jueves, 24 de agosto de 2023

El embrión humano, sujeto de investigación (II)

El embrión humano es lo que es y no lo que ciertos intereses pretenda que sea.

El Prof Gonzalo Herranz lo clarifica: 

“De nuestra actitud ante los embriones humanos dependen muchas cosas importantes, que nos atañen en lo más íntimo. Hasta cierto punto, nuestra actitud para con los demás seres humanos germina de nuestro comportamiento hacia el ser humano embrionario: el respeto hacia nuestros prójimos hunde sus raíces en el respeto que manifestamos ante el embrión humano, esa criatura desconcertante que condensa en un mínimo volumen corporal la máxima concentración de humanidad.

¿Qué dicen los hombres que es el embrión humano? Cuando se pregunta a los científicos y la gente de la calle qué piensan sobre la naturaleza ontológica y ética del embrión, es decir, qué cosa es o quién es el embrión humano, cuáles son las exigencias morales que reclama de nosotros, se obtiene un muestrario muy variado y contradictorio de respuestas. La mayoría responde con la consabida frase de las encuestas de opinión: “No sabe, no contesta”. Pero lo curioso del caso es que entre los que responden “No sabe” no faltan los científicos, más aún, los expertos en Embriología clínica.

Esta ignorancia específica es un fenómeno reciente. Porque hasta el advenimiento de la fecundación in vitro con transferencia de embrión (FIVET), todo el mundo consideraba al embrión de cualquier especie como un ser (embrionario) de esa misma especie. Cualquier libro de Embriología humana podía empezar así: “El desarrollo de un individuo humano comienza con la fecundación, fenómeno en virtud del cual dos células muy especializadas, el espermatozoo del varón y el oocito de la mujer, se unen y dan origen a un nuevo organismo, el cigoto”.

Esta afirmación ya no es sostenida en muchos círculos. Parece como si la desmitificación de la fecundación humana, la observación visual directa de este fenómeno siempre sorprendente, produjera efectos opuestos entre los observadores. A unos les provoca una duradera sonrisa de asombro, al contemplar la sencillez indescriptible y misteriosa con que un nuevo hombre es engendrado. A otros les causa una especie de incrédulo desengaño, como si no aceptaran para el hombre una génesis tan humilde y dicen que el zigoto es algo irrelevante, un producto molecular que carece de valor humano, un momento vacío de significado.

Para resumir adecuadamente las respuestas a esta pregunta capital, qué dicen los hombres que es el embrión humano, voy a limitarme a mostrar dos posiciones prototípicas y altamente significativas. Una es la del Informe del Comité de Estudio sobre Fecundación y Embriología Humanas, el Informe Warnock, que muchos consideran como una obra maestra de la ética secularista. La otra es la que nos ofrece la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el Respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, el documento que nos expone la visión cristiana -respeto y dignidad- sobre el embrión y su génesis.” (continuará) Gonzalo Herranz, “El embrión humano, sujeto de investigación”. Conferencia en el Centro Culturale Don Minzoni, Cagliari, 11 de marzo de 1988.


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