, 20 de agosto de 1994.



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