Continuamos con la exposición del Prof. Herranz
Se puede decir que el principal origen del foco de infección de la eutanasia proviene de los Países Bajos. Su virulencia continúa en expansión. Llama poderosamente la atención que las autoridades sanitarias a nivel mundial no hayan activado todavía las alarmas con la fuerza que merece esta alerta de un poder contaminante, propagación y destructor de vidas, a corto y largo plazo, muy superior a muchas pandemias. Contra esta indiferencia tan clamorosa, constituye una importante defensa inmune mantenerse alerta y adecuadamente formado, además de dar plena cabida a los Cuidados Paliativos. Nos va la vida en el sentido más literal de la expresión.
Comenta el Prof Herranz: “En los Países Bajos, la practica de la eutanasia es expansiva. De año en año se le encuentran más aplicaciones. Lo afirman, además de los números, algunas sentencias judiciales y los relatos de los médicos:
-lo que sólo se autoriza por ley para quien la pide libre e insistentemente, se está aplicando a quien es incapaz de hacerlo: a neonatos malformados, a pacientes comatosos, a dementes seniles.
-lo que sólo se permite en enfermos terminales se aplica a niños con daño cerebral o a pacientes con depresión, a ancianos con pulmonía que viven solos.
…Los médicos no declaran, como es su deber, ni siquiera la mitad de las eutanasias que practican. De las que declaran, confiesan que el paciente interviene en el proceso de decidir al final de su vida en aproximadamente la mitad de sus casos, pues el 40% de ellos eso no es posible, a causa de la consciencia debilitada. Pero, y el dato es de 1995, al 10% de los pacientes cuya vida fue terminada por los médicos generales no se les invitó a participar, pudiendo hacerlo, en tan transcendente decisión: los médicos, por razones paternalistas, ponen fin a su vida sin advertírselo...
La experiencia holandesa muestra de modo evidente que, en materia de eutanasia, es imposible poner límites legales a los potenciales abusos, nacidos de la compasión de los médicos, de la fatiga de la familia, del desgaste de los mecanismos de control…
En el ambiente eutanásico, la compasión se desvirtúa, se vuelve visceral y termina por justificar conductas que ya no respetan el juicio objetivo y profesional del médico. La enseñanza principal que nos viene de la experiencia holandesa está en esta: que la eutanasia no completa la medicina, sino que la sustituye." Gonzalo Herranz "La metamorfosis del activismo pro eutanasia" Persona y Bioética, 2014, 22-23, pag 16-21.
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