A nadie puede extrañar que para introducir en la población un tipo de mentalidad en favor de un producto elaborado, con sus intereses, se empleen tácticas depuradas, bien estructuradas y dosificadas en tiempo y forma con el fin de conseguir un nivel relevante de convicción. La eutanasia, al servicio de la concepción de la persona según el grado de utilidad que presta el individuo, lógicamente procura sus tácticas bien escogidas y elaboradas, engendrando una mentalidad de un potencial pandémico infeccioso de la mayor gravedad, que hace especialmente urgente su prevención.
El Prof Gonzalo Herranz así nos alerta: "Las estrategias que vienen. El activismo pro eutanasia no renuncia a emplear todos los recursos para ganar adeptos. Le interesa hacernos creer que cuenta con un apoyo social mayoritario, y para ello nos presenta datos de muchas encuestas, de esas que hacen de sopetón a los transeúntes, con preguntas de respuesta de inducida, usando un lenguaje manipulado.
La manipulación del lenguaje es necesaria para cambiar el modo de pensar de la gente, pues sólo con palabras nuevas se pueden borrar los límites entre lo aceptable y lo repugnante. El eufemismo ha sido un recurso fijo en la promoción de la eutanasia. A las expresiones ya clásicas de “muerte compasiva”, “muerte con dignidad”, o “derecho a morir”, se han añadido fórmulas de apariencia atractiva e inocente, que convierten la eutanasia en “autoliberación”, “terapia terminal”, “suspensión benigna de la terapéutica”, “sobredosis legalmente prescrita”, “deshidratación como cura paliativa”, y muchas otras a las que se ha puesto la etiqueta de decisiones médicas en torno a la muerte. La eutanasia involuntaria, esto es dar muerte, sin su consentimiento a pacientes adultos y conscientes, se ha disfrazado de “acciones médicas sin petición explícita del paciente”.
… La Sociedad Holandesa de Médicos cambió su estrategia. Recomendó a sus miembros que no practiquen la eutanasia mediante procedimientos “rápidos”, que provocan la muerte en cosa de pocos minutos o pocas horas. Aconsejó, en su lugar, la sedación terminal, que inducen la muerte en tres o cuatro días, ya que, de acuerdo con la legislación local, no se consideraba eutanasia. Así, la eutanasia se veía libre de implicaciones legales.
Todas las tácticas no parecen haber ganado el corazón ni la cabeza de los médicos. El rechazo de la eutanasia por parte de las asociaciones médicas nacionales, con la excepción de las de Holanda y Bélgica, es muy enérgico y parece que destinado a durar mucho tiempo. Pero, para que haya eutanasia, hay que hacer cambiar a los médicos, se necesita su colaboración. Y, en efecto, los promotores de la eutanasia empiezan ya aplicar estrategias dirigidas a ciertos puntos sensibles de la profesión médica. Dicho sea de paso, son casi idénticas a las que aplicaron para despenalizar el aborto." Gonzalo Herranz "La metamorfosis del activismo pro eutanasia" Persona y Bioética, 2014, 22-23, pag 16-21.
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